Trump retira a EE. UU. de la UNESCO por “sesgo antiestadounidense y antiisraelí”

El presidente Donald Trump anunció una vez más la retirada de Estados Unidos de la UNESCO, la agencia cultural de las Naciones Unidas, alegando un «claro sesgo antiestadounidense y antiisraelí» y acusando al organismo de promover causas ideológicas alejadas de los intereses nacionales y valores del pueblo estadounidense.
“Este presidente siempre pondrá a Estados Unidos en primer lugar y se asegurará de que nuestra participación en organizaciones internacionales esté alineada con nuestros intereses nacionales”, declaró Anna Kelly, portavoz adjunta de la Casa Blanca.
La decisión reaviva una postura que Trump ya había adoptado durante su presidencia en 2017, y que encuentra antecedentes aún más atrás, cuando Ronald Reagan tomó una medida similar en 1983. En ambas ocasiones, se cuestionaron los mismos problemas: politización excesiva, hostilidad hacia valores democráticos y crecimiento presupuestario sin control.
Críticas al sesgo ideológico y cultural
Entre los motivos recientes de la retirada, la administración Trump señaló el respaldo de la UNESCO a una serie de iniciativas sociales y culturales calificadas como “divisivas” y orientadas por una agenda progresista.
Entre ellas, se menciona el «Anti-Racism Toolkit» de 2023, que instaba a los Estados miembros a adoptar políticas de “justicia social” y competir por ser referentes en activismo antirracista, y el programa de 2024 “Transforming MEN’talities”, orientado a “reformar la forma en que los hombres piensan sobre temas de género” y a “desconstruir normas culturales perjudiciales”.
La organización incluso ha promovido el uso de videojuegos para influir en estereotipos de género y fomentar “conductas antidiscriminatorias”, según declaraciones de la directora adjunta para Ciencias Sociales, Gabriela Ramos.
Para la administración Trump, estas políticas se alejan de los valores comunes de la sociedad estadounidense y representan un uso impropio del mandato original de la UNESCO, que debía centrarse en la cooperación científica, educativa y cultural, no en promover agendas ideológicas.
Acusaciones de antisemitismo y sesgo contra Israel
Otro punto central en la decisión fue la postura sistemática de la UNESCO contra el Estado de Israel. Según la Casa Blanca, la organización ha utilizado su Consejo Ejecutivo para imponer resoluciones que minimizan la conexión histórica del pueblo judío con sus sitios sagrados, como Jerusalén y Hebrón, y ha llegado a calificar lugares del judaísmo como “patrimonio palestino”, ignorando deliberadamente las raíces históricas judías.
Además, se denunció que el lenguaje adoptado por la UNESCO suele referirse a Palestina como “territorio ocupado” y condena abiertamente las operaciones israelíes en Gaza, sin hacer mención al control autoritario de Hamas, organización calificada como terrorista por varios países occidentales.
China y su influencia creciente
La retirada también apunta a la creciente influencia de China en la organización. Actualmente, Beijing es el segundo mayor contribuyente financiero de la UNESCO y ocupa cargos clave, como el de subdirector general, en manos del funcionario chino Xing Qu.
Desde la administración Trump se acusa al Partido Comunista Chino de utilizar su poder dentro del organismo para moldear narrativas históricas, especialmente aquellas relacionadas con minorías étnicas como los uigures musulmanes, cuya represión ha sido ampliamente documentada pero que, según se denuncia, es minimizada dentro de los programas culturales de la UNESCO.
“China ha utilizado su influencia en la UNESCO para imponer estándares globales que favorecen sus intereses”, dijo un alto funcionario estadounidense.
Antecedentes y la postura de Biden
La relación de EE. UU. con la UNESCO ha sido históricamente conflictiva. En 2011, durante la presidencia de Barack Obama, Estados Unidos suspendió su financiación tras la aceptación de Palestina como miembro pleno. En 2023, el presidente Joe Biden decidió reincorporar al país a la organización, con el argumento de que era necesario contrarrestar la influencia de China “desde adentro”.
Además, Biden se comprometió a saldar más de 600 millones de dólares en cuotas atrasadas, lo que generó críticas desde sectores que consideraban que Estados Unidos estaba subvencionando una estructura opaca e ideologizada.
La decisión del presidente Trump de retirar nuevamente a Estados Unidos de la UNESCO refleja una postura de defensa de la soberanía nacional y de rechazo a estructuras globales que, según él, ya no sirven al interés estadounidense. El retorno a una política de “América Primero” subraya su intención de desmarcarse de organismos que, en su visión, han sido cooptados por intereses ideológicos, influencias extranjeras y narrativas contrarias a los valores democráticos y occidentales.
Mientras el debate continúa, la salida de EE. UU. plantea interrogantes sobre el futuro de la UNESCO, su credibilidad internacional y el rumbo que tomará frente a los cuestionamientos sobre imparcialidad, politización y transparencia.