Polémica: Inauguran en Argentina una biofábrica que utiliza larvas de moscas para producir alimentos

La semana pasada en la localidad argentina de Balcarce, se inauguró la primera “biofábrica” del país. Este proyecto, que utiliza larvas de moscas para descomponer los residuos de la planta procesadora de papa McCain y produce abono para suelos, aceites y proteínas para alimentos animales, ha sido recibido con una mezcla de entusiasmo y controversia.

En el corazón de la polémica se encuentra la pregunta sobre hasta dónde deberíamos llegar en nuestra búsqueda de soluciones para los desafíos ambientales y alimentarios.

Mientras que algunos ven en la biofábrica de Balcarce un paso hacia un sistema alimentario más sostenible bajo la mirada pragmática del globalismo, otros expresan preocupaciones éticas y culturales significativas.

El proyecto, liderado por la firma franco-belga Procens, se basa en la cría y transformación de insectos, específicamente larvas de la mosca autóctona conocida como soldado-negra. Utilizando desperdicios alimenticios como sustrato, estas larvas pueden multiplicar su peso por diez mil en tan solo doce días, generando un compost a escala industrial y produciendo proteínas y aceites de alta calidad, útiles para la alimentación animal y potenciando así un modelo de economía circular.

Sin embargo, la iniciativa respaldada por políticas impulsadas por la Agenda 2030 de Naciones Unidas en pos de ‘un sistema alimentario más sostenible’, también han generado preocupaciones sobre la imposición de un cambio de tendencia global a expensas de las prácticas agrarias tradicionales.

Algunos críticos ven en estas políticas una amenaza para los agricultores tradicionales, cuya forma de vida y producción de alimentos naturales se ven amenazadas por las exigencias ambientales y las nuevas tendencias alimentarias.

Por otro lado, este proyecto, que hoy se postula para la producción de insumos para alimentación animal, bien podría seguidamente hacerlo para insumos destinados a la industria alimentaria humana. 

Los insectos en la alimentación humana

Ante el catastrófico escenario mundial divulgado por la agenda globalista, donde la escasez de alimentos y el calentamiento global aparecen como los «enemigos» en puerta que pueden «acabar con el mundo», la utilización de estas “proteínas de alta calidad” obtenidas a partir de insectos en los alimentos para consumo humano parece una posibilidad a la vuelta de la esquina. 

De hecho esto ya está sucediendo. En 2021, la Comisión Europea reconoció a los insectos como un nuevo alimento y desde entonces ha autorizado su comercialización en la Unión Europea.

Para la la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), los insectos son un alimento “especialmente relevante en el siglo XXI”. 

El Gobierno italiano por su parte, impuso condiciones a la venta de harinas y productos a base de insectos, como grillos, langostas, larvas y gusanos. Deberán venderse con etiquetas fácilmente visibles que informen claramente del origen, así como el riesgo de que pueden causar reacciones alérgicas. Además, deberán colocarse en los supermercados en estanterías exclusivas para este tipo de productos. También, por tratarse de Italia, se prohíbe usar tales harinas para platos tradicionales como la pasta y la pizza.

«Los ciudadanos deben poder adoptar decisiones conscientes y estar informados desde todos los puntos de vista», ha dicho Giorgia Meloni, destacando la necesidad de proteger la salud pública y advirtiendo sobre los riesgos sociales asociados con la comercialización de este tipo de alimentos.

Foto del avatar
Redacción Mundo Libre
Por favor, activa JavaScript en tu navegador para completar este formulario.
Consent

COMENTARIOS

guest
0 Comentarios
Más antiguo
Más reciente
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios