Venezuela ante posible acción militar de EE. UU.: filtraciones revelan planes de guerrilla y caos interno

A medida que Washington aumenta la presión sobre el régimen de Nicolás Maduro, los observadores se enfocan cada vez más en cómo podría reaccionar el estamento militar venezolano si EE. UU. usa la fuerza. El sábado 29 de noviembre, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó que el espacio aéreo de Venezuela y los cielos circundantes deben considerarse “completamente cerrados”, aunque no ofreció detalles.

El jueves, Trump declaró que Estados Unidos podría “pronto” comenzar ataques terrestres contra presuntos narcotraficantes venezolanos. Actualmente, las operaciones estadounidenses se enfocan principalmente en “narcoterroristas” en el mar. Washington acusa a Maduro de liderar una red de narcotráfico conocida como el Cartel de los Soles, que esta semana fue designada formalmente como organización terrorista extranjera por el gobierno estadounidense.

Una enorme brecha militar deja a Venezuela en desventaja

Reuters informa que varias fuentes familiarizadas con las capacidades de defensa de Venezuela aseguran que el país está dramáticamente superado por Estados Unidos y que su estructura militar se ha debilitado por el bajo nivel de entrenamiento, los salarios reducidos y el envejecimiento del equipamiento.

Desde que asumió en 2013, Maduro ha mantenido la lealtad militar otorgando altos cargos del Estado a oficiales de alto rango. Sin embargo, los soldados comunes reciben compensaciones extremadamente bajas —aproximadamente el equivalente a 100 dólares al mes, o cerca de una quinta parte de lo que necesita una familia promedio para cubrir gastos básicos, según estimaciones.

Algunas unidades ya han registrado deserciones, y las fuentes advierten que el problema podría agravarse si comienzan acciones militares de EE. UU. En los últimos años, la principal experiencia de las fuerzas armadas venezolanas ha consistido en reprimir protestas internas de civiles desarmados, más que en confrontar guerras convencionales externas.

Maduro ha afirmado que ocho millones de civiles participan en entrenamientos de milicia. Pero una fuente estima que, en un conflicto real, solo unos pocos miles —agentes de inteligencia, simpatizantes armados del partido gobernante y algunos milicianos— participarían efectivamente en operaciones defensivas.

En cuanto al equipamiento, Venezuela depende en gran medida de armas de fabricación rusa, muchas de las cuales llevan décadas en servicio y son consideradas deterioradas. Caracas compró alrededor de veinte aviones de combate Sukhoi en los años 2000, pero se consideran inferiores a los bombarderos B-2 de la Fuerza Aérea de EE. UU. La mayoría de los helicópteros, tanques y misiles portátiles rusos en uso también son modelos antiguos.

¿Cómo podría responder Venezuela?

Documentos revisados por Reuters y testimonios de varias fuentes indican que Venezuela planea responder a un ataque aéreo o asalto terrestre estadounidense mediante dos líneas principales: primero, una “resistencia prolongada” de estilo guerrillero; y segundo, generar caos para hacer que el país sea ingobernable.

El concepto de resistencia prolongada ha sido mencionado públicamente por altos funcionarios, aunque los detalles nunca se han divulgado. Según los documentos de planificación, la estrategia se basa en más de 280 pequeñas unidades militares distribuidas por todo el territorio, encargadas de realizar sabotajes y otras tácticas guerrilleras.

Venezuela ha desplegado alrededor de 5.000 misiles portátiles antiaéreos Igla de fabricación rusa, un sistema que Maduro elogió recientemente en la televisión nacional. Una fuente dijo que las órdenes permanentes instruyen a las unidades de combate a dispersarse y reubicarse de inmediato durante un ataque, para evitar convertirse en blancos concentrados.

La segunda estrategia, descrita como “desordenar” el país, nunca ha sido reconocida públicamente. Según las fuentes, se basa en los servicios de inteligencia y simpatizantes armados del partido gobernante para generar desorden a gran escala en Caracas, volviendo el Estado “ingobernable” y aumentando el costo y la dificultad de cualquier intervención extranjera.

Un panorama complejo de grupos armados

Más allá de las fuerzas militares y milicianas convencionales, en Venezuela operan otros actores armados.

En las regiones occidentales del país, siguen activos grupos guerrilleros colombianos. Estas zonas también son grandes áreas de cultivo de coca, la planta utilizada para producir cocaína.

Mientras tanto, grupos de simpatizantes del partido gobernante, conocidos como “organizaciones comunitarias”, suelen desplazarse en formaciones de motocicletas, enfrentándose a manifestantes durante protestas. A veces están armados y son considerados parte de la red paramilitar progubernamental.

Figuras de la oposición venezolana, ONG, el gobierno de EE. UU. y varios gobiernos latinoamericanos han acusado repetidamente al régimen de Maduro y a las fuerzas armadas venezolanas de colaborar con organizaciones de narcotráfico involucradas en violencia y actividades criminales.

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Redacción Mundo Libre
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