Una sustancia extraña, dos bielorrusos y una pelea: el misterioso caso en Argentina que requirió la intervención del FBI

Una extraña sustancia tiene a la Justicia, el FBI y la Interpol ocupados en la ciudad argentina de Mar del Plata. Apareció en el departamento de dos ciudadanos bielorrusos y su presentación es más que llamativa: trozos tipo ladrillos de color gris con incrustaciones de semillas amarronadas. A modo protocolar, el caso activó una alerta por posible vinculación con el terrorismo.

El misterio se remonta al 1° de febrero, cuando vecinos oyeron a dos hombres pelear y discutir, en un idioma inentendible, dentro de un departamento ubicado en calle La Rioja 2862 de la ciudad costera de Mar del Plata. Lo que era un operativo policial casi rutinario derivó en una señal de preocupación tanto para las autoridades argentinas como para las de Estados Unidos.

Después del llamado a la línea de emergencia, los uniformados calmaron a los agresores, identificados como los bielorrusos nacionalizados argentinos Aliaksadr Maskevich (33 años) y Mikhael Bilida (35). Uno portaba un cuchillo y el otro estaba herido en una pierna. Dijeron ser programadores de sistemas informáticos, con viajes a Rusia y previo ingreso al país por la Triple Frontera en el puente Tancredo Neves (frontera de Argentina, Brasil y Paraguay).

En el lugar, los policías hallaron dos armas de fuego, una computadora, marihuana y una bolsa pesada que contenía lo que parecía ser un tipo de droga con menor fama. De hecho, ya pasó un mes y no se identificó del todo qué es.

Tras la detención de los dos bielorrusos, la enigmática sustancia fue trasladada al laboratorio policial en la ciudad de La Plata para avanzar con las pruebas. No era un estupefaciente (el escenario más sencillo de descifrar) ni explosivos (el peor).

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De todos modos, días atrás, una comisión de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) y un funcionario del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) viajaron a Mar del Plata para examinar de cerca el terreno y evaluar la gravedad del caso. Fue entonces cuando confirmaron que los bielorrusos habían sido liberados, mientras la causa pasó al fuero federal. ¿La sorpresa más incómoda? El propietario del departamento donde los extranjeros se alojaban había tirado todas sus pertenencias a la basura, cuyo destino final se desconoce.

Asimismo, se encargó a Interpol verificar si alguno de los dos bielorrusos tenía vínculos con organizaciones criminales o terroristas y se notificó al Comando Tripartito a través del Departamento de Investigaciones Especiales NEA.

La piedra de la discordia: qué es esa sustancia hallada en Mar del Plata

De Maskevich y Bilida no se supo nada más. Es que la detención de los bielorrusos fue por unos días en la Unidad Penal N°44 de Batán, pero la fiscal María Isabel Sánchez definió darles la libertad. La única certeza es que contrataron una abogado particular de Mar del Plata para responder ante la Justicia.

Con un peso estimado en 8 kilogramos, la sustancia de la discordia estaba en trozos tipo ladrillos de color gris, algunos de ellos con incrustaciones de semillas amarronadas y dentro de bandejas de plástico como las que se utilizan para el traslado de almuerzos, indicó el diario local La Capital.

La División Cromatografía Gaseosa de la Superintendencia de la Policía Científica recibió en su laboratorio los 1.187 gramos de los pedazos con semillas y los 7.270 sin ellas. No son estupefacientes, pero hasta ahora los resultados muestran una amalgama de metales entre los que se destaca, por su rareza, el tantalio, usado en la industria electrónica y en las prótesis humanas, aunque también, en menor medida, en proyectiles perforantes debido a su alta densidad y capacidad para mejorar la penetración en blindajes.

Una computadora y dos teléfonos móviles son los elementos cruciales para recolectar información y darle sentido a lo que sea que manipulaban estos dos sujetos, investigados por una posible violación al artículo 306 del Código Penal argentino, donde se reprime con prisión y multa a quien “directa o indirectamente recolectare o proveyere bienes u otros activos, de fuente lícita o ilícita, con la intención de que se utilicen, o a sabiendas de que serán utilizados”, por ejemplo, para armas de destrucción.

Fuente: Bio Bio Chile