Millonarios chinos protestan contra la debacle inmobiliaria en Shanghái y las autoridades responden con arrestos
En una rara muestra de desafío por parte de la élite adinerada de China, más de 100 propietarios multimillonarios salieron a las calles de Shánghai el 18 de noviembre para protestar contra las “demoras prolongadas” en la finalización de sus apartamentos de alta gama.
Las protestas, que tuvieron lugar en el complejo residencial Suhe Bay N°. 1, en el acaudalado distrito Jing’an de la ciudad, reflejan la creciente frustración con el sector inmobiliario chino y la gestión de la crisis por parte del gobierno. A pesar de su riqueza, los manifestantes se encontraron con una rápida intervención policial y se informó de múltiples arrestos en el lugar.
Los videos compartidos en las redes sociales mostraban escenas caóticas y violentas en las que los manifestantes se enfrentaban con la policía. Una mujer, sentada en la calle, fue arrastrada a la fuerza por agentes de policía armados mientras gritaba de angustia. Otro video mostraba a seis agentes luchando por llevarse a una mujer que gritaba mientras otro testigo decía: «Es realmente impactante ver este tipo de escenas en Shanghái, una ciudad que representa el progreso y la riqueza».
Promesas vacías
El proyecto Suhe Bay N°. 1, desarrollado por Hopson Development Holdings y su filial Guangdong Pearl River Investment Holding Group, se comercializó como el símbolo máximo del lujo y la renovación urbana. Inaugurado en noviembre de 2021, los apartamentos se vendieron a un promedio de 128.800 yuanes por metro cuadrado (aproximadamente 18.000 dólares), y las unidades costaban millones de dólares cada una. Desde su lanzamiento, se han vendido más de 300 unidades, generando casi 10.000 millones de yuanes en ingresos.
El proyecto, cuya finalización estaba prevista originalmente para junio de 2024, ha sufrido múltiples retrasos y “complicaciones de zonificación”. Los promotores citaron la pandemia como la razón inicial del aplazamiento, lo que aplazó la fecha de entrega hasta septiembre de 2024. Sin embargo, otros problemas financieros y de permisos provocaron más retrasos hasta noviembre.
Ahora, las disputas no resueltas con los contratistas han prolongado el plazo indefinidamente. Sin una solución a la vista y con la construcción paralizada, los compradores se ven obligados a hacer frente a los crecientes pagos de hipotecas por viviendas que tal vez nunca se entreguen. Esta serie de retrasos ha erosionado la confianza del público en los promotores y ha ensombrecido el mercado inmobiliario del país.
Los internautas reaccionan
En una declaración conjunta emitida el 14 de noviembre, los propietarios anunciaron una suspensión colectiva de la hipoteca. Destacaron que el proyecto, considerado un hito, se ha convertido en una pesadilla. “A pesar de pagar precios astronómicos, no nos queda más que promesas vacías”, se lee en la declaración.
También criticó a los promotores por su “falta de transparencia y responsabilidad”, acusándolos de esconderse detrás de excusas como la pandemia y de no abordar la mala gestión financiera más profunda del proyecto. “No solo invertimos dinero, sino también confianza en lo que nos vendieron como la cumbre del lujo moderno”, dijeron los propietarios, que expresaron un profundo sentimiento de traición. “En cambio, nos quedamos luchando por lo que nos pertenece por derecho”.
La riqueza no ofrece inmunidad
La participación de multimillonarios en estas protestas pone en entredicho la suposición de que la riqueza proporciona inmunidad en la sociedad china, fuertemente controlada. Los manifestantes lamentaron que su situación financiera no tuviera ninguna influencia en la respuesta del gobierno. “Ante el poder y la violencia del régimen, ni siquiera los miles de millones significan nada”, escribió un manifestante en las redes sociales. “Aquí el dinero es solo papel de desecho”.
Este sentimiento se repitió en Internet. “No importa cuánto dinero tengas, eres solo otro cordero al que hay que sacrificar a los ojos del Partido Comunista Chino (PCCh)”, decía un comentario que se volvió viral en Weibo (la versión china de Twitter). Otros señalaron la ironía de que individuos ricos, que antes tal vez habían apoyado al sistema, ahora se conviertan en víctimas de sus ineficiencias.
Los internautas no escatimaron en sus valoraciones. Como señaló un observador: “Estos individuos antes menospreciaban a otros que luchaban por sus derechos. Ahora que han sido heridos, finalmente comprenden”. Otro agregó: “En China, quienes acumulan riqueza a menudo se benefician de los privilegios del PCCh. Ahora, están cosechando los resultados de su fe ciega en el sistema”.
Malestar social
Las protestas forman parte de una tendencia más amplia de malestar social en China, alimentada por los problemas económicos y la creciente desilusión con el PCCh. Según un análisis internacional, solo en octubre hubo al menos 237 protestas colectivas en China continental, de las cuales 125 fueron manifestaciones relacionadas con la propiedad. Muchas de esas protestas son reprimidas por las autoridades antes de ganar impulso significativo.
Cai Xia, ex profesora de la Escuela Central del Partido Comunista de China, destacó la creciente importancia de la resistencia no violenta en un comentario publicado a principios de este año. “Las protestas no violentas se han convertido en la forma más fundamental e impactante para que los ciudadanos chinos se opongan al régimen autoritario”, dijo. Cai también destacó su importancia para la posible transformación política de China, y agregó: “Estas protestas no solo desafían al gobierno, sino que podrían allanar el camino para la consolidación democrática en el futuro”.
El sector inmobiliario de China ha sido durante mucho tiempo una piedra angular de la economía del país. Sin embargo, una combinación de apalancamiento excesivo, medidas regulatorias severas y una pérdida de confianza de los consumidores ha llevado al sector a una crisis, dejando a millones de compradores de viviendas en el limbo. Los proyectos retrasados y los boicots hipotecarios se han vuelto cada vez más comunes, y ahora incluso los compradores adinerados son los más afectados por los fallos sistémicos.
Pero ¿son las protestas de Suhe Bay N°. 1 un punto de inflexión? Estas protestas, que se están volviendo habituales en todo el país, demuestran que la insatisfacción con la gestión de la crisis inmobiliaria por parte del gobierno afecta a todas las clases socioeconómicas. Si bien estos multimillonarios poseen los recursos para mudarse al extranjero o absorber las pérdidas financieras, su decisión de protestar pone de relieve una frustración más profunda con las injusticias sistémicas y las promesas gubernamentales incumplidas.
Para la élite china, el mensaje es claro: en el clima actual, la riqueza ofrece poca protección. Como señala un comentarista en línea: “En el mundo del PCCh, incluso los más ricos son meros cultivos engordados que esperan ser cosechados”.