Tormenta de viento mortal en la provincia china de Jiangxi expone un importante escándalo de corrupción
En las primeras horas del 31 de marzo, una tormenta de viento devastadora azotó Nanchang, una ciudad ubicada en la provincia de Jiangxi, en el sureste de China. La fuerza de la tormenta fue tan poderosa que se cobró cuatro vidas e hirió al menos a otras diez personas. También arrancó a tres de las víctimas de sus apartamentos y arrancó de raíz más de 1600 árboles que se interponían en su camino.
Pero ahora que Nanchang se recupera de las secuelas de la tormenta, el trágico incidente ha expuesto lo que se describe como el “mayor caso de corrupción” en la provincia de Jiangxi.
La tormenta no solo puso de relieve las vulnerabilidades de la infraestructura de la ciudad, sino que también reveló capas de un problema más profundo que aqueja a la región: la corrupción generalizada vinculada a la construcción y los desarrollos urbanos en el área.
La integridad del edificio en cuestión
Los vientos de la tormenta fueron tan intensos que no solo rompieron ventanas y derribaron líneas eléctricas, sino que también desplazaron cuadros, arrastraron artículos del hogar e incluso derribaron componentes estructurales como soportes de acero inoxidable incrustados en las paredes.
En medio del caos y la destrucción, los miembros de la comunidad comenzaron a cuestionar la calidad de la construcción de sus edificios. La fuerza del viento que volaba ventanas y puertas provocó una protesta pública por las normas de construcción, y muchos señalaron que los “materiales de calidad inferior” y las prácticas de construcción eran factores que contribuyeron a la magnitud del daño.
Entre los fallecidos se encontraba una abuela y su nieto de 11 años que fueron arrastrados por la tormenta mientras dormían en su casa. Otra víctima, un residente del piso 11 de 60 años, corrió una suerte similar.
El incidente también arrojó luz sobre quejas de larga data sobre la seguridad y la integridad de los desarrollos habitacionales en la región.
Una investigación más profunda sobre las secuelas de la tormenta llamó la atención sobre el complejo residencial Wei Meng Qing Shui Bay, donde vivían las víctimas. El desarrollo, que fue construido por Nanchang Haojia Industry Co. , Ltd, parte del Grupo Wei Meng, se completó en 2015. A lo largo de los años, se han presentado numerosas quejas contra la calidad de la construcción y los materiales utilizados en el edificio.
Según informes locales, los residentes del complejo habían expresado repetidamente su preocupación por la calidad de los edificios y los estándares de seguridad de sus casas. Las quejas abarcaban desde problemas menores como acabados deficientes y goteras hasta riesgos graves para la seguridad (incluidas grietas en las paredes estructurales) y ventanas y balcones que no podían soportar fuertes vientos.
Una embrollada red de mentiras
La atención puesta en la bahía de Wei Meng Qing Shui y su desarrollador reveló una maraña de prácticas de construcción cuestionables, normas de seguridad falsas, sobornos y corrupción.
Li Mengping fundó Wei Meng Group, una destacada empresa local con una cartera diversificada que incluye bienes raíces y minería. Li (y por extensión el Grupo Wei Meng) ha estado implicado en un importante caso de corrupción, en el que Li Mengping cumple una pena de prisión por soborno.
El caso, que fue parte de una campaña más amplia contra la corrupción en Jiangxi, puso de relieve el soborno y la corrupción generalizados en varios contratos gubernamentales y proyectos de desarrollo. La tormenta de viento en Nanchang también provocó un examen de los permisos de construcción y los registros de inspección del Grupo Wei Meng.
Además, el gobierno central chino lleva años librando una campaña “anticorrupción” de alto perfil dirigida a funcionarios corruptos en todos los niveles del gobierno. Aunque la campaña ha dado lugar a varios arrestos y procesamientos de alto perfil, la práctica del soborno y el fraude continúa proliferando en varios sectores.
El panorama económico actual de China está empañado por rígidas presiones deflacionarias, el empeoramiento de las crisis inmobiliaria y bancaria y una débil demanda interna, todo lo cual está obstaculizando la actividad económica y la confianza de los inversores.
Corrupción rampante
A medida que la ciudad de Nanchang comienza a recuperarse del daño físico causado por la tormenta, las revelaciones de corrupción han encendido un discurso más amplio sobre la rendición de cuentas, la transparencia y la necesidad de una aplicación rigurosa de los códigos y normas de construcción.
Según un estudio del Chicago Booth Review, el rápido crecimiento y la urbanización de China, impulsados por un mercado inmobiliario en auge y considerables inversiones en infraestructura, han creado varias oportunidades para prácticas corruptas. Estos incluyen soborno, malversación de fondos públicos y colusión entre funcionarios gubernamentales y entidades comerciales para obtener contratos y aprobaciones de proyectos sin tener en cuenta los requisitos legales y reglamentarios.
“Las empresas privadas tienen éxito en China al obtener un trato especial de un líder político local, que les permite romper las reglas formales u obtener un acceso favorable a los recursos. Esta práctica es común en países con instituciones formales deficientes, y China no es diferente”, concluye el estudio.
En respuesta al desastre y la protesta pública que ha generado, se ha pedido una investigación exhaustiva, no solo de los incidentes específicos en el complejo de la bahía Wei Meng Qing Shui, sino de las prácticas del Grupo Wei Meng y sus afiliados en su conjunto.
Esto incluiría un escrutinio de los permisos de construcción, los registros de inspección y los materiales utilizados en la construcción. También existe una creciente demanda de rendición de cuentas y, tanto los residentes como los observadores, insisten en que los responsables de negligencia o corrupción den explicaciones.
Fuente: Vision Times