Poner fin a la guerra ruso-ucraniana: una prueba importante para el segundo mandato de Trump

El pasado 31 de enero (viernes), el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró que su administración había mantenido conversaciones “muy serias” con Rusia sobre la guerra en Ucrania, y mencionó que podría entablar conversaciones directas con el presidente ruso, Vladimir Putin, para tomar medidas “significativas” para poner fin al conflicto que ya lleva casi tres años. 

Trump también instó al presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, a llegar a un acuerdo con el Kremlin sobre la guerra, que ha matado a cientos de miles de personas desde que Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero de 2022. 

Putin, por su parte, había expresado inmediatamente su voluntad de negociar el fin de la guerra ruso-ucraniana, pero sólo con Estados Unidos.

Desde que asumió el cargo, el presidente Trump ha implementado reformas internas radicales, al tiempo que ha adoptado una postura firme en materia de política exterior, lo que presagia ajustes significativos en el panorama estratégico global. Su administración ha tomado medidas prácticas para implementar sus propuestas de comprar Groenlandia y recuperar el control del Canal de Panamá. 

La guerra ruso-ucraniana como prueba del liderazgo global de Trump

Una de las principales preocupaciones de la política exterior de la segunda administración Trump es contrarrestar la amenaza que representa el Partido Comunista Chino (PCCh). Además de las consideraciones de seguridad nacional en las Américas, Washington también tiene que lidiar con las guerras en Europa y Oriente Medio, conflictos en los que la China comunista desempeña un papel importante entre bastidores. 

Las hostilidades en Oriente Medio se han calmado gradualmente gracias a la mediación de Trump, y actualmente se está aplicando un acuerdo de alto el fuego e intercambio de prisioneros entre Israel y Hamás. Sin embargo, las negociaciones para poner fin a la guerra entre Rusia y Ucrania todavía están en su fase exploratoria y no se vislumbran avances evidentes. El éxito o el fracaso de estas negociaciones será la primera prueba importante de si “Trump 2.0” puede realmente dirigir los asuntos mundiales. 

En la guerra entre Rusia y Ucrania han participado cuatro de las fuerzas militares más poderosas del mundo: Rusia, la Unión Europea, Estados Unidos y China. Aunque China no ha suministrado armas directamente a Rusia, a partir de 2023 ha desempeñado un papel crucial en la revitalización de la agotada producción militar-industrial rusa. Esto ha proporcionado a Rusia un suministro constante de armas y municiones, lo que le ha permitido recuperar el impulso en el campo de batalla en 2024. Los continuos avances del ejército ruso plantean un desafío a los esfuerzos estadounidenses por negociar un final aceptable para el conflicto. 

Dadas las ventajas de Rusia en el campo de batalla, si se logra la paz a costa de los intereses de Ucrania, la capacidad de Trump para manejar los asuntos globales puede quedar en entredicho. Un resultado de ese tipo podría fortalecer aún más la alianza entre China y Rusia, creando un verdadero contrapeso a la alianza entre Estados Unidos y Europa. La guerra entre Rusia y Ucrania se ha convertido en una prueba de fuego: ¿el futuro del orden global estará dominado por Estados Unidos y Europa, o surgirá un bloque chino-ruso que desafíe eficazmente a la UE? La administración Trump debe sopesar su estrategia con cuidado. 

¿Alto el fuego o tratado de paz?

Una pregunta inmediata es si el conflicto terminará en un alto el fuego o en un acuerdo de paz formal. 

Un acuerdo de alto el fuego establecería una zona desmilitarizada, similar a la división entre Corea del Norte y Corea del Sur, donde ambas partes mantendrían su actual enfrentamiento militar dejando la opción de alcanzar un acuerdo de paz para el futuro. 

Un acuerdo de ese tipo permitiría a Ucrania recuperarse y reconstruir su fuerza nacional. Sin embargo, es poco probable que Rusia acepte este arreglo, ya que está centrada en un resultado que preserve el control ruso sobre las cuatro provincias (o regiones) ucranianas que ocupa actualmente. 

El pasado 20 de enero, durante una reunión del Consejo de Seguridad de Rusia, Putin declaró que Rusia estaba abierta al diálogo con la nueva administración estadounidense sobre el conflicto en Ucrania, pero insistió en un plan de paz a largo plazo. Subrayó que “el objetivo no debe ser un breve alto el fuego, ni una especie de período de respiro que permita un reagrupamiento y rearme de las fuerzas, sino una paz a largo plazo basada en el respeto de los intereses legítimos de todas las personas y todos los pueblos que viven en la región”.

Por otra parte, un tratado de paz se enfrenta al reto de definir el estatus de los territorios ucranianos ocupados por Rusia. Los analistas especulan que el resultado más probable es congelar las disputas territoriales durante un período determinado, dejándolas para que se resuelvan por vía diplomática en el futuro.

El presidente ucraniano Zelenski, en una entrevista con Sky News del 29 de noviembre de 2024, afirmó que para que la guerra salga de su fase de combate activo y avance hacia las negociaciones, Ucrania debe primero integrar los territorios que actualmente controla en el paraguas de seguridad de la OTAN. En cuanto a los territorios actualmente ocupados por Rusia, sugirió que podrían recuperarse por medios diplomáticos en el futuro.

Las palancas que Trump podría crear para ambas partes

El 21 de enero, el recién nombrado Secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, tras recibir la confirmación unánime en el Senado, dijo que poner fin a la guerra entre Rusia y Ucrania sería una política oficial de Estados Unidos. Días antes, había admitido la complejidad de esta tarea, ya que exige concesiones tanto de Rusia como de Ucrania. 

