Escándalo del «rastreador de zapatos» en China genera temor de sistema de vigilancia a nivel nacional

Un video viral ha causado conmoción en las redes sociales chinas después de que consumidores descubrieran dispositivos de rastreo integrados en las suelas de zapatos recién comprados. El video, publicado por el bloguero «Finance Cold Eye», muestra lo que parece ser un módulo electrónico oculto en el interior del zapato. En cuestión de horas, los espectadores afirmaron haber comenzado a revisar sus propias compras, y algunos informaron que contactaron inmediatamente a la policía tras encontrar dispositivos similares.
El bloguero cuestionó por qué se instalarían esos rastreadores en la etapa de fabricación y especuló que los dispositivos podrían usarse para monitorear grupos específicos, particularmente adolescentes y adultos jóvenes entre 16 y 22 años. También planteó la posibilidad de que alguien pudiera comprar deliberadamente estos zapatos para un individuo específico.
Paralelismos escalofriantes
A partir de las discusiones y la controversia en torno a la muerte del actor chino Yu Menglong, señaló que muchos internautas habían comentado sobre los zapatos inusualmente grandes que se vio usando al actor poco antes de su sospechosa muerte, lo que provocó especulaciones de que algo podría haber estado oculto dentro de ellos.
Yu Menglong, también conocido como Alan Yu, falleció tras caer misteriosamente de un rascacielos en Beijing el 11 de septiembre. Las autoridades cerraron el caso en 24 horas, dictaminándolo como una «caída accidental» tras una «noche de copas». Sin embargo, un creciente número de colegas de la industria, fans y defensores de los derechos humanos han pedido una investigación independiente, citando las sospechosas circunstancias que rodearon su muerte y la rápida represión del gobierno contra cualquiera que haya denunciado el caso.
Según el bloguero, ser rastreado es inherentemente peligroso, especialmente en un país donde las desapariciones se denuncian con frecuencia, pero rara vez se resuelven. Advirtió que quienes están detrás de dicha vigilancia «podrían estar buscando los órganos o incluso la vida de una persona», instando a los residentes del continente a mantenerse alerta y reportar cualquier actividad sospechosa a un compañero o familiar de confianza.
Una crisis de “jóvenes desaparecidos”
Los usuarios de redes sociales respondieron con una ola de indignación, humor negro y miedo, reflejando la creciente desconfianza del público hacia los extensos sistemas de vigilancia del PCCh. Algunos de los comentarios incluyeron:
- “Compra zapatos, consigue un rastreador; China vuelve a liderar el mundo”.
- Antes la vida era dura. Ahora sobrevivir es difícil.
- Los altos funcionarios necesitan la sangre de los jóvenes. Los rastrean por su número de calzado. Por eso desaparecen estos chicos.
- “Las élites del PCCh no se diferencian en nada de los caníbales: son aterradoras”.
- “El continente es la prisión del terror más grande del planeta”.
Otros atribuyeron la creciente crisis de jóvenes desaparecidos en China a la vigilancia integrada en los bienes de consumo cotidianos. «Los estudiantes y los jóvenes compran la mayoría de las zapatillas deportivas», escribió un comentarista. «No me extraña que tantos jóvenes desaparezcan y no se les encuentre. ¿No han visto los anuncios que compran sangre joven? Estos niños desaparecidos podrían ser el banco de sangre».
Algunos fueron aún más explícitos. «Todos los chinos están acabados. Solo son la fuente inagotable de partes humanas del PCCh», decía un comentario, y añadía: «Despierten y derroquen al régimen para proteger a sus familias». Otro usuario relacionó el incidente con Yu Menglong, señalando: «Le pusieron un rastreador en el cuerpo . Por eso no pudo escapar».
Vigilancia intrusiva
A medida que se difundía el video, comenzaron a circular en línea estrategias de supervivencia colaborativas. Algunos usuarios advirtieron que no se reportaran estos dispositivos a la policía local, alegando que hacerlo solo alertaría a las autoridades: «Si la señal desaparece repentinamente, podrían ir por ti».
En cambio, los internautas sugirieron investigar discretamente al fabricante o buscar maneras de mantener el dispositivo activo sin ponerse en peligro. Algunas tácticas incluían: atar el rastreador a un perro callejero, dejarlo en un autobús público, colocarlo en un coche compartido o sujetarlo a cualquier cosa que lo mantuviera en movimiento para que su operador no se diera cuenta de que lo habían descubierto.
Varios comentaristas relacionaron el incidente con controversias anteriores sobre vigilancia, en particular los “uniformes escolares inteligentes” equipados con chips de China.
Uniformes escolares con chip integrado
Durante la última década, varias regiones de China han probado uniformes escolares con tecnología RFID, diseñados para controlar la asistencia estudiantil y prevenir el ausentismo escolar y el acoso escolar. En 2018, las escuelas primarias de Guizhou y Guangxi implementaron uniformes con chips electrónicos cosidos en los hombros. El sistema detectaba automáticamente la entrada y salida de los estudiantes, mostrando su foto, nombre y clase en una pantalla en la sala de guardia. Los registros de asistencia se transmitían instantáneamente a profesores y padres.
Pero los uniformes estaban vinculados a una aplicación móvil que permitía a los educadores aprobar solicitudes de licencia y emitir anuncios, mientras que los padres podían ver cada compra que sus hijos hacían en la escuela.
En la Escuela Secundaria Renhuai n.º 11 de Guizhou, más de 800 estudiantes, según informes, usaban estos uniformes. El producto, desarrollado por Guizhou Guanyu Technology y lanzado en julio de 2017, se comercializó como una solución de «gestión de asistencia automatizada y sin complicaciones». La empresa afirmó haberlo instalado en escuelas de Guizhou, Fujian y Guangxi.
Preocupaciones interminables sobre la privacidad
Los materiales promocionales describían el sistema como una combinación de RFID, reconocimiento facial, transmisión inalámbrica y análisis de big data para rastrear los movimientos de los estudiantes en tiempo real. La plataforma New Intelligence Source, centrada en inteligencia artificial, cuestionó si dicho monitoreo violaba la privacidad de los estudiantes y si realmente beneficiaba su desarrollo.
Muchos internautas expresaron mayor preocupación, advirtiendo que la vigilancia constante podría exponer a los niños al secuestro o la explotación si los datos se filtraran o se usaran indebidamente. Otros argumentaron que los niños no son propiedad de sus padres ni del Estado, y no deberían estar sujetos a vigilancia constante.
La ansiedad pública se ha intensificado en los últimos años a medida que China informa del creciente número de niños y adolescentes desaparecidos. El resurgimiento del caso del «rastreador de zapatos» ha reavivado el temor de que los productos de consumo, antes considerados inofensivos, puedan ser ahora vectores de vigilancia intrusiva.
A medida que crece la especulación en línea, crece también la incertidumbre pública sobre la profundidad con la que la tecnología de vigilancia ha penetrado la vida cotidiana en China continental. Para muchos, el descubrimiento no representa solo otro escándalo de privacidad, sino una señal de alerta de una sociedad donde incluso las suelas de los zapatos pueden ser monitoreadas.
Por Cai Siyun








