Tragedia aérea en Brasil: «No lo etiqueten de accidente», dice la madre una víctima

Un vuelo comercial que se dirigía a São Paulo desde Cascavel, en el estado de Paraná, se estrelló el 9 de agosto de 2024 en Vinhedo, aproximadamente a 80 kilómetros al noroeste de São Paulo. El accidente, que involucró a un avión ATR-72 turbohélice, ocurrió alrededor de las 13:30 hora local, dejando un saldo de 62 víctimas fatales.

Entre los pasajeros fallecidos se encontraba la doctora Arianne Albuquerque Estevan Risso, de 34 años, quien viajaba junto a otros colegas para asistir a una conferencia de oncología. Arianne, originaria de Cuiabá, en el estado de Mato Grosso, soñaba con convertirse en oncóloga.

La madre de Arianne, Fatima Albuquerque, expresó su dolor y determinación en una declaración a los medios de comunicación el domingo fuera del Instituto Oscar Freire en São Paulo. «Vi a mi hija arder en vivo por televisión, una madre viendo el avión en llamas con mi hija dentro. No puede haber mayor dolor para una madre», compartió Albuquerque, visiblemente conmovida.

La Fuerza Aérea brasileña informó que los pilotos no reportaron ninguna emergencia ni condiciones climáticas adversas antes del accidente, lo que aumenta las interrogantes sobre las causas de la tragedia.

Sin embargo, Albuquerque hizo un llamado a no catalogar lo sucedido como un simple accidente: «Esto no fue un accidente, no lo etiqueten como un accidente, no usen esa narrativa».

«Voy a luchar. Mientras tenga vida, voy a luchar, porque sé que ella estaría luchando si yo hubiera sido la víctima», afirmó Albuquerque.

Ella, junto con otros familiares de las víctimas, acudió al Instituto Oscar Freire a petición de las autoridades para proporcionar muestras de ADN e información que ayude en la identificación de los cuerpos. «Tuve que dar una muestra de ADN para la identificación de mi hija y no sé en qué estado la encontrarán», comentó la madre.

La tragedia ha conmocionado a la comunidad médica brasileña, ya que varios de los pasajeros eran profesionales de la salud que se dirigían a un evento científico.

El Instituto Oscar Freire se convirtió en el centro de operaciones para la identificación de las víctimas. Vehículos y autobuses entraban y salían del recinto, transportando a familiares y autoridades involucradas en el proceso de reconocimiento.

Con información de Reuters

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Redacción Mundo Libre
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