Yu Menglong: Dentro del imperio de la sustracción de órganos de la élite china

El misterio en torno a la muerte del actor chino Yu Menglong ha tomado un cariz mucho más oscuro y siniestro. Ahora, pruebas y documentos filtrados por un denunciante vinculan al principal sospechoso, Ji Guangguang (alias Li Ming), con la red china de sustracción forzada de órganos, con profundas conexiones que, según se informa, llegan hasta el Hospital Xiangya n.º 2, una de las instituciones médicas más importantes de Hunan.

Las fuentes afirman que Ji supervisa un imperio de más de 677 empresas en la provincia de Hunan y que el sistema de trasplantes de Xiangya, completo con un helipuerto en la azotea, ha sido optimizado para la «logística de órganos» con el fin de acelerar el transporte de «órganos humanos recién extraídos».

Lazos de élite, riqueza oculta

El comentarista político Li Muyang citó recientemente una fuente confidencial que afirma que Ji Guangguang es nieto del ex primer ministro Li Peng, ampliamente condenado por su participación en la masacre de la Plaza de Tiananmén de 1989, e hijo de Li Xiaoyong. Se dice que archivos filtrados contienen el número de identificación nacional de Ji, su fecha de nacimiento y registros telefónicos, lo que lo vincula con el distrito de Boshan, Zibo, provincia de Shandong.

Ji supuestamente posee varios apartamentos de alta gama en el complejo residencial Sunshine Upper East Side de Beijing, incluido el apartamento 601 en el edificio 18, donde, según se informa, Yu Menglong fue arrojado a la muerte, así como la unidad 701 en el edificio 15.

Sin embargo, la afirmación más inquietante es la influencia directa de Ji sobre el Hospital Xiangya, al que múltiples fuentes acusan de ser cómplice del tráfico de órganos a gran escala bajo la apariencia de operaciones legítimas de trasplantes y atención médica.

Un denunciante silenciado

El 8 de mayo de 2024, el médico interno Luo Shuaiyu falleció al caer cerca del dormitorio del Hospital Xiangya n.º 2. Las autoridades dictaminaron que se trató de un suicidio, pero la familia de Luo insiste en que fue asesinado por revelar prácticas ilícitas de trasplantes dentro del centro.

Funcionarios del hospital presuntamente obligaron a su padre, Luo Fuxiang, a firmar un acuerdo de confidencialidad, ofreciendo ¥853,000 (aproximadamente USD $117,000) como compensación y la devolución de sus pertenencias. Cuando la familia examinó posteriormente la computadora portátil recuperada de Luo, descubrieron más de 11,000 páginas de documentos, con un peso de más de 8 kilogramos (16 libras), que detallaban:

  • “Listas de espera” en UCI mantenidas artificialmente
  • Declaraciones de muerte cerebral forzada para pacientes viables
  • Inyecciones sedantes para evitar el despertar antes de la extracción.
  • Extracción de órganos de donantes vivos
  • Grandes beneficios procedentes de trasplantes ilegales.

Luo había pasado tres años recopilando estas pruebas. Entre los hallazgos se encontraban transferencias bancarias sospechosas vinculadas a un cirujano del hospital, el Dr. Liu Xiangfeng, a quien Luo había denunciado repetidamente. Durante la investigación, el hospital transfirió ¥400,000 (aproximadamente USD $54,800) a la cuenta de Luo, lo que se cree que fue un soborno para comprar su silencio.

Un archivo de audio filtrado y publicado en Douyin reveló que la familia de Luo presentó 59 casos de trasplantes sospechosos a la Comisión Nacional de Salud de China. Entre ellos: una niña de 11 años llamada Wu Mouhong, traída por un hombre de apellido Xie que afirmaba ser su padre. Se le declaró con muerte cerebral en cuestión de horas, pero la incompatibilidad de su apellido y las circunstancias poco claras despertaron la alarma.

Otro donante pediátrico fue registrado en una comisaría como domicilio particular, lo que alimentó las sospechas de complicidad de las fuerzas del orden. «Obligaron a Luo a supervisar 12 trasplantes para implicarlo», dijo un usuario en redes sociales. «Cuando se negó, lo eliminaron».

Recopilación de datos a través del sistema escolar

Los archivos de Luo también implicaban a las escuelas en la cadena de suministro de órganos. Con el pretexto de realizar «exámenes de salud» rutinarios, las escuelas supuestamente recopilaban los grupos sanguíneos y los datos médicos de los estudiantes, que luego se utilizaban para una posible compatibilidad de órganos. «Nunca entendí por qué las escuelas insistían tanto en los exámenes de salud gratuitos», escribió un usuario de Weibo. «Ahora lo entiendo: manipulaban datos para un sistema más oscuro».

Tras presentar la evidencia a Beijing, la familia de Luo fue contactada, según informes, por agentes de seguridad de Hunan y Sichuan. Un alto cargo de la Oficina de Seguridad Nacional de Changsha supuestamente ofreció 15 millones de yenes (unos 2 millones de dólares estadounidenses) para comprar su silencio. La familia se negó.

Poco después, la policía exigió que borraran las publicaciones en línea, eliminaran los videos de YouTube y revelaran si se había compartido algún material con algún medio de comunicación extranjero.

Un ajuste de cuentas moral

Las redes sociales chinas estallaron de indignación:

  • “Los hospitales que se supone deben salvar vidas se han convertido en mataderos”.
  • “Estos monstruos extraen órganos de niños vivos”.
  • “Todo lo que dijo Falun Gong se está demostrando como cierto”.

Ante la creciente evidencia de sustracción forzada de órganos y los supuestos vínculos entre familias de la élite, el Hospital Xiangya e instituciones estatales, la ira pública está llegando a su punto álgido. Esto ya no es una simple especulación, señalan los analistas. Es un retrato de la brutalidad sistémica facilitada por el Estado, y un recordatorio de que cuando la medicina se convierte en una herramienta de opresión, toda vida a su paso corre peligro.

Por Cai Siyun

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Redacción Mundo Libre
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