Trump advierte que podría atacar cualquier país que envíe drogas a EEUU y sugiere a Colombia como otro blanco
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó durante una reunión con su Gabinete en la Casa Blanca que cualquier nación que produzca o trafique drogas hacia territorio estadounidense “está sujeta a ataques”, en el marco de la estrategia de Washington para combatir a los cárteles internacionales.
En sus declaraciones, Trump mencionó que estas operaciones podrían abarcar a varios países de la región, incluyendo a Colombia y Venezuela. Sobre Colombia, señaló su preocupación por la producción de cocaína y el impacto que esta tiene en Estados Unidos.
Trump reiteró que las acciones contra organizaciones criminales que operan dentro de Venezuela comenzarían “muy pronto”. Sostuvo que, aunque “Venezuela ha sido peor que la mayoría”, existen otros países desde los cuales también se envían cargamentos de droga hacia Estados Unidos.
La ampliación de estas operaciones implicaría extender la misión militar “Lanza del Sur”, activa desde septiembre. Según el Pentágono, la operación ya ha resultado en la destrucción de 21 embarcaciones sospechosas en el Caribe y el Pacífico oriental, con 82 tripulantes fallecidos en esos incidentes.
El despliegue naval estadounidense en el Caribe es uno de los más amplios de las últimas décadas y ha incrementado la presión sobre el gobierno de Nicolás Maduro. Washington mantiene la designación del llamado Cártel de los Soles como organización terrorista extranjera.
En octubre, Trump también cuestionó la estrategia antidrogas del presidente colombiano, Gustavo Petro, a quien acusó de no actuar con la firmeza necesaria. En respuesta, Petro rechazó las acusaciones, calificó de injustificadas las críticas y objetó la presencia militar estadounidense en la región, señalando que algunas operaciones se realizaron cerca de aguas colombianas.
Ante su Gabinete, Trump defendió la autoridad de Estados Unidos para actuar contra lo que describió como una “ola de drogas” que afecta al país. Su administración sostiene que las medidas militares continúan siendo una herramienta clave de la política antidrogas estadounidense.
