Tensión en Israel: la propuesta de Trump para poner fin a la guerra en Gaza divide al gobierno de Netanyahu

Una fuerte división ha surgido dentro del gobierno israelí liderado por Benjamin Netanyahu a raíz del plan impulsado por el presidente estadounidense Donald Trump para poner fin a la guerra en Gaza. El primer ministro enfrenta presiones desde Washington para aceptar la propuesta, mientras que parte de sus aliados más nacionalistas amenazan con romper la coalición si el plan avanza.
El proyecto, conocido como el Plan Trump para Gaza, busca lograr una salida política al conflicto tras dos años de enfrentamientos. El documento de 20 puntos plantea la desmilitarización total del enclave, excluye al grupo terrorista Hamás de cualquier papel gubernamental futuro y abre la puerta a que sus miembros permanezcan en Gaza solo si renuncian a la violencia y entregan las armas.
Trump ha insistido en detener los bombardeos sobre Gaza para facilitar negociaciones indirectas entre Israel y Hamás en Sharm el-Sheikh, Egipto. La primera fase contempla el intercambio de rehenes israelíes por prisioneros palestinos, seguida de un proceso de desarme y seguridad supervisado.
Hamás respondió con cautela, mostrando disposición a negociar la liberación de los rehenes y a integrarse en un “marco nacional palestino”. Sin embargo, la posibilidad de que la organización conserve presencia política desató el rechazo de figuras clave dentro del gabinete israelí.
El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, advirtió que no aceptará “bajo ninguna circunstancia” que Hamás vuelva a tener influencia. “No seremos parte de un escenario donde el grupo que trajo la mayor tragedia a Israel pueda revivir”, afirmó, amenazando con abandonar el gobierno.
En la misma línea, el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, calificó como un “grave error” pausar las operaciones militares, asegurando que tal decisión debilitaría la posición de Israel y frustraría los objetivos de eliminar a Hamás y liberar a los cautivos.
La tensión ha colocado a Netanyahu en una encrucijada política. Si cede ante las demandas de Washington y acepta el plan, podría perder el apoyo de sus socios más duros y ver desintegrarse su coalición antes de las elecciones previstas para 2026. Pero si prolonga el conflicto, aumentará la presión interna de las familias de los rehenes y el cansancio social ante la guerra.
A nivel internacional, el desenlace también es clave para los esfuerzos de Trump en ampliar los Acuerdos de Abraham, que buscan normalizar las relaciones de Israel con más países árabes y musulmanes. Arabia Saudita ha reiterado que no avanzará en ese proceso mientras continúe la guerra y no exista una hoja de ruta hacia la creación de un Estado palestino.
Por ahora, el gobierno israelí niega que exista un alto el fuego formal, aunque reconoció que se han detenido algunos bombardeos. “No hay cese del fuego. Las operaciones continúan por motivos defensivos”, señaló la portavoz Shosh Bedrosian.
Según el analista político Mitchell Barak, antiguo colaborador de Netanyahu, el gobierno podría estar entrando en una fase de agotamiento político. “Es probable que se acerque su fin, aunque no necesariamente de inmediato. Los aliados de Netanyahu tienen pocas alternativas y la oposición, en cambio, respalda el plan de Trump”, explicó.
El líder opositor Yair Lapid incluso ofreció apoyo temporal al gobierno para evitar su caída y garantizar que el plan avance. “Netanyahu puede acordar una fecha de elecciones. Le ofrecemos estabilidad frente a sus socios más radicales”, dijo.
Mientras tanto, el futuro político de Israel y el rumbo del conflicto en Gaza dependen de si el primer ministro logra equilibrar las exigencias de Trump, las presiones internas y el deseo de gran parte de la sociedad israelí de que la guerra llegue, finalmente, a su fin.