Nueva York bajo la bruma: las medidas para protegerse del humo tóxico que invade la ciudad
El 14 de agosto, los neoyorquinos despertaron con una neblina familiar cubriendo la ciudad, humo que se desplazó hacia el sur desde Canadá debido a los incendios forestales.
Los meteorólogos afirman que el humo ligero, visible en partes de Nueva Jersey y Nueva York el miércoles por la mañana, persistirá durante varios días más.
«Es posible que hoy observen cielos brumosos. Procede del humo de los incendios forestales, que se ha extendido por toda la zona de norte a sur. Esperamos que permanezca durante los próximos días», escribió el Servicio Meteorológico Nacional en X, añadiendo que la agencia no espera ningún «impacto perjudicial para la calidad del aire en este momento».
La Oficina Nacional de Servicios Meteorológicos de Nueva York, que atiende a la ciudad, Long Island, Nueva Jersey y partes de Connecticut, clasificó la calidad del aire en estas áreas como «moderada», mientras que la calidad del aire en el valle del Hudson fue calificada como «buena».
Algunos neoyorquinos informaron que olían a humo el miércoles por la mañana, lo que les recordó los brumosos días del verano pasado, cuando ocurrió un escenario similar al registrarse en Canadá la peor temporada de incendios forestales de la que se tiene constancia.
En aquella ocasión, cientos de incendios obligaron a evacuar a unas 235.000 personas en varias provincias canadienses y cubrieron la Gran Manzana de una espesa bruma color óxido. El humo generalizado provocó advertencias sanitarias en varias ciudades de Estados Unidos.
Efectos del humo de los incendios forestales en la salud
El humo de los incendios forestales puede trasladarse a miles de kilómetros de distancia de su origen, afectando a la calidad del aire y, en consecuencia, a la salud de las personas que se encuentran lejos del lugar del incendio.
El humo de los incendios forestales es una mezcla de gases, partículas y vapor de agua que contiene ozono, metano, dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno, monóxido de carbono, compuestos orgánicos volátiles (COV), partículas finas (PM2,5) e hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP).
Las partículas se consideran el principal riesgo para la salud y el más nocivo.
Según Health Canada, «no existe ningún nivel seguro conocido de exposición a algunos de estos contaminantes. Esto significa que el humo puede afectar a su salud incluso a niveles muy bajos».
La exposición a estas partículas puede provocar dolor de cabeza, tos leve, producción de mucosidad e irritación de nariz, garganta, ojos y senos paranasales. La mayoría de las veces no se requiere intervención médica.
Sin embargo, los síntomas más graves y menos frecuentes incluyen mareos, sibilancias, dolores en el pecho, tos intensa, ataques de asma, dificultad para respirar y palpitaciones del corazón.
Si experimenta alguno de estos síntomas, consulte a su médico.
En casos muy raros, la exposición al humo de los incendios forestales puede provocar derrames cerebrales, infartos de miocardio, muerte prematura y efectos sobre la reproducción y el desarrollo, como una baja tasa de natalidad.
Proteja su salud
Para protegerse del humo de los incendios forestales, manténgase al día sobre la calidad del aire en su región.
Limite el tiempo que pasa al aire libre y escuche a su cuerpo. Si experimenta síntomas de exposición al humo de los incendios forestales, actúe y busque un lugar con buena ventilación donde quedarse.
Las personas más susceptibles al humo de los incendios forestales son, entre otras, los ancianos, los fumadores, los bebés y niños pequeños, las mujeres embarazadas y las personas que realizan ejercicio o trabajos extenuantes al aire libre.
Si puede, reduzca o reprograme las actividades extenuantes al aire libre y busque atención médica si experimenta algún síntoma grave.
Evite participar en eventos y actividades al aire libre.
Para proteger la calidad del aire interior, mantenga las ventanas y puertas cerradas en la medida de lo posible; sin embargo, si hace calor extremo, dé prioridad a mantenerse fresco.
Si utiliza un filtro de aire en su sistema de ventilación, asegúrese de que funcione según las recomendaciones del fabricante.
Siempre puede utilizar un purificador de aire portátil que filtre las partículas finas, pero asegúrese de cambiar los filtros con regularidad.
Consulte siempre a su médico para determinar qué es lo mejor para su situación particular.