Tokio reduce la semana laboral a cuatro días: esta es la preocupante razón
En un esfuerzo por revertir la alarmante disminución de la natalidad, el Gobierno Metropolitano de Tokio ha anunciado la implementación de una semana laboral de cuatro días para los empleados públicos, a partir de abril de 2025.
La gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, presentó esta iniciativa con el objetivo de mejorar la conciliación entre la vida laboral y familiar, permitiendo a los trabajadores disponer de más tiempo para el cuidado de sus hijos y fomentando así el aumento de la tasa de natalidad.
Japón enfrenta una de las crisis demográficas más graves del mundo. En 2023, el país registró 727.277 nacimientos, la cifra más baja desde que se tienen registros, con una tasa de fertilidad de 1,20 hijos por mujer, muy por debajo del nivel de reemplazo generacional estimado en 2,1.
La medida permitirá a los empleados públicos de Tokio ajustar sus horarios para disfrutar de un día libre adicional cada semana, manteniendo un total de 155 horas laborales al mes. Se espera que esta flexibilidad facilite la crianza de los hijos y anime a las parejas a tener más descendencia.
Además de la reducción de la semana laboral, el gobierno de Tokio ha implementado otras iniciativas para enfrentar la baja natalidad, como el lanzamiento de una aplicación de citas en 2024, diseñada para ayudar a las personas a encontrar parejas con intenciones serias de matrimonio y formación de familia.
La iniciativa de Tokio se suma a programas similares en otras prefecturas y ciudades de Japón, que también han adoptado semanas laborales reducidas para sus empleados públicos, con el objetivo de crear un entorno laboral más inclusivo y propicio para la formación de familias.
A nivel internacional, países como Bélgica, Islandia y España han experimentado con la semana laboral de cuatro días, reportando beneficios como un mejor equilibrio entre la vida personal y profesional, reducción del estrés laboral y aumento de la productividad.
Sin embargo, la arraigada cultura laboral japonesa, caracterizada por largas jornadas y dedicación extrema al trabajo, podría representar un desafío para la implementación efectiva de esta medida.