Red eléctrica en Cuba vuelve a colapsar y genera dudas sobre solución rápida

Miguel Díaz-Canel, acusó de indecencia y “vandalismo” a las personas que han protestado por los tres días de apagón casi total en Cuba y aseguró que la revolución nunca va a “tolerar este tipo de conductas”.

La red eléctrica de Cuba colapsó nuevamente el domingo, la cuarta falla de este tipo en 48 horas, lo que generó nuevas dudas sobre una solución rápida en una isla que ya sufre una grave escasez de alimentos, combustible y medicinas.

El apagón, tras semanas de cortes eléctricos intermitentes, provocó algunas protestas en la isla caribeña, donde una tormenta tropical amenazó con obstaculizar los esfuerzos para restablecer el suministro eléctrico.

La red eléctrica nacional de Cuba colapsó por primera vez alrededor del mediodía del viernes después de que la planta eléctrica más grande de la isla dejara de funcionar, sembrando el caos y dejando a unos 10 millones de personas a oscuras. La red se ha colapsado tres veces desde entonces, lo que pone de relieve el precario estado de la infraestructura del país.

Las repetidas fallas marcan un importante revés en los esfuerzos del gobierno comunista para restablecer rápidamente el suministro eléctrico a los agotados residentes, la mayoría de los cuales ya han sufrido meses de apagones durante el sofocante verano del Caribe.

El líder del régimen cubano, Miguel Díaz-Canel, apareció el domingo por la noche en la televisión nacional vestido con un traje militar verde oliva, alentando a los cubanos a expresar sus quejas sobre la situación con disciplina y civilidad.

«No vamos a aceptar ni permitir que nadie actúe con vandalismo y mucho menos altere la tranquilidad de nuestro pueblo», afirmó Díaz-Canel, a quien pocas veces se le ve uniformado.

La capital, La Habana, quedó totalmente a oscuras el domingo por la noche; sólo algunos comercios, bares y viviendas funcionaban con pequeños generadores alimentados con combustible. La mayor parte de la ciudad de dos millones de habitantes estaba en silencio. Los residentes jugaban al dominó en las aceras, escuchaban música en radios a pilas y se sentaban en las puertas de las casas.

En varios puntos de la ciudad se observó una fuerte presencia policial.

Los periodistas de Reuters fueron testigos de varios «cacerolazos» -protestas con cacerolazos comunes en América Latina- en barrios de las afueras de La Habana.

Manifestantes enojados por la escasez de alimentos, agua y electricidad bloquearon carreteras con montones de basura en San Miguel de Padrón, un barrio pobre en las afueras de la ciudad antes de ser dispersados ​​por las fuerzas de seguridad.

El ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, dijo el domingo que reconoció que los apagones eran molestos para los residentes, pero dijo que la mayoría de los cubanos comprendían y apoyaban los esfuerzos del gobierno para restablecer el suministro eléctrico.

«Es parte de la cultura cubana cooperar», dijo O’Levy a los periodistas el domingo. «Esos incidentes aislados y mínimos que existen, los catalogamos de incorrectos, de indecentes».

Más temprano el domingo, Cuba había restablecido el suministro eléctrico a 160.000 clientes en La Habana justo antes del colapso de la red el domingo, dando a algunos residentes un rayo de esperanza.

Sin embargo, el día empeoró hacia la tarde, cuando otro colapso total de la red obligó a las autoridades a empezar de nuevo desde cero, planteando el espectro de varios días más de cortes generalizados.

Las autoridades dijeron inicialmente que el suministro eléctrico se restablecería el lunes o el martes. No estaba claro de inmediato en qué medida el último contratiempo retrasaría los esfuerzos del gobierno.

Estos esfuerzos también se vieron obstaculizados por la tormenta tropical Oscar, que tocó tierra en la isla caribeña el domingo, trayendo fuertes vientos, una poderosa marejada ciclónica y lluvias a partes del este de Cuba.

El gobierno comunista canceló las clases hasta el miércoles, una medida casi sin precedentes en Cuba, citando el huracán y la actual crisis energética. Las autoridades dijeron que solo los trabajadores esenciales deberían presentarse a trabajar el lunes.

TENSIONES EN AUMENTO

Anabel González, ama de casa de La Habana Vieja, un barrio popular entre los turistas, dijo que estaba desesperada después de tres días sin electricidad.

«Mi teléfono móvil está muerto y mire mi refrigerador. Lo poco que tenía se ha desperdiciado», dijo, señalando los estantes vacíos de su casa de dos habitaciones.

Otros se quejaron de que no habían recibido agua desde que comenzaron los apagones.

El tráfico de Internet cayó drásticamente en Cuba durante el fin de semana, según datos del grupo de monitoreo de Internet NetBlocks, debido a que grandes cortes de energía hicieron casi imposible para la mayoría de los residentes de la isla cargar sus teléfonos y conectarse a Internet. 

El gobierno ha atribuido las semanas de apagones cada vez más graves (de hasta 10 a 20 horas diarias en gran parte de la isla) al deterioro de la infraestructura, la escasez de combustible y la creciente demanda. 

El régimen cubano también culpa al embargo comercial estadounidense, así como a las sanciones instituidas por el entonces presidente Donald Trump, por las continuas dificultades para adquirir combustible y piezas de repuesto para operar y mantener sus plantas de petróleo.

Estados Unidos ha negado cualquier papel en los fallos de la red.

Cuba depende de las importaciones para alimentar sus plantas generadoras de energía a base de petróleo, que en gran medida están obsoletas. Los envíos de combustible a la isla han disminuido significativamente este año, ya que Venezuela, Rusia y México, otrora proveedores importantes, han reducido sus exportaciones a Cuba.

Venezuela, su aliado, que lucha por abastecer su propio mercado, redujo a la mitad sus entregas de combustible subsidiado a Cuba este año, obligando a la isla a buscar petróleo más costoso en el mercado spot.  

México, otro proveedor frecuente, también parece haber cortado el flujo de combustible a Cuba durante un año de elecciones presidenciales.

La recientemente electa presidenta Claudia Sheinbaum no ha dicho si el suministro apoyado por el Estado a Cuba continuará bajo los mismos términos bajo su administración.

Reuters, parcialmente modificado

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Redacción Mundo Libre
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