Liberación de rehenes, deportaciones y petróleo: los detalles de la reunión entre el enviado de Trump y Maduro
El enviado del presidente estadounidense Donald Trump, Richard Grenell, dijo el viernes que regresará a Estados Unidos con seis ciudadanos estadounidenses, un avance sorpresivo después de reunirse con el mandatario venezolano Nicolás Maduro en Caracas.
Funcionarios de la administración Trump habían dicho más temprano el viernes que uno de los principales objetivos de Grenell para la visita era asegurar la liberación de los estadounidenses detenidos en el país, en un momento en que la nueva Casa Blanca ha estado impulsando una campaña de deportación y antipandillas en los Estados Unidos.
Grenell no reveló los nombres de los seis hombres que aparecen con él a bordo de un avión en una foto que publicó en Internet. Estaban vestidos con uniformes celestes utilizados en el sistema penitenciario venezolano.
«Estamos despegando y volviendo a casa con estos 6 ciudadanos estadounidenses», publicó Grenell en X. «Acaban de hablar con @realDonaldTrump y no podían dejar de agradecerle», indicó.
Trump aplaudió la medida en su propia publicación, diciendo que Grenell estaba trayendo a casa «seis rehenes desde Venezuela».
No está claro exactamente cuántos estadounidenses estaban detenidos en Venezuela, pero funcionarios del país sudamericano han hablado públicamente de al menos nueve.
Caracas ha acusado a la mayoría de ellos de terrorismo y han dicho que algunos eran «mercenarios de alto nivel». El gobierno venezolano acusa regularmente a miembros de la oposición y a detenidos extranjeros de conspirar con Estados Unidos para cometer actos terroristas. Los funcionarios estadounidenses siempre han negado cualquier complot.
«Los rehenes estadounidenses que están retenidos en Venezuela… deben ser liberados inmediatamente», apuntó el viernes Mauricio Claver-Carone, enviado especial de Estados Unidos para América Latina, y agregó que la reunión entre Grenell y Maduro «no fue una negociación a cambio de nada».
A fines de 2023, el gobierno de Venezuela liberó a decenas de prisioneros, incluidos 10 estadounidenses, después de meses de negociaciones, mientras que Estados Unidos liberó a un aliado cercano de Maduro.
Maduro dijo a los funcionarios en un discurso anual ante el poder judicial el viernes por la noche que la reunión entre él y Grenell había sido positiva.
«Hay cosas en las que hemos llegado a acuerdos iniciales y cuando se cumplan se abrirán nuevos temas, ojalá nuevos acuerdos para el bien de los dos países y de la región», comentó el líder socialista, añadiendo que estará viendo si lo conversado con Grenell se refleja en lo comunicado por EE. UU. sobre la reunión.
«Presidente Donald Trump, hemos dado un primer paso, ojalá que pueda continuar», dijo Maduro. «Nos gustaría que continúe», afirmó.
Maduro y Grenell también discutieron sobre migración y sanciones en el palacio presidencial, informó el gobierno venezolano en un comunicado el viernes.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dijo más temprano el viernes que Grenell también estaba enfocado en garantizar que 400 miembros de la pandilla Tren de Aragua bajo custodia estadounidense sean devueltos a Venezuela.
Un acuerdo sobre las deportaciones del Tren de Aragua «no es negociable», aseguró Claver-Carone.
El fiscal general venezolano, Tarek Saab, expresó la semana pasada que la banda había sido desmantelada en Venezuela en 2023, pero que estaba dispuesta a reiniciar la cooperación legal con Estados Unidos para extraditar a los pandilleros.
Desde que asumió el poder el 20 de enero, Trump ha lanzado una amplia ofensiva contra la inmigración ilegal y ha prometido deportaciones masivas.
Unos 600.000 venezolanos en Estados Unidos tenían derecho a recibir prórrogas de deportación concedidas por el gobierno anterior, pero la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, dijo que reduciría la duración de esas protecciones. Debe decidir antes del sábado si las termina.
SANCIONES, ELECCIONES Y PETRÓLEO
La visita de Grenell no significa que Estados Unidos reconozca a Maduro como el líder legítimo de Venezuela, comentó a su vez Leavitt.
Los dos países tienen una historia reciente complicada, marcada por relaciones rotas, sanciones y acusaciones de conspiración golpista.
Pero comparten interés en varios asuntos bilaterales pendientes, incluida una licencia que permite a la gigante petrolera estadounidense Chevron operar en Venezuela.
La administración del expresidente estadounidense Joe Biden restableció amplias sanciones petroleras después de decir que Maduro no cumplió sus promesas de una elección presidencial libre y luego aumentó las recompensas por la captura o condena de líderes, incluido Maduro, dejando a Trump opciones limitadas para mayores sanciones.
La victoria respaldada por el gobierno de Maduro en las elecciones de julio de 2024 es cuestionada por la oposición, los observadores internacionales y numerosos países, incluido Estados Unidos.
El gobierno de Maduro siempre ha rechazado las sanciones de Estados Unidos y otros países, diciendo que son medidas ilegítimas que equivalen a una «guerra económica» diseñada para paralizar a Venezuela.
El Financial Times informó el viernes que Chevron está tratando de proteger una licencia especial estadounidense que le permite operar en Venezuela.
El presidente ejecutivo de Chevron, Mike Wirth, dijo al periódico que la compañía se comunicaría con la Casa Blanca, después de que el secretario de Estado, Marco Rubio, dijera que la licencia debería reconsiderarse y Trump sostuviera que Estados Unidos probablemente dejaría de comprar petróleo de Venezuela.
Reuters