Polémica y escándalos: Los programas más controvertidos financiados por USAID

La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) ha sido durante décadas un símbolo de la asistencia exterior estadounidense, destinada a promover el desarrollo y la estabilidad en países en vías de desarrollo. Sin embargo, una reciente auditoría ha expuesto un controvertido uso de los fondos de la agencia, desencadenando críticas y llevando a una revaluación del papel de USAID en el escenario internacional.

La investigación, iniciada por el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DoGE), liderado por el empresario Elon Musk, reveló detalles preocupantes sobre los programas financiados por la agencia. Lo que comenzó como una auditoría rutinaria derivó en el descubrimiento de proyectos que poco tenían que ver con los objetivos tradicionales de desarrollo y asistencia humanitaria. La resistencia de altos funcionarios de USAID a colaborar con el equipo de auditoría no hizo más que alimentar las sospechas.

Descubrimientos inesperados

Tras múltiples intentos de acceder a información clave, el equipo de auditoría finalmente logró revisar documentos internos de USAID. Lo que encontraron fue una serie de programas financiados que desataron una tormenta de críticas. Según los informes, USAID destinó millones de dólares a iniciativas que incluyen desde la promoción de colectivos LGBTQ+ en varios países hasta producciones artísticas con temática transgénero y proyectos considerados altamente polémicos.

Entre los casos más destacados se encuentran:

  • $1,5 millones para promover la diversidad en el ámbito laboral de Serbia.
  • $70,000 para un musical inclusivo en Irlanda.
  • $47,000 para una ópera transgénero en Colombia.
  • $32,000 para un cómic sobre identidad de género en Perú.
  • $43 millones para una gasolinera en Afganistán, calificada como un fracaso rotundo.

Otros proyectos incluyeron financiamiento de medios de comunicación, campañas de «inclusión» en Vietnam por más de 19 millones de dólares y apoyo a fotógrafos en el Medio Oriente. Una de las revelaciones más inquietantes fue el desvío de fondos hacia grupos subversivos en América Latina y organizaciones vinculadas a actividades cuestionables en Europa del Este.

Acusaciones de financiamiento a grupos radicales

La investigación también puso de relieve el presunto uso de fondos de USAID para respaldar actividades subversivas y movimientos políticos específicos. En Guatemala, por ejemplo, la agencia habría financiado a grupos vinculados al Movimiento Semilla, que participaron en protestas y bloqueos. Según denuncias, parte de esos fondos se habrían utilizado para infiltrar operadores políticos en el sistema judicial guatemalteco.

En Ucrania, donde gran parte de los medios locales depende de la financiación de USAID, las consecuencias del desmantelamiento de la agencia ya son evidentes. Varios medios han tenido que suspender sus operaciones al perder su principal fuente de ingresos. La situación ha generado un intenso debate sobre la ética de financiar medios de comunicación extranjeros y el impacto en la libertad de prensa.

¿Una fachada para operaciones encubiertas?

Desde su creación, USAID ha enfrentado críticas por sus presuntos vínculos con la comunidad de inteligencia estadounidense. Documentos desclasificados han vinculado repetidamente a la agencia con operaciones de la CIA en América Latina y otras regiones. John Gilligan, exdirector de USAID, admitió en una ocasión que la agencia estaba “infiltrada de arriba abajo por agentes de la CIA”.

En 2014, Associated Press reveló que USAID financió la creación de una plataforma de redes sociales en Cuba destinada a fomentar la disidencia. Más recientemente, el programa PREDICT, una colaboración entre USAID y EcoHealth Alliance, ha sido objeto de escrutinio por su papel en la investigación de coronavirus en el Instituto de Virología de Wuhan. Elon Musk calificó estas actividades como “experimentos peligrosos con potencial biológico”.

Reacciones políticas y consecuencias

El escándalo ha sacudido la política estadounidense. Elon Musk no se ha contenido al describir a USAID como una «organización criminal» que debe ser desmantelada. Por su parte, el presidente Donald Trump ha aprovechado la controversia para redoblar sus críticas a los medios de comunicación, acusando a USAID de financiar publicaciones “favorables a los demócratas”.

Trump señaló directamente a medios como Politico y Associated Press por recibir millones de dólares en financiamiento. «Esto podría ser el mayor escándalo en la historia de Estados Unidos», afirmó en un mensaje publicado en Truth Social.

La administración designó a Marco Rubio como administrador interino de USAID, quien ya ha anunciado una serie de reformas profundas, incluyendo la posible fusión de la agencia con el Departamento de Estado. Mientras tanto, congresistas republicanos, como Rand Paul, han pedido la eliminación total de la ayuda exterior, argumentando que solo una pequeña fracción de los fondos llega realmente a quienes lo necesitan.

El futuro de la asistencia exterior

A medida que se desmantelan los programas de USAID, el debate sobre el papel de la ayuda exterior se intensifica. Los defensores de la agencia argumentan que, a pesar de los errores, USAID ha jugado un papel crucial en la promoción de la democracia y el desarrollo en todo el mundo. Por otro lado, sus críticos sostienen que la agencia se ha desviado de su misión original y que su desmantelamiento es una oportunidad para replantear la política exterior de Estados Unidos.

Lo que queda claro es que el escándalo de USAID marcará un antes y un después en la historia de la asistencia internacional. Las revelaciones han puesto en jaque no solo a la agencia, sino también a un modelo de intervención extranjera que ahora enfrenta un futuro incierto.

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Redacción Mundo Libre
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