«No queremos vivir más aquí»: las víctimas de las inundaciones en Valencia denuncian la mala gestión de la crisis

En la localidad de Godelleta, los vecinos de las viviendas que fueron afectadas por las inundaciones repentinas relataron el jueves (31 de octubre) cómo pasaron cuatro horas la noche del martes (29 de octubre) temiendo por sus vidas mientras la crecida del agua amenazaba con engullirlos.

«Ya no queremos vivir aquí», dijo a Reuters entre lágrimas el residente Antonio Molina, añadiendo que estaba decepcionado con el gobierno local y se sentía impotente.

Molina dijo que había sufrido después de dos grandes inundaciones en 2018 y 2020, y culpó a las autoridades por permitir la construcción de edificios residenciales en lugares donde el agua se acumula fácilmente.

“Mi mujer y yo ya no queremos vivir aquí, esto ya es una pesadilla. En cuanto llueve un poco ya estamos mirando el móvil y no se puede, al final lo pierdes todo. Lo siento, es pura impotencia, es desamparo. Luego los gobiernos no hacen nada. Cada cuatro años o cada dos años vuelvo a empezar. Porque esto es volver a empezar y no sabemos qué hacer. Estamos desesperados porque por mucha ayuda que haya y por mucho que los ayuntamientos te digan que sí, que haremos todo lo posible, que están aquí, estamos destrozados. Al final nadie nos ayuda”, expresó.

Rosa Castro, otra residente de 64 años atribuyó la responsabilidad al gobierno local. «Es la tercera vez y está siendo muy grande, que no ponen ningún recurso y lo único que hacen es cuando hay una ola de frío, nos dejan abandonados y esto es lo que pasa. Esta vez ha sido un tema general, estoy de acuerdo, pero es el desastre que se crea y que nadie nos ayude, el Ayuntamiento no quiere saber nada y no da respuestas concretas. No sé qué más decir porque llevamos cinco años luchando por esto”.

Carmen Molina, de 55 años dice: «Me siento afortunada porque estoy viva porque sé que mucha gente murió. Sé que hay mucha gente que no sabe dónde está su gente, y estoy consciente del dolor que tiene la gente entonces puedo agradecer porque estoy viva pero eso no le quita la responsabilidad a esa gente que por lograr votos nos dicen que van a estar con nosotros, porque en la hora de la verdad no están».

El número de muertos por las devastadoras inundaciones repentinas en el este de España aumentó a 158 el jueves (31 de octubre), mientras los equipos de rescate aún buscan a los desaparecidos en lo que podría convertirse en el peor desastre relacionado con tormentas de Europa en más de cinco décadas.

En toda la región de Valencia, las imágenes mostraron la magnitud de los daños con barro, escombros y cientos de coches amontonados que bloqueaban las calles.

Miles de personas con bolsas o empujando carritos de compra se podían ver el jueves cruzando un puente peatonal sobre el río Turia desde La Torre hacia el centro de la ciudad de Valencia para abastecerse de suministros esenciales.

El martes (29 de octubre) cayó en ocho horas en algunas zonas de la Comunidad Valenciana el equivalente a un año de lluvia.

¿Cambio climático o falta de dragado?

El fenómeno al que llaman DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) es atribuido por varios expertos al llamado cambio climático, sin embargo, hay graves acusaciones sobre falta de dragado y de limpieza en profundidad de los ríos pese al riesgo de inundaciones.

El techo de un automóvil sumergido en el agua después de las inundaciones se muestra en Picanya, cerca de Valencia, este de España, el 30 de octubre de 2024. (JOSE JORDAN/AFP vía Getty Images)

Según se denuncia, el gobierno socialista de Sánchez ha rechazado la realización de dragados y limpiezas profundas en los cauces de los ríos, a pesar de los riesgos de inundaciones en diversas zonas históricamente afectadas por riadas. Desde que se estableció el Ejecutivo de coalición, se ha optado por un enfoque de «limpieza mínima» en nombre de la «protección ambiental» de la flora y fauna fluvial.

No obstante, esta medida, al reducir la capacidad de desagüe de los ríos, incrementa el potencial de inundaciones catastróficas durante lluvias intensas, poniendo en riesgo a la población, la agricultura, y las infraestructuras públicas y privadas.

Este enfoque ecologista impulsado por el Gobierno se ha aplicado a todas las cuencas hidrográficas de España, con especial impacto en la del río Júcar, una de las zonas más gravemente afectadas por las recientes inundaciones.

El 16 de marzo de 2023, el Gobierno ratificó esta política por escrito en un documento oficial, el cual fue registrado en el Congreso el 17 de marzo y recopilado por OKDIARIO. En él, el Ejecutivo reafirma su directriz general de «mínima intervención» para la limpieza de cauces, incluyendo la cuenca del Júcar, una de las áreas con mayores riesgos de inundación en el Levante. En esta cuenca, al menos 1.000 kilómetros de cauces se han clasificado como Áreas de Riesgo Potencial Significativo de Inundación (ARPSI), lo que subraya la necesidad urgente de medidas preventivas.

Con información de Reuters

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Redacción Mundo Libre
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