¿Quiénes son los candidatos “alternativos” a la Presidencia de Venezuela para 2024?

El humorista Benjamín Rausseo encabeza la lista de políticos que aspirarán a la Presidencia venezolana en 2024 sin pasar por el filtro de la primaria. La dispersión del voto puede ser verdugo del antichavismo tradicional el próximo año, advierten expertos.

Un grupo de políticos que no se relacionan con el chavismo ni con la oposición tradicional en Venezuela aspira a ganar las presidenciales del próximo año, mientras analistas advierten que esas candidaturas pueden cautivar a un “electorado dividido” hasta el punto de dificultar un cambio de gobierno.

Dirigentes políticos que suelen criticar al oficialismo venezolano tanto como a los partidos tradicionales que lo adversan han expresado sus intenciones de postularse a la Presidencia en 2024 sin pasar por el filtro de ambos bloques, incluida la primaria del 22 de octubre.

Estas opciones son parte de lo que varios teóricos llaman “la tercera vía” en contextos sociales y electorales polarizados, como el que ha prevalecido en Venezuela desde la ascensión al poder de Hugo Chávez Frías, en 1999.

A más de un año de las presidenciales, no es muy larga la lista de figuras notorias de esa alternativa a los dos principales bloques políticos en el país suramericano.

El candidato más destacado es el humorista y empresario Benjamín Rausseo, mejor conocido como ‘Er Conde del Guácharo’, un aspirante que aparecía entre los favoritos de la primaria opositora hasta que anunció su retiro de ese proceso.

Antonio Ecarri, abogado y educador, fundador de la Alianza del Lápiz, derrotado en su aspiración a la alcaldía de Caracas e hijo de un exembajador del llamado gobierno interino del ex dirigente opositor Juan Guaidó, también se postulará.

Entre los líderes de los partidos opositores cuyas directivas fueron removidas por sentencia judicial, Bernabé Gutiérrez anunció que aspirará a la Presidencia en 2024 por esa Acción Democrática. Un diputado de esa ala del partido, Luis Martínez Hidalgo, presentó su nombre para retar la aspiración de Gutiérrez.

Gutiérrez es un político veterano que formaba parte de los círculos íntimos de la opositora Mesa de la Unidad Democrática, hasta el punto de que fue su candidato a la gobernación del estado Amazonas en 2017, aunque sin éxito.

José Brito, un diputado antes aliado de la oposición tradicional, que dio la espalda al interinato de Guaidó y ahora, como diputado, encabeza uno de los partidos judicializados (Primero Venezuela, antes Primero Justicia), será candidato.

Brito es parte de un bloque político que la oposición tradicional llama “alacranes”. Recientemente, acudió a la Contraloría General para confirmar que la dirigente opositora María Corina Machado estaba inhabilitada para ejercer cargos públicos.

Tanto Brito, de Primero Venezuela, como Gutiérrez, de esa AD alternativa, están sancionados por el Departamento del Tesoro por socavar la democracia.

Fuerza Vecinal, un partido conformado por políticos y alcaldes que han rechazado varias de las estrategias de la oposición tradicional en los últimos 6 años, expresaron hace días su intención de plegarse a la candidatura unitaria que resulte de la primaria del 22 de octubre.

Otro que ha expresado su deseo de apoyar al candidato de la primaria es Henri Falcón, quien enfrentó fallidamente a Maduro en las presidenciales de 2018.

Su partido, Movimiento Futuro, tenía previsto reunirse con los 13 postulados a la primaria para decidir a quién respaldar. Falcón, un exgobernador que apoyó al chavismo, dijo en junio que “todos” son necesarios para una transición.

Vacío electoral

El origen de esas candidaturas alternativas fue “el abandono de la ruta electoral” de la oposición en las presidenciales de 2018 y las parlamentarias de 2020, explica el sociólogo y doctor en procesos contemporáneos, Juan Manuel Trak.

