Por qué Lula da Silva cambió el rojo por el blanco como color en sus actos políticos
El tradicional rojo del Partido de los Trabajadores (PT) no se vio en los últimos actos de campaña del candidato de la izquierda Luiz Inacio Lula da Silva, quien dio paso al blanco para reducir el rechazo.
La sugerencia provino de la senadora centrista Simone Tebet (MDB), que terminó la primera vuelta en el tercer lugar de la carrera presidencial y ahora apoya al exmandatario. Su idea partió como una forma de tratar de reducir el rechazo a Lula de cara a la segunda vuelta del 30 de octubre, en la que se enfrentará contra su rival político e ideológico, Jair Bolsonaro, quien aspira a la reelección.
Por su parte, los organizadores que invitaron a asistir a los simpatizantes indicaron la elección del color blanco es para representar la paz.
Aparte de la indumentaria blanca, se ha visto al candidato sin símbolos ni logos asociados al PT, por lo que hizo caso expreso a la sugerencia de la senadora Tebet.
En la política brasileña, el rojo representa al Partido de los Trabajadores (PT), fundado por Lula en 1980, pero algunos de los nuevos aliados que se han sumado al frente progresista han insinuado que no se sienten reflejados en ese color, propio de la izquierda, entre ellas Tebet, quien obtuvo el 4,1% de los votos en la primera vuelta.
Según señaló Tebet, el rojo “aleja” a aquellos electores que rechazan al PT, que pudieran dejar de apoyar a Lula y abstenerse de votar o directamente alinearse al candidato conservador Jair Bolsonaro.
«Empate técnico»
La revista británica The Economist realizó un promedio entre todas las encuestas realizadas en Brasil para tratar de conseguir un resultado aproximado para el ballotage después del pronóstico desacertado en la primera vuelta.
El pasado 2 de octubre, Lula se impuso con un 48,4 % de los votos frente al 43,2 % que obtuvo Bolsonaro, pero todas las encuestas proyectaban que no habría segunda vuelta y que Lula se impondría con más del 50% de los votos.
Ambos candidatos concentraron sus campañas en los Estados más ricos y poblados de Brasil: San Pablo, Río de Janeiro y Minas Gerais.
El promedio de los últimos sondeos le atribuye a cada candidato un 50%. De ocurrir un empate técnico, las elecciones se definirían por un puñado de votos.
Lula no parece haber conseguido canalizar la suma de los votos de los dos candidatos que le ofrecieron su apoyo, mientras que Bolsonaro logró entregar una esperanza de victoria a sus seguidores.
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