Petro admite que la custodia de Miguel Uribe fue “extrañamente” reducida antes del atentado

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, reconoció este lunes que la escolta asignada al senador y precandidato presidencial de derecha Miguel Uribe Turbay, víctima de un atentado el pasado sábado en Bogotá, fue reducida de siete a tres personas el mismo día del ataque. Este hecho, calificado por el mandatario como “extraño”, ha desatado críticas sobre la gestión de la seguridad de figuras políticas en el país, particularmente en un contexto de creciente polarización.
El ataque contra Uribe, quien recibió tres disparos durante un acto de campaña en el barrio Modelia, ha conmocionado a Colombia y reavivado los temores de violencia política. El senador, de 39 años, permanece en estado crítico tras una cirugía de emergencia, mientras las autoridades investigan a un menor de 15 años como presunto autor material del atentado.
La reducción de su esquema de protección, confirmada por Petro, ha puesto en el centro del debate la efectividad de la Unidad Nacional de Protección (UNP).
El abogado de Uribe, Víctor Mosquera, reveló que en 2025 se presentaron más de 20 solicitudes para reforzar la seguridad del senador, la última el 5 de junio, dos días antes del atentado. Estas advertían que Uribe, considerado en “riesgo extraordinario” desde 2023, requería medidas adicionales como precandidato presidencial.
La falta de respuesta llevó a Mosquera a demandar penalmente al director de la UNP, Augusto Rodríguez, aliado de Petro, exigiendo a la Fiscalía investigar si el Estado dejó a Uribe en “indefensión”.
En X, el izquierdista Petro afirmó: “El esquema de protección del senador Uribe fue disminuido extrañamente el día del atentado: de 7 a 3 personas. Pedí en el Consejo de Seguridad la máxima profundidad en la investigación de este hecho”. Además, sugirió que el atentado podría estar vinculado a “fuerzas oscuras, neonazis y no republicanas, de la nación y del extranjero”, una hipótesis sin respaldo oficial que ha sido criticada como intento de desviar la atención de posibles fallos en la UNP.
“Sé que mi cabeza ya tiene precio y es entregada a fuerzas oscuras”, añadió, ordenando reforzar la seguridad de familias de funcionarios y opositores.
El atentado contra Uribe, nieto del expresidente Julio César Turbay e hijo de la periodista Diana Turbay, asesinada en 1991, ha intensificado las tensiones políticas.
La admisión de Petro sobre la reducción de la escolta plantea dudas sobre la protección de líderes opositores. Mientras Uribe lucha por su vida, Colombia exige claridad sobre si la disminución de su seguridad fue un error o algo más grave, en un momento crítico para la democracia del país.
Uribe era crítico del gobierno de Petro, por lo que algunas voces opinan que por eso intentaron silenciarlo.