Países latinoamericanos están «bukelizando» la seguridad
La gestión del presidente de El Salvador Nayib Bukele ha ganado una popularidad sin precedentes en la región debido a su eficaz modelo de seguridad, que ha logrado reducir drásticamente los homicidios y controlar las pandillas en su país, a pesar de ser etiquetado como «controvertido» por organizaciones internacionales y los grandes medios globales.
Bukele es ampliamente admirado por los ciudadanos salvadoreños y elogiado en toda Latinoamérica por transformar a El Salvador, anteriormente considerado el país más violento del mundo, en uno de los más seguros, con cifras y estadísticas que respaldan esta transformación.
A pesar de las críticas de los organismos de «derechos humanos» al «modelo Bukele», apenas logran resonancia en los grandes medios de comunicación, mientras que la narrativa popular refleja un apoyo mayoritario al modelo de seguridad implementado en El Salvador, tanto dentro como fuera de sus fronteras. Esto ha llevado a que muchos países consideren adoptar estrategias similares para abordar sus propios desafíos de seguridad.
Argentina ha sido el último país en adoptar elementos del «modelo Bukele», especialmente en el ámbito penitenciario. Rosario, provincia de Santa Fe, ciudad que ha sido casi tomada por bandas narcos en los últimos años, implementó una serie de operativos de seguridad inspirados en las prácticas de El Salvador. Estas acciones, que incluyeron requisas sorpresivas en cárceles, fueron rápidamente comparadas con las medidas aplicadas en El Salvador.
El ministro de Seguridad de Santa Fe, Pablo Cococcioni, defendió estas acciones argumentando que son necesarias para proteger la integridad de los funcionarios de seguridad y mantener el orden en las cárceles. Sin embargo, estas medidas también han generado críticas y preocupaciones en cuanto al respeto de los «derechos humanos».
El mensaje de Patricia Bullrich, ministra de Seguridad del presidente argentino Javier Milei, respaldando estas acciones refleja la influencia del «modelo Bukele» en la región.
Ecuador, enfrentando una crisis de seguridad, ha expresado interés en replicar las megacárceles de máxima seguridad implementadas en El Salvador.
Por otro lado, Honduras intentó aplicar una política de seguridad similar inspirada en el «modelo Bukele», pero los resultados fueron mixtos y no lograron abordar efectivamente la violencia y la delincuencia en el país.
En otros países de la región, como Paraguay, Colombia y Perú, líderes políticos han expresado interés en adoptar elementos del «modelo Bukele» para abordar sus propios desafíos de seguridad. Esto demuestra cómo la gestión de Bukele está influyendo en la agenda política y de seguridad en toda Latinoamérica, a pesar de las críticas a su modelo por parte de las organizaciones internacionales.
Por su parte, Bukele ha manifestado en más de una oportunidad que los «derechos humanos» que él respeta son los de la gente de bien, no los de los delincuentes, terroristas y asesinos.