«Fui testigo de la sustracción forzada de órganos en China», afirma exfuncionario del PCCh

En una entrevista exclusiva con El Debate, Du Wen, exfuncionario del Partido Comunista Chino (PCCh) y ahora residente en Bélgica, ha denunciado públicamente el tráfico de órganos forzado en las cárceles chinas, una práctica que alimenta el mercado negro internacional de órganos y el llamado «turismo de trasplantes».

Du Wen, que ahora trabaja como investigador sénior en una organización internacional de derechos humanos, ha ganado notoriedad en los últimos meses con su canal de YouTube, que ha alcanzado los 150.000 seguidores en solo nueve meses. Además, colabora con medios internacionales como New Tang, Dynasty Television, Radio Asia Libre y La Voz de América, mientras asesora legalmente a empresas internacionales.

El exfuncionario chino, quien se define como católico y afirma nunca haber sido comunista, relató cómo fue testigo de las prácticas inhumanas que ocurrían en las prisiones de Mongolia Interior, donde estuvo recluido entre 2010 y 2016. Durante su estancia en la Tercera Prisión Preventiva de Hohhot, Du fue testigo de al menos 32 ejecuciones de condenados a muerte, muchos de los cuales fueron víctimas de extracción forzada de órganos.

De la incredulidad a la certeza

El testimonio de Du Wen revela cómo inicialmente no creía en la existencia de esta práctica, considerada por muchos como un rumor sin fundamento. «Había oído hablar de la extracción de órganos hace mucho tiempo, pero sinceramente no lo creía. Pensaba que eran rumores sensacionalistas», explicó. Sin embargo, su perspectiva cambió drásticamente en 2011, cuando fue testigo de la ejecución de Lei Huodesheng, un prisionero condenado por defenderse de una agresión.

«Un oficial veterano me sugirió que su condena tan severa probablemente se debía a que sus órganos fueran compatibles con los de algún líder importante», relató. Tras la ejecución, un oficial le explicó que ya no se utilizaban drogas para matar a los condenados, porque los órganos se extraían mientras aún estaban vivos. «Les administraban un sedante, los llevaban cerca de un crematorio y extraían los órganos mientras seguían vivos, para luego incinerar el cuerpo», detalló Du Wen.

El negocio de los órganos en China

Du Wen también señaló la existencia de pruebas claras de la comercialización ilegal de órganos en China. En su relato, mencionó los anuncios de compra y suministro de órganos cercanos a hospitales de primer nivel en Beijing, donde se puede adquirir un órgano tras pagar un depósito. «Aseguran que, si el precio es lo suficientemente alto, pueden encontrar rápidamente un órgano compatible debido a su sistema de suministro de órganos vivos», contó.

«Los precios varían según la calidad del órgano», explicó Du. «Órganos de niños: más baratos, pero difíciles de conseguir. Órganos de personas mayores: generalmente más baratos. Y los de adultos jóvenes, entre 18 y 25 años, son los más caros», agregó.

Las víctimas del tráfico de órganos

A lo largo de su tiempo en prisión, Du Wen observó que los principales grupos víctimas de la extracción forzada de órganos eran los prisioneros condenados a muerte, jóvenes secuestrados y, particularmente, los practicantes de Falun Gong (también conocido como Falun Dafa), una disciplina espiritual que ha sido severamente perseguida por el régimen chino desde 1999.

«Los órganos de los practicantes de Falun Gong son altamente demandados. Son personas muy sanas, no fuman, no beben, no se alimentan de forma desordenada, y no dañan su cuerpo», explicó Du Wen, quien denunció que muchos de estos prisioneros fueron asesinados para extraerles los órganos y luego incinerar sus cuerpos.

La llamada a la comunidad internacional

Du Wen también hizo un llamado a la comunidad internacional para que se tome conciencia de la gravedad de la situación. «El Partido Comunista Chino (PCCh) es la organización política más malvada de la historia y uno de los mayores cánceres de la civilización», afirmó. «El mundo debe reaccionar con urgencia y determinación», agregó, señalando que la falta de una respuesta contundente a las violaciones de derechos humanos en China ha permitido que el régimen siga con sus abusos impunemente.

El exfuncionario también denunció las represalias a las que ha sido sometido tras dejar China y hablar públicamente sobre estos crímenes. «El Gobierno chino ha intentado sabotear mi trabajo en la Comisión Europea, y han amenazado a mi familia», contó Du Wen. A pesar de estas amenazas, él se muestra firme en su lucha por la justicia.

Hoy en día, Du Wen disfruta de libertad en Europa, pero no olvida las dificultades que ha enfrentado. «A pesar de todo esto, hoy tengo varios trabajos, buenos ingresos y disfruto de libertad. Estoy satisfecho y considero todo esto una bendición de Dios», concluyó.

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Celeste Caminos
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