Trump gira la política exterior: América como prioridad estratégica y cierre a interferencias europeas, chinas y árabes

Estados Unidos divulgó el documento más esperado del año: la nueva Estrategia de Seguridad Nacional del presidente Donald Trump. Y su mensaje central no deja lugar a dudas: para Washington, el continente americano vuelve a ser el corazón absoluto de la política exterior y de defensa. En el texto, la Casa Blanca anuncia que Estados Unidos “afirmará y hará cumplir un Corolario Trump a la Doctrina Monroe”, dejando en claro que no permitirá interferencias europeas, chinas, rusas ni de ningún actor extracontinental. En otras palabras: América es su casa, y su control estratégico vuelve a extenderse desde Alaska hasta Ushuaia.
La estrategia rompe explícitamente con la visión internacionalista de administraciones anteriores. Trump descarta la filosofía de que Estados Unidos debe “velar por la democracia en todo el mundo”, un enfoque que —según el texto— llevó al país a guerras interminables en Libia, Siria, Irak o Ucrania mientras China expandía su influencia económica en América Latina. Esa etapa, afirma el documento, “está terminada”. En su lugar, la Casa Blanca adopta un enfoque directo: cerrar filas en el continente y levantar una “cortina de oro” que proteja a la región de potencias externas, ya sea por influencia militar, diplomática o económica.
El Hemisferio Occidental, prioridad absoluta
La nueva estrategia ubica al hemisferio como la prioridad número uno de la política de seguridad nacional. Washington exige que los gobiernos de la región cooperen contra carteles, narcoterrorismo y crimen organizado, y que mantengan sus territorios libres de infraestructura crítica controlada por actores extranjeros. Por primera vez en un documento oficial de este tipo, se anuncia un “reajuste de la presencia militar global”, alejándose de teatros que “han perdido relevancia” y concentrándose en amenazas dentro del continente.
En la práctica, el Pentágono abre la puerta a redirigir recursos militares actualmente desplegados en Europa, Oriente Medio o el Indo-Pacífico para reforzar su rol estratégico en América.
Una redefinición del rol de China
El giro también impacta en la posición estadounidense respecto de China. Por primera vez en más de dos décadas, Pekín deja de ser descrito como “el desafío más importante” o “la principal amenaza estratégica”. El documento relega a China al cuarto lugar de prioridades, detrás de:
- Seguridad interna y fronteras.
- Control del Hemisferio Occidental.
- Seguridad económica y reindustrialización.
- Competencia con China.
El texto reconoce que la disputa con China es sobre todo económica, vinculada a cadenas de suministro y tecnología, y abandona por completo el lenguaje ideológico de la era Biden: no hay menciones a “democracias vs. autocracias” ni a cruzadas por valores. Trump afirma que su política exterior ya no está “basada en ideologías tradicionales”, y que Estados Unidos buscará “buenas relaciones” incluso con países cuyos sistemas políticos difieran del estadounidense.
El documento también admite, de forma inusual, la posibilidad de que Estados Unidos ya no mantenga superioridad militar sobre China en un eventual conflicto por Taiwán.
Fin del globalismo y regreso al realismo duro
La nueva doctrina declara oficialmente muerto el internacionalismo liberal que durante décadas guió a Washington. Trump plantea un enfoque “pragmático, realista y centrado en intereses nacionales”, donde la fuerza militar sirve principalmente como disuasión y la intervención extranjera deja de ser una herramienta de uso frecuente.
A ello se suma un énfasis decisivo en la seguridad fronteriza, considerada ahora “el elemento primordial de la seguridad nacional”, y la necesidad de terminar con “la era de la migración masiva”.
Europa en segundo plano
Europa también recibe un tirón de orejas. El documento alerta sobre un “borrado civilizacional” en el continente, aludiendo a la crisis demográfica, la inmigración masiva, la pérdida de confianza cultural y el avance de organismos transnacionales que “erosionan la soberanía”. Se trata del análisis más crítico hacia Europa que haya aparecido en un documento estratégico estadounidense en tiempos recientes.
Una declaración de prioridades
La nueva Estrategia de Seguridad Nacional marca un punto de inflexión:
Estados Unidos abandona su rol de garante global y concentra su poder en proteger su territorio, su economía y su hemisferio.
Con su “Corolario Trump” a la Doctrina Monroe, la administración estadounidense anuncia un regreso a los principios geopolíticos más clásicos:
América para los americanos.








