Sospechan que tripulantes chinos sabotearon cables submarinos de telecomunicaciones en el Báltico
Un buque chino, el Yi Peng 3, lleva semanas rodeado por buques de guerra de la OTAN en aguas internacionales tras ser sospechoso de cortar deliberadamente dos cables submarinos de telecomunicaciones en el mar Báltico a instancias de Rusia.
Los investigadores creen el buque granelero registrado en China arrastró intencionalmente su ancla por el lecho marino entre el 17 y el 18 de noviembre, durante más de 100 millas, para causar el daño.
Los primeros daños se detectaron el 17 de noviembre, alrededor de las 21:00 horas, cuando se perdió la conexión con el cable de fibra óptica C-Lion1, de 1.170 kilómetros de longitud. Se trata de la única conexión directa de este tipo entre Europa central y Finlandia.
Uno de los investigadores dijo al Wall Street Journal: “Es extremadamente improbable que el capitán no se diera cuenta de que su barco bajó y arrastró su ancla, perdiendo velocidad durante horas y cortando cables en el camino”.
Parte de la investigación es determinar si Rusia pidió o no a la tripulación del barco chino que participara en el sabotaje.
Justo antes de que se cortaran los cables, el barco se dirigía desde Ust-Luga, en Rusia, a Port Said, en Egipto, a través del Mar Báltico.
Suecia interviene
Suecia pidió al barco chino que regrese a aguas suecas para ayudar a que la investigación avance más rápidamente.
Además de Suecia, también Alemania y Lituania han iniciado investigaciones sobre el asunto.
“Un análisis de Reuters de los datos de MarineTraffic mostró que las coordenadas del barco correspondían a la hora y el lugar de las infracciones”, informó la Canadian Broadcasting Corporation (CBC).
El barco se encuentra ahora dentro de la zona económica exclusiva de Dinamarca y está siendo vigilado de cerca por buques militares daneses.
El primer ministro sueco, Ulf Kristersson, dijo en una conferencia de prensa: «Desde el lado sueco hemos tenido contacto con el barco y contacto con China y dijimos que queremos que el barco se mueva hacia aguas suecas», y agregó que «no estamos haciendo ninguna acusación, pero buscamos claridad sobre lo que ha sucedido».
El Ministerio de Asuntos Exteriores de China afirma que los canales de comunicación con sus homólogos suecos permanecen “libres de obstáculos”.
“Me gustaría reiterar el apoyo constante de China al trabajo con todos los países para mantener la seguridad de los cables submarinos internacionales y otras infraestructuras de conformidad con el derecho internacional”, dijo Mao Ning, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, a los periodistas durante una conferencia de prensa habitual el 28 de noviembre.
Se justifica una investigación
Katja Bego, investigadora de Chatham House, un centro de estudios sobre asuntos internacionales, dijo a Reuters que este tipo de incidentes, que involucran cables submarinos de datos, ocurren entre 150 y 200 veces al año. Agregó que la gran mayoría de los incidentes resultan ser accidentales.
Sin embargo, dijo que considerando las tensiones geopolíticas en la región se justifica una investigación.
“La investigación de incidentes como este puede llevar mucho tiempo, e incluso si se encuentra al culpable, como parece ser el caso, demostrar la intención es increíblemente difícil”, afirmó. “En este momento no se puede descartar ni un sabotaje ni un accidente”.
La semana pasada, las autoridades rusas dijeron que establecer cualquier conexión entre los cables cortados y Rusia era “absurdo”.
Mientras tanto, Kristersson dijo que tiene la esperanza de que la comunicación entre su gobierno y el de China siga siendo positiva y abierta, y dijo el lunes que Beijing ha mantenido una «comunicación fluida» con todas las partes afectadas.
Un incidente similar, también sospechoso de estar relacionado con un barco chino, ocurrió el año pasado cuando un gasoducto submarino y varios cables de telecomunicaciones que recorren el fondo del Mar Báltico resultaron gravemente dañados.
Las autoridades finlandesas creen que el daño se debió a que un barco chino arrastró su ancla por el lecho marino, pero hasta el momento, la investigación en curso no ha demostrado culpa alguna ni determinado si el daño fue accidental o intencional.