Nayib Bukele propone a Nicolás Maduro un intercambio humanitario: 252 deportados venezolanos por presos políticos

En un mensaje directo y contundente publicado en la plataforma X el 20 de abril, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, lanzó una propuesta sin precedentes al presidente venezolano Nicolás Maduro. Bukele ofreció repatriar a 252 ciudadanos venezolanos, deportados desde Estados Unidos y actualmente detenidos en El Salvador, a cambio de la liberación de un número idéntico de presos políticos en Venezuela.
La declaración, cargada de críticas al gobierno de Maduro, ha generado un intenso debate internacional y ha puesto en el centro de la atención la situación de los derechos humanos en ambos países.
El contexto de la propuesta
La iniciativa de Bukele surge en un momento de alta controversia, tanto en El Salvador como en el ámbito internacional. Desde marzo de 2025, el gobierno de Estados Unidos, bajo la administración de Donald Trump, ha deportado a más de 200 venezolanos a El Salvador, acusándolos de ser miembros de la pandilla Tren de Aragua o de otros grupos criminales.
Estas personas han sido recluidas en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), una prisión de máxima seguridad construida por el gobierno de Bukele como parte de su estrategia contra las pandillas. Sin embargo, las deportaciones han sido objeto de críticas debido a la falta de evidencia que vincule a muchos de los detenidos con actividades criminales. Un caso emblemático es el de Kilmar Abrego García, un residente legal en Estados Unidos deportado por error, lo que ha intensificado las críticas hacia el manejo de estas operaciones.
Por su parte, Venezuela ha denunciado estas deportaciones como un “secuestro” y una violación de los derechos humanos, exigiendo la repatriación de sus ciudadanos. Maduro ha insistido en que los deportados no son criminales, mientras que Bukele sostiene que los detenidos en CECOT son responsables de delitos graves, como asesinatos y violaciones.
El mensaje de Bukele: un desafío directo
En su publicación en X, Bukele no solo plantea el intercambio, sino que también lanza una crítica frontal al gobierno de Maduro, acusándolo de mantener “miles de presos políticos” cuya única falta es haberse opuesto al régimen y a lo que describe como “fraudes electorales”. En contraste, Bukele asegura que El Salvador no tiene presos políticos y que los venezolanos bajo su custodia fueron detenidos en operaciones legítimas contra pandillas.
El presidente salvadoreño detalla que el acuerdo humanitario implicaría la liberación de figuras específicas, como Rafael Tudares, yerno del excandidato presidencial venezolano Edmundo González; el periodista Roland Carreño; la abogada y activista Rocío San Miguel; y Corina Parisca de Machado, madre de la líder opositora María Corina Machado. Además, incluye a cuatro dirigentes políticos asilados en la embajada de Argentina en Caracas y a casi 50 ciudadanos de diversas nacionalidades, entre ellos estadounidenses, europeos y latinoamericanos, detenidos en Venezuela.
Bukele finaliza su mensaje anunciando que la Cancillería salvadoreña enviará una correspondencia formal para concretar la propuesta y con una invocación: “Dios bendiga al pueblo de Venezuela”. Esta frase, junto con el tono directo de su mensaje, ha sido interpretada como un intento de posicionarse como un líder regional dispuesto a confrontar a Maduro en el escenario internacional.
Por su parte, el fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, respondió calificando la oferta de Bukele como “cínica” y exigiendo una lista completa de los detenidos en CECOT, junto con información sobre los cargos en su contra y su situación legal. Saab también acusó a El Salvador de violar los derechos humanos de los venezolanos, una crítica que se suma a las preocupaciones expresadas por organizaciones no gubernamentales y el arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas, quien instó a Bukele a no convertir a El Salvador en una “gran prisión internacional”.
Más allá de los detalles del intercambio, la propuesta de Bukele parece ser un movimiento estratégico para reforzar su imagen como un líder audaz y confrontacional, tanto en El Salvador como en el escenario global. Al presentarse como defensor de los derechos de los presos políticos venezolanos, Bukele busca capitalizar su popularidad regional, ganada tras su dura política contra las pandillas, mientras deslegitima a Maduro ante la comunidad internacional.