Trump arremete contra la Corte Suprema por bloquear deportaciones: “intimidados por la izquierda radical”

El presidente Donald Trump expresó su frustración en Truth Social tras la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos de suspender la deportación de supuestos pandilleros venezolanos, un fallo que obstaculiza su agenda migratoria. La medida, basada en la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, pretendía trasladar a los detenidos desde Texas a una prisión en El Salvador, pero el máximo tribunal intervino el pasado sábado, generando un nuevo capítulo de tensiones entre el Ejecutivo y el Poder Judicial.
El fallo de la Corte Suprema
La Corte Suprema, en un fallo sin firma, ordenó al gobierno “no expulsar de Estados Unidos a ningún miembro de la presunta clase de detenidos hasta nueva orden de este Tribunal”. Solo los jueces Clarence Thomas y Samuel Alito manifestaron su desacuerdo público con la decisión. El bloqueo responde a cuestionamientos sobre la legalidad y el procedimiento de las deportaciones, un pilar clave de la política de Trump en su segundo mandato.
El presidente no tardó en reaccionar, acusando a los tribunales, incluida la Corte Suprema, de “jugar a ser árbitros” y ceder a presiones de la “izquierda radical”. En su publicación en Truth Social, Trump defendió su mandato: “Estoy haciendo aquello para lo que me eligieron, expulsar a los criminales de nuestro país, pero parece que los tribunales no quieren que lo haga. Mi equipo es fantástico, haciendo un trabajo increíble, sin embargo, están siendo obstaculizados en todo momento, incluso por el Tribunal Supremo de EE.UU., por el que tengo un gran respeto, pero que al parecer no quiere que envíe a los criminales violentos y terroristas de vuelta a Venezuela, o cualquier otro país, para el caso – ¡Gente que vino aquí ilegalmente!”.
Una crítica al Sistema Judicial
Trump argumentó que las trabas judiciales amenazan la seguridad nacional. “Si no sacamos a estos criminales de nuestro país, ya no vamos a tener País”, afirmó, destacando la impracticabilidad de someter a cientos de miles de inmigrantes ilegales a juicios individuales. “Necesitaríamos cientos de miles de juicios para los cientos de miles de ilegales que estamos echando del país. Tal cosa no es posible de hacer. En qué ridícula situación nos encontramos. ¡MAKE AMERICA GREAT AGAIN!”, sentenció.
El enfrentamiento con el Poder Judicial no es nuevo. En marzo de 2025, Trump protagonizó un cruce con el presidente de la Corte Suprema, John Roberts, tras sugerir la destitución de jueces de distrito que fallaran en contra de sus políticas. Roberts, en una rara declaración pública, defendió la independencia judicial: “Durante más de dos siglos, se ha establecido que el juicio político no es una respuesta apropiada al desacuerdo relativo a una decisión judicial. El proceso normal de revisión de apelación existe para ese propósito”. Las palabras de Roberts desataron críticas de figuras conservadoras como Charlie Kirk, Newt Gingrich y Mike Flynn, quienes acusaron al juez de debilitar la agenda de Trump.
Un debate que polariza
El bloqueo de las deportaciones reaviva el debate sobre la inmigración, un tema central en la campaña y el gobierno de Trump. Mientras el presidente insiste en la necesidad de medidas expeditivas para expulsar a quienes considera “criminales violentos”, sus detractores argumentan que las deportaciones masivas bajo la Ley de Enemigos Extranjeros podrían violar derechos fundamentales y carecer de debido proceso.
La tensión entre Trump y la Corte Suprema refleja un choque más amplio entre el Ejecutivo y las instituciones judiciales, con implicaciones para el futuro de su agenda. Por ahora, el presidente mantiene su retórica combativa, apelando a su base con el mensaje de que solo él puede “hacer a América grande otra vez” frente a un sistema que, según él, está diseñado para frenarlo.