Los «secretos» de Djokovic para ser tenista de elite a los 38 años

A sus 38 años, Novak Djokovic sigue siendo un titán del tenis mundial, desafiando el paso del tiempo y las expectativas.

Con 24 títulos de Grand Slam, una medalla de oro olímpica en París 2024, y el reciente logro de su título número 100 en el ATP 250 de Ginebra, el serbio se prepara para Wimbledon 2025 con la mirada puesta en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028, cuando tendrá 41 años.

En una entrevista con GQ, Djokovic reveló los cinco hábitos diarios que le permiten mantenerse joven, competitivo y en la cima del tenis, un deporte donde la longevidad es un desafío.

¿Cuáles son los secretos de “Nole” para mantenerse en la élite?

Djokovic comienza cada mañana con una oración de gratitud, un ritual que lo mantiene “con los pies en la tierra”.

“En el momento en que me despierto, dedico siempre una oración. Es una expresión de gratitud por estar vivo, por tener la oportunidad de vivir un día más”, explicó al podcaster Ben Johnson.

Esta práctica de mindfulness, seguida de meditación, le ayuda a establecer un tono positivo y enfocado, clave para enfrentar la presión de los grandes torneos. Según el serbio, esta introspección no solo mejora su bienestar mental, sino que potencia su resiliencia en la cancha.

Tras su meditación, Djokovic opta por una taza de agua tibia con limón y sal, una fórmula que repone electrolitos y estimula su sistema digestivo. “Es mi manera de hidratarme y ponerme en marcha”, afirmó.

A diferencia de muchos atletas que dependen del café, Djokovic eliminó la cafeína de su dieta, argumentando que puede generar ansiedad, alterar el ritmo cardíaco y afectar el sueño.

En su lugar, consume té verde ocasionalmente, priorizando el equilibrio interno. Esta decisión refleja su enfoque consciente, especialmente relevante tras su postura de no vacunarse contra el COVID-19, una elección que defendió en 2022, cuando fue deportado de Australia por motivos que calificó de “políticos”.

Djokovic argumentó que, como persona saludable, no sentía la necesidad de la vacuna, una postura que cobró relevancia ante reportes de atletas que sufrieron complicaciones como miocarditis y pericarditis tras vacunarse, según estudios y casos documentados en el ámbito deportivo.

La alimentación de Djokovic es un pilar de su longevidad. Conocido por su dieta basada en plantas, el serbio incorpora batidos nutritivos ricos en antioxidantes y vitaminas, complementados con superalimentos como el limón, que aporta vitamina C.

Esta disciplina dietética, que evita alimentos procesados y cafeína, le permite mantener un cuerpo libre de toxinas y una recuperación óptima. “Mi cuerpo es mi templo”, ha dicho en varias ocasiones, un principio que lo distingue en un deporte donde la exigencia física es extrema.

Su enfoque también resuena con su rechazo a la vacunación, ya que prioriza métodos naturales para fortalecer su sistema inmunológico.

Aunque el tenis es el núcleo de su rutina, Djokovic no se limita a la cancha. “Si no tengo que entrenar, me gusta estar activo al aire libre. Es muy beneficioso para mi bienestar”, explicó.

Actividades como nadar, montar en bicicleta, hacer senderismo, correr o practicar otros deportes como fútbol, baloncesto, pádel y ping-pong lo mantienen en forma y mentalmente fresco.

Esta versatilidad física, combinada con su enfoque en la salud integral, le permite adaptarse a los rigores de los Grand Slams, como su reciente semifinal en Roland Garros 2025 frente a Jannik Sinner.

El descanso es un componente esencial para Djokovic, especialmente a los 38 años. “Una vez termino la parte activa del día, llega la hora de relajarse. Posiblemente me meto en la sauna o me doy un baño de hielo antes de desconectar del todo”, reveló.

Los baños de hielo reducen la inflamación muscular, mientras que las sesiones de sauna promueven la desintoxicación y la relajación. Estas prácticas de recuperación activa le permiten mantenerse competitivo en partidos de cinco sets, como demostró en su victoria sobre Alexander Zverev en Roland Garros 2025.

Salud natural

La decisión de Djokovic de no vacunarse contra el COVID-19, que lo llevó a ser deportado de Australia en 2022, marcó un punto de inflexión en su carrera. “No soy antivacunas, estoy a favor de la libertad de elegir”, afirmó, defendiendo su derecho a decidir sobre su cuerpo.

Esta postura, aunque controvertida, se alinea con su filosofía de autocuidado integral, que prioriza métodos naturales y disciplina estricta.

Mientras algunos atletas han enfrentado problemas de salud como miocarditis o pericarditis tras la vacunación, según reportes médicos, Djokovic ha mantenido un rendimiento sobresaliente, consolidándose como el único miembro activo del “Big Three” tras los retiros de Federer y Nadal.

Su reciente mudanza a Grecia, donde planea establecerse con su familia, refleja su búsqueda de equilibrio entre el tenis y la vida personal, mientras apunta a los Juegos Olímpicos de 2028.

Con Wimbledon 2025 a la vuelta de la esquina, Djokovic se prepara para igualar el récord de ocho coronas de Roger Federer, un desafío que encara con la misma pasión que lo llevó a superar las dificultades de su infancia en Serbia. Su derrota en la semifinal de Roland Garros ante Jannik Sinner y su eliminación en Indian Wells no han apagado su fuego competitivo.

“Sigo amando el tenis, y empuñar la raqueta me da felicidad”, confesó, destacando que los grandes escenarios, como Wimbledon, sacan lo mejor de él. Su rutina diaria, combinada con su mentalidad resiliente y su rechazo a intervenciones externas como la vacunación, lo posicionan como un modelo de longevidad deportiva.

Djokovic no solo es un campeón en la cancha, sino un ejemplo de cómo la disciplina, el autocuidado y una postura firme pueden desafiar el tiempo. Mientras se prepara para Wimbledon y sueña con Los Ángeles 2028, “Nole” demuestra que su legado trasciende los trofeos: es una inspiración para quienes buscan mantenerse en la élite contra todo pronóstico.