Nicolás Maduro ganó la presidencia hace 6 años sin la participación de la oposición tradicional, enfrentando a solo 3 rivales.

El antichavismo denunció esos comicios como ilegales y esa elección dio paso al desconocimiento de Maduro como presidente legítimo.

“El vacío que dejó la coalición opositora en ese momento fue llenado por otros partidos, algunos cooptados por el gobierno, otros no, y ahora tratan de competir en el mismo espectro político, tratando de capitalizar el descontento” con la oposición, explica.

Un bloque sin uniformidad

Esa tercera vía tampoco es uniforme. Algunos de esos dirigentes políticos y los partidos que fundaron en aquella época, agrupados en la llamada Alianza Democrática, se aliaron luego con activistas que la oposición tradicional llama “alacranes” y “traidores”.

Son un grupo de políticos que tomaron judicialmente las riendas de 3 de los 4 partidos mayoritarios del antichavismo: Primero Justicia, Acción Democrática y Voluntad Popular.

Esos partidos “mostraron poca capacidad de movilización” en elecciones y sus aliados fueron acusados de cometer un “pecado original” en la lucha contra el chavismo, indica Trak.

Esa oposición disidente demostró “poco esfuerzo” para cooperar con la oposición tradicional cuando regresó a la arena electoral, en las regionales de 2021, apunta.

“Hubo una relación muy tóxica entre ellos” en esas votaciones, hasta el punto de que varias gobernaciones “se perdieron” por la falta de reconciliación y acuerdos mínimos, recuerda.

“Hay un electorado dividido, de grupos que no confían en la otra parte. Esta polarización persiste”, a pesar de que hay dirigentes que no han estado involucrados en partidos “judicializados” o apoyos moderados al chavismo, dice.

La puerta de “la tragedia”

El politólogo Leandro Rodríguez Linárez subraya que los procesos electorales que no cumplen con requisitos mínimos de democracia y legitimidad, un riesgo aún latente para las presidenciales de 2024, “han sido la puerta de entrada a todas las tragedias” en el país.

“El gobierno busca adelantar un proceso con muchos candidatos para dispersar el voto entre candidaturas débiles, que no tienen un fuerte respaldo popular”, advierte.

https://twitter.com/JoseBritoVe/status/1685048358790963200

María Corina Machado, una dirigente históricamente crítica de los “cogollos y cúpulas” opositores y favorita de las encuestas para ganar la primaria de octubre, se encuentra inhabilitada para ejercer cargos públicos por 15 años.

La mayoría chavista del Parlamento electo se mueve, entretanto, para designar a un nuevo poder electoral de una lista donde predominan postulados de sus cuadros partidistas.

Según Rodríguez Linárez, la comunidad internacional también estaría interesada en permitir una elección aparentemente democrática para renovar alianzas energéticas con Venezuela.

Dice observar en esa lista de candidatos alternativos a la Presidencia venezolana a líderes opositores “genuflexos” ante el gobierno de Maduro bajo el argumento de la moderación política o de ser legitimados como oposición.

Cree que las figuras de la autoproclamada “alternativa democrática” se han convertido en “mercenarios del voto” que se estarían prestando para “un juego perverso” de triunfo electoral del chavismo, que mandaría por 6 años más.

Un proceso electoral con esas características en 2024 no zanjaría la prolongada crisis política, social y económica del país suramericano, remarca.

“Lo que haría es agravarla”, opina Rodríguez Linárez.

Trak, por su parte, asegura en entrevista con la Voz de América que la “oposición dominante” quemó puentes con el antichavismo alternativo y “etiqueta” a todos en un mismo bloque con el que no quiere reconciliarse.

Advierte que la ruptura entre esos grupos políticos configura una “situación compleja” para el antichavismo con miras a las presidenciales de 2024, a pesar de que todos comparten teóricamente el objetivo de desalojar al chavismo del poder.

Crédito: Voz de América

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