¿Qué es un swap? La herramienta con la que EE. UU. busca apuntalar a Milei sin “inyectar dinero” en Argentina

El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, aclaró el 2 de octubre que la asistencia financiera prevista para la Argentina no se tratará de una inyección directa de dólares, sino de una “línea de intercambio de monedas”, más conocida como swap.
En declaraciones a CNBC, Bessent fue enfático: “No estamos poniendo dinero en Argentina, le estamos dando una línea de swap”. Con ello, Washington intenta disipar dudas sobre la naturaleza de este respaldo, que en realidad constituye un mecanismo de liquidez pensado para sostener el comercio y reforzar la estabilidad financiera.
¿Cómo funciona un swap?
En términos simples, un swap implica que dos bancos centrales acuerdan prestarse divisas mutuamente. El país deficitario en el comercio bilateral recibe la moneda que necesita para financiar importaciones o sostener su flujo de pagos. En este caso, si Argentina accede a una línea en dólares desde la Reserva Federal, podrá mantener operaciones comerciales y financieras en la moneda estadounidense sin necesidad de desembolsos directos de efectivo.
El economista Martín Kalos explicó que “teóricamente, el swap se destina a sostener el intercambio comercial con el país que lo otorga, pero en la práctica esos fondos pueden tener usos más amplios, según las condiciones del acuerdo”. Como todo préstamo, está sujeto a intereses y cláusulas específicas: no significa acceso libre e ilimitado a los montos anunciados.
Aunque se habló de un swap de hasta 20.000 millones de dólares, los términos concretos todavía no fueron revelados. En general, este tipo de acuerdos estipula límites, condiciones de activación y restricciones ligadas al déficit comercial o a determinados usos financieros.
El trasfondo geopolítico: entre China y Estados Unidos
El anuncio adquiere especial relevancia porque Argentina mantiene desde hace años un swap con China, que constituye una parte significativa de sus reservas internacionales. Para muchos analistas, ese mecanismo terminó siendo un instrumento de condicionamiento político y económico de Beijing sobre Buenos Aires.
La posibilidad de acceder ahora a un swap con Washington representa no solo un alivio financiero, sino también una oportunidad estratégica: si las condiciones son favorables y se logra reducir la dependencia del swap chino, Argentina podría alinearse más estrechamente con Estados Unidos y con los valores de las economías occidentales, reforzando su giro geopolítico bajo la presidencia de Javier Milei.
Críticas en el Congreso estadounidense
El respaldo de Washington no está exento de cuestionamientos internos. Un grupo de 14 legisladores demócratas envió una carta al presidente Donald Trump advirtiendo sobre las consecuencias del apoyo financiero a la Argentina.
Los congresistas expresaron su malestar por la reciente suspensión temporal de retenciones a la soja y otros productos agrícolas en Argentina, lo que —según señalaron— pone en desventaja a los productores estadounidenses. “Avanzar con un rescate de US$20.000 millones en estas condiciones es un error”, afirmaron, recordando que el agro norteamericano ya enfrenta dificultades por la volatilidad comercial global.
Un “faro en el hemisferio”
Pese a esas objeciones, la administración Trump mantiene firme su apuesta por la Argentina. Bessent sostuvo que Washington ve al país como “un faro en el hemisferio occidental” y subrayó que no quiere que en la región se repitan los fracasos de modelos económicos como el venezolano.
“Durante décadas, Estados Unidos no tuvo una estrategia clara en América Latina. Hoy, con Argentina, se abre una oportunidad para trazar un nuevo rumbo”, afirmó el funcionario. Incluso mencionó que otros países como Bolivia, Ecuador o Colombia podrían seguir el ejemplo si Milei logra consolidar su proyecto.
El secretario del Tesoro elogió la gestión económica del presidente argentino, a quien calificó de haber hecho “un trabajo fantástico”. Además, expresó confianza en que Milei logrará un buen resultado en las elecciones legislativas del 26 de octubre, lo que fortalecería aún más la relación estratégica entre ambos países.
En definitiva, más allá de los tecnicismos financieros, el swap con Estados Unidos se perfila como algo más que un mero instrumento monetario: podría marcar el inicio de una nueva etapa en la política exterior y económica argentina, donde la reducción de la dependencia con China y el fortalecimiento de los lazos con Washington resultan claves para el futuro inmediato.