Xi Jinping afirma que la reunificación de China con Taiwán es «inevitable»
Durante una reciente ceremonia para conmemorar el 130.° aniversario del nacimiento de Mao Zedong, el líder chino Xi Jinping proclamó la reunificación de Taiwán con China continental como una causa «inevitable y justa».
Este acto, celebrado en el Gran Salón del Pueblo el martes 26 de diciembre en la plaza de Tiananmen, sirvió no sólo de homenaje a la perdurable influencia de Mao, sino también de reafirmación de la controvertida agenda de reunificación de la nación.
Durante su discurso, Xi destacó el profundo impacto de las filosofías del fundador del Partido Comunista Chino (PCCh), describiéndolas como un «tesoro espiritual» que seguirá guiando las «acciones a largo plazo» de China.
El acto fue seguido de una tradición comunista que se repite una vez cada diez años: la reunión de los máximos dirigentes de la nación en el mausoleo de Mao. Encabezados por Xi, los miembros del Comité Permanente del Politburó (máximo órgano de gobierno chino) presentaron sus respetos inclinándose tres veces ante la estatua de mármol de Mao como gesto simbólico de reverencia y compromiso.
El líder chino, Xi Jinping, rinde homenaje bajo la lluvia durante una ceremonia por el 64.° aniversario de la fundación de la República Popular China en la plaza de Tiananmen el 1 de octubre de 2013 en Beijing, China. (Feng Li vía Getty Images)
Taiwán debe reunificarse
«Nuestra patria debe reunificarse, y seguramente se reunificará», dijo Xi durante su discurso, al tiempo que subrayaba su postura inquebrantable sobre la cuestión de Taiwán. Añadió además: «[Nos] oponemos firmemente a que alguien utilice cualquier medio para separar Taiwán de China».
La declaración, que llega en un momento crucial ante las elecciones generales de Taiwán previstas para el 13 de enero, tiene a Biejing en estado de alerta por la postura independentista de varios de los candidatos que compiten por la presidencia.
Formalmente conocida como República de China, Taiwán ha conservado su independencia de facto y su autogobierno. El Kuomintang (‘Partido Nacionalista Chino’) gobernó en su momento toda China antes de que los rebeldes comunistas tomaran el poder por la fuerza en China continental en 1949. Posteriormente, el partido nacionalista se refugió en Taiwán.
El entonces presidente de la Cámara de Representantes de EE. UU., Kevin McCarthy, con la presidente de Taiwán, Tsai Ing-wen, en la Biblioteca Presidencial Ronald Reagan en Simi Valley, California, el 5 de abril de 2023. (FREDERIC J. BROWN/AFP vía Getty Images)
Sin embargo, el PCCh considera cualquier apoyo o reconocimiento de Taiwán como un desafío directo a su soberanía e integridad territorial. En consecuencia, lleva mucho tiempo amenazando con utilizar la fuerza militar y otros medios para retomar y reunificar la isla autogobernada con China continental. También exige a todos los países que deseen mantener relaciones diplomáticas con Beijing que primero rompan cualquier vínculo con Taipéi, de acuerdo con su principio de ‘una sola China’.
En los últimos años, el PCCh ha incrementado sus actividades militares en torno a la isla y ha intensificado sus esfuerzos por aislar diplomáticamente a Taiwán del resto del mundo.
La ceremonia y el discurso recientes tienen lugar en un momento en el que China navega por un complejo panorama internacional, caracterizado por el aumento de las tensiones con Occidente y una economía nacional en crisis que afecta a sus sectores inmobiliario y bancario.
El énfasis de Xi en el fortalecimiento del PCCh para liderar los esfuerzos de modernización de China refleja su compromiso de mantener la relevancia del partido frente a estos desafíos: «[Debemos trabajar] para que nuestro partido se adhiera a su misión original… mantener la vitalidad y el vigor, y garantizar que nuestro partido nunca degenere, nunca cambie de color y nunca pierda su sabor».
Durante el discurso, Xi también se refirió al concepto de «modernización al estilo chino» (中国式现代化), un término muy utilizado por los medios de comunicación controlados por el Estado para describir el camino de China bajo su liderazgo. Contrastó este modelo con la modernización occidental presentándolo como una «forma totalmente nueva de civilización humana», superior a otras estructuras de gobierno.
El líder chino, Xi Jinping (arriba en el centro), saluda en una ceremonia por el centenario del Partido Comunista. (Kevin Frayer vía Getty Images)
Además de la ceremonia en Beijing, se celebraron decenas de homenajes por todo el país, entre ellos en Shaoshan, ciudad natal de Mao, en la provincia de Hunan, y en Jinggangshan, ciudad de la provincia de Jiangxi conocida como la «cuna de la revolución comunista».
Un legado de crueldad y muerte
El legado de Mao en China es profundamente complejo y controvertido, marcado tanto por su papel como líder como por ser el artífice de políticas que condujeron a la agitación y el sufrimiento generalizados. Su largo mandato, especialmente durante el Gran Salto Adelante y la Revolución Cultural, se caracterizó por experimentos sociales y económicos radicales que tuvieron consecuencias catastróficas.
La Revolución Cultural, que Mao lanzó en 1966, sumió a China en una década de agitación social y política. Aunque pretendía reforzar la ideología comunista purgando elementos de la cultura tradicional y capitalista, el movimiento derivó en un periodo de abusos generalizados y derramamiento de sangre.
Durante esta época, las autoridades comunistas persiguieron a intelectuales, enemigos políticos e innumerables ciudadanos de a pie. La caza de brujas se saldó con violencia, humillaciones y la destrucción de muchas reliquias, estructuras antiguas y patrimonio cultural. La época también fue testigo de una ruptura del orden social que infligió profundas cicatrices psicológicas y físicas en la sociedad china que perduran hasta nuestros días.
Aunque muchos chinos siguen venerando a Mao por su papel en la fundación de la República Popular China, su legado también está inextricablemente ligado a algunos de los capítulos más oscuros de la historia moderna del país.
Por Alina Wang