Henry Kissinger, el «viejo amigo» del Partido Comunista Chino

Henry Kissinger falleció el miércoles a los 100 años de edad. El controvertido exsecretario de Estado fue el encargado de «incorporar» al régimen comunista chino al mundo libre, a tal punto que Beijing lo catalogó como un «viejo amigo».

Refugiado judío, Kissinger huyó de la Alemania nazi a los 15 años con su familia en 1938. Se convirtió en Asesor de Seguridad Nacional en 1969 y en Secretario de Estado en 1973 con el presidente Richard Nixon.

En lugar de aprender las lecciones convenientes de su temprana experiencia con el régimen totalitario nazi, Kissinger abrazó al Partido Comunista Chino (PCCh) todo el tiempo -facilitando su relación con Estados Unidos en la década de los setenta, ayudando al PCCh a evadir las consecuencias de la Masacre de la Plaza de Tiananmen en 1989, facilitando la entrada del PCCh en la Organización Mundial de Comercio (OMC) a principios de 2001, e incluso minimizando la responsabilidad del PCCh en la pandemia del coronavirus.

Incluso Nixon se dio cuenta del error fatal que representó la relación con el PCCh. En su forzado retiro del Watergate, le dijo a su antiguo escritor de discursos: «Puede que hayamos creado un Frankenstein» (confundiendo al monstruo con su creador)», afirmaba un artículo de octubre de 2020 en The Hill titulado «Henry Kissinger reconoce décadas tarde la naturaleza agresiva de China».

«Pero, al parecer, para Kissinger nunca existió el momento ni la oportunidad adecuados para promover el cambio en China», continuaba el artículo, «mientras que Nixon, fuera de la presidencia, parecía inclinado a volver a su pensamiento original sobre el peligro de la ‘China Roja’ para el mundo, Kissinger se mantuvo insensible, porque la reforma política en China nunca estuvo en su agenda geopolítica».

La «Era Kissinger»

Durante la Guerra Fría, de 1949 a 1971, los países occidentales desconfiaban de la amenaza de la China controlada por el PCCh. Kissinger, a pesar de la objeción del pueblo estadounidense, fue en secreto a China en julio de 1971. Luego facilitó el viaje «rompehielos» del presidente Nixon a China en 1972, abriéndoles las puertas a los países occidentales, especialmente a Estados Unidos.

En sus memorias, Nixon hablaba de su apretón de manos con el primer ministro chino Zhou Enlai tras bajar del Air Force One en Beijing. «Cuando nuestras manos se encontraron, terminó una era y comenzó otra».

Kissinger visitó China más de 80 veces desde entonces, más de 20 a título personal. Fue el único dignatario extranjero que fue recibido por las cinco generaciones de altos dirigentes del PCCh.

Estados Unidos impuso una serie de sanciones al PCCh tras la masacre de Tiananmen, denunciando sus atroces violaciones de los derechos humanos. Kissinger presionó al gobierno para que levantara las sanciones. Siendo el primer alto funcionario occidental que se puso en contacto con Beijing en secreto después de la masacre, tranquilizó a los líderes del PCCh, diciéndoles que solo hacían lo que un líder de cualquier otro país haría ante la confrontación de su pueblo (exigir la democracia). También garantizó en privado al PCCh que las sanciones de Estados Unidos se levantarían y que él ayudaría entre telones, diciéndoles que solo le dieran algo de tiempo y que la dirección del viento cambiaría.

Utilizando el Comité Nacional de Relaciones entre Estados Unidos y China, Kissinger creó un enorme grupo de presión para el PCCh en Estados Unidos. Kissinger y el grupo defendieron al PCCh en materia de comercio y violaciones de los derechos humanos y trataron de influir en la política estadounidense.

Kissinger consiguió ayudar al PCCh a evitar las sanciones por la masacre de Tiananmen, a las que Estados Unidos puso fin rápidamente. Él y otros también convencieron a Estados Unidos y a la comunidad internacional para que aceptaran al PCCh en la OMC. Mientras ignoraban los problemas de derechos humanos en China, ayudaron a conectar Wall Street con el trabajo esclavo chino.

Los medios de comunicación oficiales del PCCh dijeron: «En cada momento clave de las relaciones chino-estadounidenses, se puede encontrar la figura de Kissinger».

Kissinger publicó un libro, On China en 2011. Los medios de comunicación chinos lo elogiaron con fuerza incluso antes de que se publicara la versión china. En el libro, Kissinger apenas se refería al régimen totalitario del PCCh y a las decenas de millones de muertos durante la época de Mao Zedong. Defendía la matanza de estudiantes y ciudadanos por parte del PCCh el 4 de junio de 1989 e ignoraba por completo las continuas y graves violaciones de los derechos humanos por parte del PCCh. También se hizo eco del mensaje del PCCh, alabando la estabilidad, el desarrollo y el ascenso de China como gran potencia.

Promovió la teoría del «nuevo orden mundial» del comunismo durante los últimos años, ocultando el hecho de que existe la amenaza fundamental y constante del PCCh en el mundo libre.

En los últimos 50 años, Kissinger estuvo presionando y glorificando al PCCh. Su teoría de establecer buenas relaciones entre Estados Unidos y China influyó en ocho presidentes estadounidenses para que adoptaran una política de apaciguamiento hacia el PCCh, enviando enormes cantidades de capital y tecnología avanzada de Occidente, especialmente de Estados Unidos, a China. Esto sirvió para fortalecer al PCCh y apoyar su hegemonía mundial. Mientras tanto, su teoría causó un grave daño a los valores tradicionales estadounidenses de defensa de la República, salvaguarda de la libertad y defensa de los derechos humanos.

