¿Quién es Amy Gleason, el cerebro oculto del DOGE junto a Elon Musk?

La Casa Blanca confirmó que Amy Gleason, una ejecutiva de bajo perfil con experiencia en tecnología sanitaria, asumió el cargo de administradora interina del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), una entidad impulsada por el presidente Donald Trump para reducir el gasto público y optimizar la burocracia federal.

La revelación llega en medio de especulaciones sobre su relación con Elon Musk, el multimillonario que ha sido señalado por Trump como el líder visible de esta iniciativa desde su creación el 20 de enero de este año mediante una orden ejecutiva.

De esta forma, Gleason, de 53 años, emerge como una figura clave en este proyecto que promete revolucionar la administración pública.

La designación de Gleason se hizo pública tras semanas de incertidumbre sobre quién ostentaba formalmente el mando del DOGE, mientras Musk, dueño de Tesla y SpaceX, asumía un rol protagónico en la supervisión de los recortes presupuestarios y despidos masivos de empleados federales.

Según un funcionario de la Casa Blanca, cuya identidad no fue revelada, Gleason actúa como enlace con otras agencias federales, una tarea que la posiciona como una pieza esencial en la ejecución de las reformas.

La secretaria de prensa, Karoline Leavitt, afirmó el 25 de febrero en una rueda de prensa en Washington: “Elon Musk está supervisando DOGE”, pero aclaró que no ostenta el título de administrador, dejando entrever que el verdadero poder operativo podría recaer en Gleason.

Con un presupuesto inicial de 40 millones de dólares, según reportó ProPublica el 18 de febrero citando registros de la Oficina de Administración y Presupuesto, el DOGE ha generado controversia por su agresiva estrategia de reducción de costos.

Desde su lanzamiento, la entidad ha impulsado la cancelación de contratos gubernamentales y la eliminación de miles de empleos federales, medidas que han sido aplaudidas por sectores conservadores que ven en ello un freno al despilfarro estatal.

Gleason, quien reporta directamente a la jefa de gabinete Susie Wiles conforme a la orden ejecutiva de Trump, parece ser la encargada de traducir las directrices de Musk en acciones concretas.

El perfil de Amy Gleason revela una trayectoria que combina experiencia técnica y servicio público. Entre 2018 y 2021, durante la primera administración de Trump, trabajó en el Servicio Digital de Estados Unidos (USDS), una agencia creada por Barack Obama en 2014 para modernizar la tecnología gubernamental y que fue renombrada como DOGE tras la toma de posesión de Trump este año.

En aquel periodo, Gleason colaboró con la Casa Blanca en la respuesta federal a la pandemia de COVID-19, según detalla su perfil de LinkedIn, lo que le otorgó un rol destacado en la gestión de crisis tecnológicas.

Tras dejar el USDS en 2021, Gleason se desempeñó como directora de producto en Russell Street Ventures y Main Street Health, dos empresas de Nashville, Tennessee, fundadas por el empresario Brad Smith, quien también colaboró con Trump en su primera gestión. Russell Street Ventures, enfocada en soluciones de salud para poblaciones vulnerables, y Main Street Health, dedicada a apoyar clínicas rurales, reflejan la expertise de Gleason en el ámbito sanitario.

Su regreso al servicio público tras la asunción de Trump, antes de la creación del DOGE, sugiere que fue convocada específicamente para respaldar esta ambiciosa reforma.

La relación entre Gleason y Musk sigue siendo un enigma. Aunque la Casa Blanca ha insistido en que Musk es un “empleado especial del gobierno” no remunerado y asesor principal de Trump, según una presentación judicial del 10 de febrero, su autoridad legal sobre el DOGE ha sido cuestionada en demandas que alegan irregularidades en su estructura. Expertos legales, citados por Telemundo, señalan que la organización del DOGE “está rompiendo todas las convenciones sobre cómo está estructurada la rama ejecutiva”, lo que eleva la importancia del rol de Gleason como administradora formal.

Para los seguidores de Trump y Musk, la dupla representa una esperanza de desmantelar lo que consideran un gobierno sobredimensionado. Desde la Oficina Oval, Musk ha defendido públicamente los recortes, publicando en X el 15 de febrero: “Si los trabajadores federales no cumplen, serán despedidos”.

Gleason, en cambio, ha mantenido un perfil discreto, sin responder a solicitudes de comentarios enviadas a través de LinkedIn, según reportó ABC el 26 de febrero. Su silencio contrasta con la exposición mediática de Musk, alimentando las especulaciones sobre quién ejerce realmente el control.

El impacto del DOGE ya se siente en la burocracia federal, con agencias enfrentadas a recortes drásticos que han generado resistencia entre sindicatos y legisladores demócratas. Sin embargo, para el electorado conservador, estas medidas son un paso hacia la eficiencia prometida por Trump en su campaña. La experiencia de Gleason en tecnología y su historial en el sector privado podrían ser el complemento perfecto para las ideas disruptivas de Musk.

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Redacción Mundo Libre
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