Manute Bol, la épica vida del primer africano en jugar en la NBA

En 1985, Manute Bol era un joven que viajó a Estados Unidos para iniciar una carrera en el baloncesto.

Con sus sorprendentes 2,28 metros de altura, su espigado cuerpo prometía ser la nueva sensación en el deporte favorito de los estadounidenses, pero detrás de esta imagen peculiar, Bol era el protagonista de una historia de superación.

Este exjugador, era parte de los Dinka, un clan proveniente de Sudán del Sur. Y debido a su imponente físico, estaba destinado a ser el jefe de su aldea, pero al ser descubierto por un entrenador universitario estadounidense, Bol vio la posibilidad de jugar profesionalmente en la liga más competitiva del mundo: la NBA.

Así pues, como no quería seguir la tradición de su hogar, Manute se transformó en un ícono, que siempre tuvo presente a Sudán y lo transformó en un héroe impensado para la nación africana, arrasada por la guerra, entre los años 1955 y 1972.

Manute Bol: un héroe africano en la NBA

Desde que pisó tierras norteamericanas, la vida de Manute fue objeto de leyendas. Como la vez que cuidaba el ganado familiar y atravesó a un león con una lanza, mientras el animal se disponía a dar un zarpazo en el aire.

También cuentan que su padre medía 1.93 metros y su madre 1.88 metros. Por lo que tener esa altura, era una cuestión de genética.

Si bien era capaz de imponerse por su enorme fuerza física, Manute Bol destacaba más por la capacidad de saltar y bloquear los tiros de sus rivales. Con esta capacidad sobrehumana, la liga universitaria de Estados Unidos lo recibió con los brazos abiertos.

Un compañero de aquellos años, John Mullin, explicó a The Atavist Magazine lo que pensó cuando vio a Bol por primera vez. “Estaba sentado en el vestíbulo, y cuando se levantó fue como si su cuerpo se estuviera desplegando”, dijo Mullin. “Entra por la puerta y tiene que agacharse, y luego se pone de pie derecho y no podía creerlo”, describe al momento de asistir al entrenamiento de Bol.

Así las cosas, el pivote logró que los Washington Bullets lo seleccionaran en la segunda ronda del draft de la NBA, sin embargo, la altura no era garantía de ser un buen jugador. Al respecto, Bob Ferry, ex gerente general de los Bullets, afirmó que el africano solía fallar “bandejas y tiros”, además que constantemente se le caía el balón durante el juego. En ese sentido, Bol tenía varios dedos de su mano derecha, completamente desfigurados debido a una malformación. “Parecía una garra”, sostuvo Ferry. “No podía estirar los dedos, y eso le dolía mucho”.

Bol, el defensor de Sudán del Sur

Mientras el nombre de Bol se hizo conocido, muchas veces el sudanés alternaba buenas actuaciones. Por ejemplo, en sus primeros partidos tuvo un récord de 4,97 bloqueos por partido y logrando 387 tapones en su temporada de novato.

De este modo, sumó cerca de 600 partidos en la NBA, donde promedió 2,6 puntos, 4,2 rebotes y 3,3 tapones en su paso por Washington, Golden State, Philadelphia y Miami, recogió Infobae.

Justamente, gracias a la fama mundial del Dinka, el deportista se hizo conocido por su ayuda desinteresada a sus propios compatriotas.

Antes y después de ser un jugador activo, Manute Bol visitó diferentes campos de refugiados en Pinyudo, Etiopía, y en las regiones profundas de Sudán, motivado principalmente por su altruismo hacia su país.

“Cada miembro de la familia debe ser tratado igual que tu hermano más cercano. Manute nunca supo cómo encontrar un equilibrio entre el estilo de vida estadounidense y el Dinka”, afirmó el primo de Manute, Nikola, en conversación con The Atavist Magazine.

Incluso muchos de sus ingresos, lo ocupó para ayudar en la independencia de Sudán del Sur.

Los últimos años de Manute Bol

Después de retirarse, Bol se afianzó como activista, convirtiéndose en representante de su país en los Estados Unidos. “Si estuviera en Sudán ahora mismo, me moriría de hambre con el resto de mi gente”, expresó en un banquete de Oxfam, narrado en el libro de Leigh Montville de 1993, Manute: El centro de dos mundos. “Como bien aquí en Estados Unidos, me voy a dormir por la noche y luego, al despertar por la mañana, veo algo en la televisión y me siento fatal. No puedo hacer nada. Tengo a 70 conocidos sin hogar en la capital de Sudán. No tienen adónde ir”.

En 1995, Manute sufrió un desgarro en el cartílago de la rodilla lo que repercutió en su rendimiento, lo que puso punto final en su aventura en la NBA.

A todo esto, los problemas de salud solo crecieron, dado que Manute estuvo aquejado de reumatismo. A raíz de esto, Bol se había quedado prácticamente sin dinero, viviendo de la ayuda de los amigos a quien había dado una mano.

Hasta que 2004, después de una noche de casino, Bol sufrió un accidente mientras el taxista que lo llevaba conducía a exceso de velocidad. Tanto el chofer como Bol salieron eyectados del vehículo.

“Me preguntaba: ¿Qué le hice mal a Dios?”, declaró al Boston Globe. “He estado en zonas de guerra y nunca me dispararon. ¿Por qué me pasa esto ahora?”.

Por otra parte, una insuficiencia renal aguda, lo dejó sin comer durante 11 días. Pese a que el primer africano de la NBA pudo sobreponerse a la pobreza y a tantos otros obstáculos, una falla hepática terminó con su vida.

Más de 10.000 sudaneses acudieron a Turalei, para despedir al hombre que los representó con orgullo en la liga de básquetbol más grande del mundo.

Fuente: Bio Bio Chile

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Agencias
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