La «Era Kissinger» es una época en la que algunos políticos estadounidenses vendieron los intereses de Estados Unidos, alimentaron al PCCh e hicieron crecer la agenda socialista en todo el mundo.

Desviación de los principios por dinero

En 2012, un asistente de un subdirector del ministerio de seguridad del estado chino proporcionó a la CIA un gran número de documentos secretos del PCCh. Reveló que el PCCh está comprando a altos funcionarios retirados de muchos países para que hagan presión a favor de Beijing, siendo Kissinger el ejemplo más típico.

Kissinger dejó su cargo público en 1977. Trabajó como asesor principal en algunas empresas, como el Chase Bank y la RAND Corporation.

En 1982 fundó su empresa de asesoría Kissinger Associates, Inc., contratando como directores a un grupo de personalidades políticas de Estados Unidos y el Reino Unido y a empresarios multinacionales. La principal actividad de Kissinger Associates era ayudar a las empresas a desarrollar el mercado chino.

Alrededor del 90% de sus clientes eran empresas estadounidenses o europeas, entre ellas JPMorgan Chase, American Express, Budweiser, AIG, Coca-Cola, GTE Communications, Heinz Foods, Boeing, Daewoo, Merck, Volvo, Fiat, Boeing y Revlon.

Las ganancias de la empresa fueron de 5 millones de dólares en 1987 y esa cantidad se duplicó en la década de los noventa. El salario de Kissinger superó los 8 millones de dólares anuales. Los ingresos de la empresa superaron los 100 millones en 2001.

En la pared de la oficina de Kissinger se exhiben muchas fotos de líderes de diferentes países, incluyendo imágenes de él con los cinco jefes del PCCh: Mao Zedong, Deng Xiaoping, Jiang Zemin, Hu Jintao y Xi Jinping.

La íntima conexión de Kissinger con el PCCh benefició en gran medida tanto al PCCh como a Kissinger. El PCCh permitió a Kissinger llevar su negocio de asesoría sin problemas en China, mientras que Kissinger ayudó al PCCh a presionar por ciertas políticas estadounidenses.

Kissinger visitó Chongqing el 28 de junio de 2011, a la edad de 88 años, cuando Bo Xilai era el jefe del partido comunista de Chongqing. Kissinger elogió abiertamente a Bo como una persona legendaria en China. En privado, participó en una fiesta de «canciones rojas» (cantando canciones del PCCh para alabar al partido) y emitió grandes comentarios sobre la campaña de Bo de «cantar las (canciones) rojas y golpear a la (mafia) negra». Los medios de comunicación de Chongqing hicieron reportajes de alto nivel sobre su visita.

Según fuentes internas del PCCh, Bo Xilai pidió a sus seguidores que sacrificaran sus intereses comerciales a Kissinger, a cambio de sus elogios al «Modelo Chongqing», que Bo utilizó para pujar por el ascenso político. Kissinger recibió unos 160 millones de dólares de Chongqing. Bo, exgobernador de la provincia de Liaoning, fue uno de los principales responsables en la sustracción forzada de órganos de los practicantes de la disciplina espiritual Falun Dafa en China. En 2013 fue declarado culpable de corrupción y condenado a cadena perpetua.

Cuando Xi Jinping asumió el máximo liderazgo en 2013, habló mucho del «Sueño de China». Kissinger se hizo eco de que el Sueño de China y el Sueño Americano son lo mismo. Gente tanto de China como de Estados Unidos se preguntó: «¿Cuánto le paga el PCCh a Kissinger?».

El Comité de Armas del Senado de Estados Unidos celebró una audiencia en 2018. Kissinger, de 95 años, volvió a insistir en el «ascenso de China» como una necesidad de la política y la historia.

Escribió un artículo en el Wall Street Journal en abril de 2020, en el que afirmaba que la pandemia del coronavirus cambiaría el orden mundial para siempre y llamaba a defender los principios del orden mundial libre, es decir, un mundo integrado política y económicamente. Sin mencionar en absoluto la falsa propaganda del PCCh y su papel en el desastre de la plaga mundial, Kissinger pidió a los funcionarios estadounidenses que no perdieran de vista la urgente tarea de establecer una empresa paralela para la transición a un orden post-coronavirus.

Su petición al gobierno estadounidense fue interpretada como un apoyo al nuevo orden mundial en el que el PCCh gozaría de un dominio global.

Cuando la administración Trump se unía agresivamente a sus aliados para contener al PCCh, Kissinger pidió a la próxima administración estadounidense que dialogara con las autoridades del PCCh lo antes posible, en la sesión de apertura de la conferencia web «Foro de la Nueva Economía 2020» el 16 de noviembre de 2020.

Comienza una nueva era

Kissinger es visto como el «diseñador jefe» de la política pro-PCCh.

La democracia, la libertad y los derechos humanos son los cimientos de Estados Unidos y también la bandera moral que ostenta en el mundo. Sin embargo, la filosofía de Kissinger era vivir el momento y «todo es por el dinero», hasta el punto de comprometerse o colaborar con un régimen totalitario y sus fuerzas extremas.

Aunque esta filosofía podría ayudar a un grupo de élite más pequeño a ganar toneladas de dinero, es perjudicial para Estados Unidos y para el pueblo estadounidense ya que se desvía de los intereses nacionales y de los valores tradicionales.

Texto parcialmente modificado. Artículo original en Minghui.org.

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