Keith Kellogg, a quien Trump nombró el pasado noviembre enviado especial para Ucrania y Rusia, dijo a Fox News el 31 de enero que poner fin a la guerra sería beneficioso tanto para la seguridad estadounidense como para la mundial. Agregó que lograr un alto el fuego y una paz duradera en cuestión de meses en lugar de años no era imposible.

Kellogg, un teniente general retirado del ejército estadounidense y exjefe de gabinete del Consejo de Seguridad Nacional de Trump, lo describió como alguien centrado en crear puntos de influencia para incentivar a ambas partes a llegar a un acuerdo. 

“Trump sabe exactamente lo que hace. Sabe dónde aplicar presión y dónde no”, afirmó. “Lo que es más importante, creará influencia tanto con los ucranianos como con los rusos”. 

Es probable que la estrategia de Trump para mediar en la guerra entre Rusia y Ucrania no se centre en aranceles, sanciones económicas o una mayor ayuda militar para asegurar una victoria ucraniana. En cambio, como indicó Kellog, su enfoque consiste en ofrecer incentivos a Putin y, al mismo tiempo, garantizar la seguridad de Ucrania. 

En cuanto a Rusia, Trump podría ofrecer una vía de cooperación amistosa, aliviando gradualmente las sanciones a cambio de debilitar los lazos de Moscú con Beijing. A cambio, Trump podría exigir que Rusia se abstenga de anexionarse formalmente los territorios ucranianos ocupados mediante elecciones o maniobras legales, congelando así de hecho la disputa territorial durante un número determinado de años.

Para Putin, esto significa que Rusia podría continuar con su ocupación militar del territorio ucraniano y al mismo tiempo detener la guerra activa. Podría declarar que su “operación militar especial” fue un éxito y luego entablar negociaciones con Estados Unidos sobre esos territorios, utilizando la influencia que obtenga de cualquier concesión que ofrezca Trump.

Putin ha manifestado su deseo de mejorar las relaciones con Occidente. 

El 24 de enero, señaló que si la victoria electoral de Trump en 2020 no hubiera sido “robada”, la crisis de Ucrania de 2022 tal vez nunca hubiera ocurrido. Afirmó además que la negativa de la administración estadounidense anterior a dialogar con Rusia no fue culpa de Moscú, y afirmó que siempre había mantenido una relación profesional, pragmática y confiable con quienquiera que estuviera en la Casa Blanca.

Es evidente que, si se alcanza un alto el fuego en la guerra entre Rusia y Ucrania, el objetivo primordial de Putin será fortalecer los vínculos con Estados Unidos. Si las relaciones entre ambos países experimentan un cambio sustancial, en futuras negociaciones sobre el territorio ucraniano, Putin (o un futuro presidente ruso) puede estar más dispuesto a hacer concesiones.

Las peticiones y necesidades de Ucrania en materia de garantías de seguridad

Para Ucrania, si se quiere que la guerra con los territorios ocupados siga en un conflicto congelado, es necesario garantizar de forma eficaz y fiable la seguridad de Kiev.

El 5 de diciembre de 1994, Ucrania, Bielorrusia y Kazajstán firmaron el Memorándum de Budapest, en el que acordaban renunciar a las armas nucleares que habían heredado de la Unión Soviética a cambio de garantías de seguridad de Rusia, Estados Unidos y el Reino Unido. Estos compromisos incluían el respeto a la independencia, la soberanía y las fronteras existentes de Ucrania, así como la promesa de no utilizar la fuerza ni amenazas contra la integridad territorial de Ucrania.

Sin embargo, Rusia, uno de los signatarios, ha violado estos compromisos al iniciar una guerra contra Ucrania y ocupar su territorio. Si se firma un nuevo acuerdo de alto el fuego o de paz, Ucrania exigirá un acuerdo más vinculante para garantizar su seguridad.

El 21 de enero, en el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, el presidente Zelenski declaró que cualquier acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania requeriría tropas extranjeras para supervisar su cumplimiento. Propuso desplegar al menos 200.000 soldados europeos de mantenimiento de la paz en el frente oriental para impedir que Rusia lance otra ofensiva.

Zelenski justificó esta petición destacando el desequilibrio en la fuerza militar entre Europa y Rusia. Señaló que Rusia es capaz de movilizar entre 1,3 y 1,5 millones de tropas, mientras que del lado europeo, Ucrania tiene alrededor de 800.000 soldados, seguida de Francia con más de 200.000, y luego Alemania, Italia y el Reino Unido. Por ello, instó a que se estacionen tropas europeas en Ucrania.

En resumen, Ucrania espera despliegues militares europeos a gran escala en su territorio para proteger su territorio restante y garantizar la protección de la OTAN a largo plazo.

En el foro de Davos, Zelenski expresó su preocupación por el enfoque de Europa ante la guerra y las posibles negociaciones, instando al país a “cuidarse plenamente, para que el mundo no pueda darse el lujo de ignorarlo”.

“Vemos cuánta influencia tiene China sobre Rusia y estamos profundamente agradecidos a Europa por todo el apoyo que le ha brindado a nuestro país durante esta guerra”, dijo Zelensky en su discurso especial . “Pero, ¿el presidente Trump escuchará a Europa o negociará con Rusia y China sin Europa?”

Hui Huyu (惠虎宇) es columnista de la edición en chino de The Epoch Times. Ha escrito extensamente sobre la política, la cultura y la historia de la China moderna y es autor de la serie editorial “Una crítica razonada de la ideología del Partido Comunista Chino” (《中共意識形態之理性批判》).

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