¿Sabotaje informático o falla técnica? La investigación tras el apagón masivo en España

España, junto con partes de Portugal, Francia y Alemania, quedó sumida en la oscuridad por un apagón eléctrico masivo que paralizó servicios esenciales, desde trenes hasta hospitales, afectando a millones de personas este 28 de abril. Aunque el operador eléctrico español descartó inicialmente un ciberataque, la magnitud del incidente y su impacto transnacional han llevado a investigar la posibilidad de un sabotaje informático, poniendo en el foco la vulnerabilidad de las infraestructuras críticas en Europa.

El Incidente: Un colapso inédito

El apagón comenzó a las 12:33 hora local en España, afectando casi toda la península. Según informes, el fallo se originó por «oscilaciones» en la red eléctrica que desconectaron a España de la red europea, un evento descrito como raro pero posible. Los efectos fueron inmediatos: trenes detenidos, semáforos apagados, comercios cerrados y comunicaciones móviles intermitentes. En Portugal, el aeropuerto de Lisboa enfrentó cancelaciones masivas, mientras que en Francia, el País Vasco francés sufrió cortes temporales.

El operador eléctrico atribuyó preliminarmente el colapso a dos «desconexiones de generación», posiblemente vinculadas a la energía solar, descartando ciberataques, errores humanos o fenómenos meteorológicos. Sin embargo, la falta de una explicación clara y la escala del incidente han alimentado sospechas de un ataque coordinado.

Sospechas de Sabotaje Informático

A pesar del descarte inicial, la Audiencia Nacional de España abrió diligencias para investigar si el apagón fue causado por un sabotaje informático contra infraestructuras críticas, un delito que podría clasificarse como terrorismo. El juez José Luis Calama ordenó al Centro Criptológico Nacional y al operador eléctrico elaborar informes en diez días, mientras la Policía Nacional prepara un análisis preliminar.

Las sospechas de un ciberataque se basan en varios factores. La prensa portuguesa mencionó una posible implicación rusa, aunque sin pruebas. El alcance transnacional del apagón sugiere un evento coordinado más allá de una falla técnica. En 2015, Ucrania sufrió un apagón atribuido a un ciberataque con malware, un precedente que refuerza las preocupaciones. El Instituto Nacional de Ciberseguridad y el Ministerio del Interior español analizan la posibilidad de una intrusión, aunque aún no hay evidencia definitiva.

El viceministro portugués de Cohesión Territorial, Manuel Castro Almeida, admitió que un ciberataque es una posibilidad no confirmada. El Centro Nacional de Inteligencia español también mantiene abierta esta hipótesis, reflejando la seriedad del caso.

Contexto de Vulnerabilidad

El incidente ha expuesto la fragilidad de las redes eléctricas europeas ante amenazas cibernéticas. En un mundo digitalizado, las infraestructuras críticas, como las redes energéticas, son objetivos prioritarios para actores maliciosos, desde hackers hasta grupos estatales. La interconexión de redes entre países, aunque eficiente, amplifica el riesgo de efectos en cascada, como ocurrió aquí.

Expertos en ciberseguridad advierten que un ataque podría explotar vulnerabilidades en los sistemas SCADA, que controlan la distribución eléctrica. Estos sistemas, a menudo obsoletos, son susceptibles a intrusiones si no están protegidos. La falta de inversión en ciberseguridad y la dependencia de operadores privados, que priorizan rentabilidad sobre resiliencia, agravan el problema.

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, anunció una investigación exhaustiva para aclarar las causas, exigiendo responsabilidades a los operadores privados y prometiendo reformas. Sánchez descartó que el colapso estuviera ligado a una falta de capacidad nuclear, destacando la rápida recuperación gracias a la diversificación energética. También pidió a Bruselas un informe independiente para garantizar transparencia.

En Portugal, se creó un grupo de trabajo para gestionar la crisis, mientras Francia ofreció asistencia técnica para restablecer el suministro en la Península Ibérica. Marruecos, conectado a España por un cable submarino, colaboró en la reactivación de centrales afectadas.

La ciudadanía mostró resiliencia: en Madrid y Barcelona, la policía gestionó el tráfico manualmente, y los servicios de emergencia aseguraron el funcionamiento de hospitales con generadores. Sin embargo, la interrupción de servicios como la teleasistencia y las comunicaciones en centros de salud generó preocupación, especialmente en la Comunidad Valenciana.

El apagón de abril de 2025 ha sido una alerta sobre la necesidad de fortalecer las infraestructuras críticas en Europa. Aunque la hipótesis del sabotaje informático no está confirmada, su posibilidad subraya la urgencia de invertir en ciberseguridad, modernizar sistemas obsoletos y mejorar la coordinación entre países. La dependencia de operadores privados pone en riesgo sectores estratégicos que, en un contexto de creciente conflictividad global, deberían priorizar la seguridad.

Mientras las investigaciones avanzan, el apagón deja una lección clara: la seguridad energética es un imperativo de seguridad nacional. España y sus vecinos europeos deben cerrar las brechas expuestas por este incidente antes de que un próximo fallo, accidental o intencionado, vuelva a sumir al continente en la oscuridad.

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Redacción Mundo Libre
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