Rusia derriba más de 330 drones en el mayor ataque aéreo ucraniano en tres años de guerra

En la noche del lunes 10 de marzo de 2025, las defensas antiaéreas rusas interceptaron un total de 337 drones ucranianos sobre territorio ruso, en lo que las autoridades de Moscú han descrito como el ataque más masivo perpetrado por Ucrania desde el inicio del conflicto en febrero de 2022.

El Ministerio de Defensa ruso informó este martes a través de su canal de Telegram que el asalto incluyó un intenso bombardeo aéreo en las afueras de la capital, donde fueron derribados 91 aparatos no tripulados.

El alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, calificó el ataque como «el más grande registrado contra la capital» y destacó la eficacia de las fuerzas de defensa antiaérea: «En las proximidades de Moscú se neutralizaron 74 drones, mientras que cientos de aparatos fueron abatidos en otros puntos del país. Gracias a nuestras fuerzas por su magnífico trabajo».

Sin embargo, el impacto no fue insignificante: al menos dos trabajadores de un almacén de carne de la empresa Miratorg fallecieron por la caída de escombros, y otras 18 personas, incluidos tres niños, resultaron heridas tras daños a viviendas y edificios.

Detalles del ataque y su alcance

Según el mando militar ruso, la región de Kursk, donde las tropas ucranianas mantienen una presencia parcial desde agosto de 2024, fue el blanco principal con 126 drones derribados. Otras áreas afectadas incluyeron Briansk (38), Bélgorod (25), Riazn (22), Kaluga (10), Lípetsk (8), Oriol (8), Voronezh (6) y Nizhni Nóvgorod (3). El ataque provocó el cierre temporal de los cuatro aeropuertos de Moscú —Domodédovo, Sheremétievo, Vnúkovo y Zhukovski—, desviando vuelos a ciudades cercanas, aunque las operaciones se reanudaron más tarde.

El gobernador de la región de Moscú, Andréi Vorobiov, compartió imágenes de un apartamento destrozado por los escombros, con ventanas reventadas y paredes dañadas. A pesar de los destrozos, no se reportaron escenas de pánico masivo, y los ciudadanos retomaron sus actividades cotidianas con relativa normalidad.

El ataque ocurrió horas antes de una reunión clave en Yeda, Arabia Saudí, entre delegaciones de Ucrania y Estados Unidos, lideradas por los responsables de Exteriores Andrii Sybiha y Marco Rubio, respectivamente. El encuentro busca explorar posibles negociaciones para un tratado de paz con Rusia, en un momento en que la guerra, la mayor en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, muestra signos de escalada.

En el campo de batalla, las fuerzas rusas intentan rodear a miles de soldados ucranianos en Kursk, mientras Kiev intensifica sus contraataques con drones contra objetivos estratégicos rusos, como refinerías, aeródromos y estaciones de radar.

Por su parte, Ucrania también enfrentó un ataque masivo esa misma noche, con un misil balístico y 126 drones rusos dirigidos contra su territorio, según fuentes oficiales de Kiev. Este intercambio de golpes refleja la creciente sofisticación y letalidad de la guerra tecnológica entre ambos países, donde los drones —desde modelos comerciales adaptados hasta diseños militares avanzados— se han convertido en armas clave.

Reacciones y amenazas de represalia

El ataque a Moscú, una metrópoli de más de 21 millones de habitantes y símbolo del poder económico ruso, generó una fuerte reacción entre las autoridades. Andréi Kartapolov, jefe de la comisión de defensa del Parlamento ruso y exviceministro de Defensa, sugirió que Rusia debería responder con el misil hipersónico «Oreshnik», utilizado en noviembre de 2024 tras la autorización de Estados Unidos y Reino Unido para que Ucrania empleara misiles occidentales en territorio ruso. «Esa decisión depende del presidente Putin, pero creo que sería útil, y no solo para uno», afirmó Kartapolov.

El presidente ruso, Vladímir Putin, quien ha buscado mantener a Moscú al margen de los efectos directos del conflicto, ha calificado estos ataques ucranianos contra infraestructura civil como «actos de terrorismo» y prometido represalias. Durante la guerra, la capital rusa ha desarrollado un complejo sistema de defensa antiaérea y electrónica, con «paraguas» de interferencia y capas de protección sobre objetivos estratégicos como el Kremlin. Sin embargo, la magnitud de este ataque pone a prueba la resiliencia de dichas defensas.

Foto del avatar
Redacción Mundo Libre
Por favor, activa JavaScript en tu navegador para completar este formulario.
Consent

COMENTARIOS

guest
0 Comentarios
Más antiguo
Más reciente
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios