Navegando entre sanciones: El complejo entramado de las relaciones financieras chino-rusas

En un mundo cada vez más marcado por las tensiones geopolíticas y las sanciones económicas, la relación entre China y Rusia es un testimonio de las muchas complejidades de las finanzas y la diplomacia internacionales. 

Los últimos acontecimientos han puesto de relieve un cambio cauteloso en el enfoque de los bancos chinos hacia sus relaciones con Rusia, subrayando el impacto de largo alcance de las sanciones internacionales y lo que esto significa en términos de relaciones diplomáticas. 

Funcionarios rusos han reconocido el reto, al tiempo que han afirmado su compromiso de «resolver los problemas» que han surgido a raíz de la suspensión de las transacciones con Rusia por parte de algunas instituciones financieras chinas. La medida -provocada por el temor a las sanciones tras las continuas acciones militares de Rusia en Ucrania- ha suscitado un intenso debate entre ambas naciones.

Andrey Rudenko, viceministro de Asuntos Exteriores de Rusia, hizo hincapié en los esfuerzos que se están realizando para resolver los problemas relacionados con el procesamiento de los pagos, al tiempo que expresó su confianza en superar los obstáculos que plantean los temores a las sanciones. «Los problemas relativos a los pagos entre China y Rusia ‘se resolverán'», afirmó Rudenko, añadiendo que ambos países mantienen un «estrecho diálogo».

¿Un salvavidas económico?

A pesar de estos retos, el comercio entre China y Rusia sigue prosperando, con un notable cambio hacia el uso del yuan chino para las transacciones. La adaptación refleja un giro estratégico de Rusia en respuesta a su expulsión del sistema de mensajería financiera SWIFT en 2022, y pone de relieve el sorprendente papel del yuan como salvavidas económico para Moscú.

«China tiene intereses económicos y estratégicos para no cortar completamente los lazos con Rusia y creo que también es relevante que China parece argumentar que lo importante ahora es desescalar – buscar negociaciones más pacíficas en lugar de aislar y provocar aún más a Rusia», dijo Liang Yan, profesor y catedrático de economía en la Universidad de Willamette, a Voice of América (VOA). 

Pero la suspensión de los negocios de los principales bancos chinos con Rusia no solo ha puesto de relieve las implicaciones financieras inmediatas, sino también consideraciones estratégicas más amplias. La participación de instituciones financieras chinas más pequeñas -dispuestas a financiar a Rusia y ayudar en el pago de servicios- pone de manifiesto un enfoque más matizado para mantener las relaciones económicas en medio de las presiones mundiales.

En la cuerda floja

Sin embargo, este delicado equilibrio se pone cada vez más a prueba. Las nuevas sanciones impuestas por Estados Unidos [a Rusia] el mes pasado han aumentado la presión sobre los bancos extranjeros, amenazándolos con sanciones secundarias y el aislamiento de los inversores occidentales en caso de que colaboren con entidades rusas sancionadas. Esto ha llevado a al menos dos bancos estatales chinos a reevaluar sus negocios en Rusia.

«China decide su propia posición y política basándose en los méritos del asunto en sí», declaró Liu Pengyu, portavoz de la embajada china en Washington. En cuanto a Rusia y Ucrania, «seguiremos desempeñando un papel constructivo en la búsqueda y el logro de la paz», añadió.

Sin embargo, la postura de Beijing ha sido de cuidadosa navegación cuando se trata de su vecino del norte, y quizás, su aliado más importante. Aunque no condena las acciones de Rusia en Ucrania, China también ha expresado su intención de no burlar deliberadamente las sanciones internacionales. Esta postura refleja una estrategia más amplia de Beijing para participar en el comercio mundial al tiempo que se adhiere a los principios de soberanía y no injerencia.

«Creo que, a largo plazo, es probable que sigamos viendo una relación comercial y de inversión cada vez mayor entre China y Rusia», afirmó Dexter Roberts, autor de The Myth of Chinese Capitalism (El mito del capitalismo chino). «Para Rusia, esto es realmente importante».

Impulso económico o quiebra

La interdependencia económica entre China y Rusia se ve subrayada por el importante volumen comercial entre ambos países, que alcanzó los 240.100 millones de dólares en 2023 -lo que supone un aumento del 26,3% respecto al año anterior-. 

Esta relación -impulsada por el suministro ruso de energía, petróleo y materias primas agrícolas- es una piedra angular de la asociación estratégica de ambas naciones, señala Liang Kuo-yuan, presidente del think tank económico Yuanta-Polaris Research Institute, con sede en Taiwán.

«Es difícil decir si China comprará un poco más de petróleo -la posibilidad está ahí-, pero no puede compensar la cantidad que [Rusia] solía vender a Europa Occidental y al resto del mundo», afirmó Liang.

Pero los analistas subrayan las implicaciones más amplias de esta dinámica, especialmente en un momento en que China lucha contra su propia ralentización económica, sobre todo en los sectores inmobiliario y bancario.

Según Nicholas R. Lardy, del Instituto Peterson de Economía Internacional (PIIE), «las importaciones chinas se han debilitado, con una caída del 7,6% en los siete primeros meses de 2023, lo que podría indicar la debilidad de la demanda interna».

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Redacción Mundo Libre
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