Trump tilda a los molinos de viento como una “estafa”, mientras critica su fabricación en China
Durante una rueda de prensa junto a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el presidente Donald Trump lanzó un duro discurso contra la energía eólica, a la que calificó como “la gran estafa ambiental de nuestro tiempo”.
El mandatario estadounidense se mostró particularmente indignado por la presencia de molinos de viento visibles desde su campo de golf en Turnberry, Escocia. “Destruyen nuestras vistas, nuestras praderas, nuestros océanos. ¿Cómo puede alguien decir que eso es energía limpia?”, exclamó. Desde el hoyo 18 de su club, apuntó hacia un grupo de turbinas en el horizonte y preguntó: “¿No es una vergüenza?”
Trump aseguró que, bajo su administración, Estados Unidos no permitirá nuevas instalaciones de energía eólica. “Nos están matando. Es la forma más cara de energía. Y lo peor: casi todos los molinos están hechos en China”, denunció. Según el presidente, las turbinas tienen una vida útil muy corta —“ocho años, luego se oxidan”— y afirmó que su desecho contamina aún más el ambiente: “Cavan enormes hoyos en la tierra y entierran esas aspas de fibra de vidrio. Es una locura”.
Otro de los argumentos de Trump fue el impacto de los molinos sobre la fauna. Aseguró que estas estructuras “matan aves” y que su presencia en el océano afecta a los cetáceos. “En Massachusetts solíamos tener una o dos ballenas varadas cada 20 años. Ahora van 18 en poco tiempo. Los molinos las están volviendo locas”, dijo.
La presidenta von der Leyen no respondió a los comentarios del mandatario estadounidense, y la conferencia continuó enfocada en el acuerdo comercial en discusión entre EE. UU. y la Unión Europea.
La crítica de Trump a la energía eólica no es nueva, pero el tono y contenido de sus declaraciones en Escocia dejaron en claro que esta tecnología seguirá siendo un blanco de su segundo mandato. Para Trump, los molinos no solo son inútiles y feos: representan una “estafa financiada por contribuyentes” y un símbolo de la dependencia industrial de China. “Nos quieren vender esta mentira verde mientras destruyen todo lo que tenemos. No lo vamos a permitir”, concluyó.
