Luz al final del túnel: Las claves que impulsan el segundo trimestre en Argentina

La economía argentina comienza a mostrar signos de estabilización tras un tiempo de incertidumbre. La reciente aprobación por parte de la Cámara de Diputados del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) impulsado por el gobierno de Javier Milei, que habilita un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), ha sido recibida con satisfacción en el oficialismo.

Este paso, considerado crucial, busca calmar a los mercados y fortalecer la confianza de los inversores, en un contexto donde el ingreso de divisas por la cosecha gruesa y un dólar financiero más estable podrían consolidar un alivio económico en el segundo trimestre de 2025.

El respaldo legislativo al DNU elimina la incertidumbre jurídica que amenazaba las negociaciones con el FMI, un actor clave para garantizar la estabilidad financiera del país. Aunque aún no se conocen detalles precisos sobre el monto o las condiciones del nuevo acuerdo, el gobierno confía en que este paso permitirá fortalecer las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA) y apuntalar el proceso de desinflación. Según expresó Javier Milei la semana pasada, la meta es alcanzar una inflación por debajo del 2% mensual entre abril y mayo, a pesar de las subas estacionales en rubros como educación y alimentos durante marzo.

El equipo económico ve en este acuerdo un respaldo fundamental para los pesos en circulación, lo que podría reducir la presión sobre el tipo de cambio y contribuir a una mayor previsibilidad. A esto se suma la llegada de dólares provenientes de la cosecha gruesa, un factor estacional que históricamente robustece el frente cambiario en el segundo trimestre. Las cerealeras, incentivadas por un dólar «contado con liquidación» que se estabilizó cerca de los $1.300 y por la reducción temporal de retenciones hasta junio, podrían acelerar la liquidación de divisas en los próximos días, aportando un alivio adicional.

El mercado cambiario: un desafío en transición

Sin embargo, el camino no ha estado exento de turbulencias. En los últimos cuatro días, el BCRA tuvo que vender USD 930 millones para contener la demanda de dólares, reflejo de una mayor incertidumbre que llevó a los exportadores a frenar ventas y a los importadores a apresurarse en sus compras. Solo ayer, las ventas netas alcanzaron los USD 186 millones. A pesar de esto, el gobierno espera que esta tendencia se revierta en las próximas semanas, con el objetivo de que el Central vuelva a acumular reservas hacia fines de abril.

El reacomodamiento del dólar financiero, que subió un escalón respecto a las últimas semanas, también juega a favor de las exportaciones. Dado que el 20% de las liquidaciones se realiza a través del mercado financiero y no del oficial, una brecha cambiaria más amplia mejora el tipo de cambio efectivo para los productores, incentivando la entrada de divisas.

El panorama global también ha contribuido a calmar las aguas. Tras la reciente reunión de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED), presidida por Jerome Powell, se anunció una desaceleración en el retiro de dólares del mercado (de USD 25.000 millones a USD 5.000 millones mensuales), una medida destinada a reducir la incertidumbre global. Esta decisión fue bien recibida por los inversores, con subas en Wall Street que se trasladaron a las acciones y bonos argentinos. Los papeles bancarios, en particular, registraron repuntes significativos, recuperando gran parte de las pérdidas de jornadas previas y demostrando que el mercado está atento a oportunidades ante caídas exageradas de precios.

Perspectivas optimistas para el segundo trimestre

Con un dólar financiero más tranquilo, el respaldo del FMI en marcha y el ingreso de divisas agrícolas, el gobierno argentino ve en el horizonte una oportunidad para dejar atrás el saldo negativo en el mercado cambiario. Según proyecciones optimistas, como las señaladas por Bloomberg, la economía argentina habría crecido más de lo esperado al cierre de 2024, sentando las bases para un 2025 con mayor estabilidad.

El desafío inmediato será consolidar estas señales positivas y evitar sobresaltos que puedan interrumpir la recuperación. Por lo pronto, la aprobación del DNU y el contexto internacional favorable generan un respiro para el equipo económico, que confía en que el segundo trimestre marque un punto de inflexión en la lucha contra la inflación y la situación cambiaria. En un país acostumbrado a las crisis, estas noticias representan un alivio que, aunque tentativo, abre la puerta a un escenario de mayor certidumbre.

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Redacción Mundo Libre
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