«Las universidades públicas no se van a cerrar»: Milei ratifica su compromiso con la educación pública y promete auditar los gastos
Por Cecilia Borrelli
Bajo el escudo de la “defensa de la educación pública”, este martes miles de argentinos se manifestaron en todo el país. Sin embargo, la oposición hizo absoluto uso político del reclamo, utilizando falacias para infundir el miedo y movilizar a las masas, abogando cínicamente por algo que viene en decadencia desde hace décadas, debido al desfinanciamiento y adoctrinamiento continuo en el ámbito educativo.
En este sentido, el vocero presidencial, Manuel Adorni, tras la marcha volvió a hablar sobre el tema, buscando aclarar y desmentir cuestiones que fueron fabricadas para avivar el fuego sobre un asunto que sin duda necesita una especial atención, porque la educación en Argentina está devastada.
Adorni aseguró que no está en los planes del Gobierno de Milei el cierre de universidades públicas e indicó que el Ejecutivo argentino es de “los mayores defensores de la educación pública“.
“Las universidades públicas no se van a cerrar. No está, ni va a estar nunca, en ninguna agenda nuestra. Somos de los mayores defensores de la educación pública, y eso tiene que quedar claro”, manifestó el vocero de Milei durante su habitual conferencia de prensa desde la Casa Rosada, y criticó que “determinados personajes” -en referencia a figuras de la oposición- impulsaron la manifestación afirmando falsamente que el gobierno quiere cerrar las casas de estudio nacionales.
La verdadera polémica surgió cuando los rectores de las universidades denunciaron que el ajuste al presupuesto para el sistema de educación superior, no solo impediría funcionar de manera correcta, sino que empujaría a un cierre inminente y generalizado de esas instituciones.
Pero el recorte al presupuesto universitario no es algo que comenzó con el actual gobierno, sino que viene ya desde el gobierno anterior, que congeló las partidas de educación superior desde el año 2022 y recortó los fondos de educación en $70 mil millones de pesos.
En ese entonces nadie salió a marchar por mejorar los salarios de los docentes ni las condiciones edilicias de las universidades, donde los alumnos muchas veces tienen que asistir a las clases en los pasillos, pasar frío en invierno, o sentarse en el piso por la falta de equipamiento. Es decir, hay un claro trasfondo político en el asunto.
De hecho, muchos estudiantes que participaron de la marcha, ni están al tanto de lo anterior y creen que el recorte presupuestario es culpa de las “malas intenciones” del presidente Milei que quiere cerrar la universidad y odia a la educación pública.
Es por ello que desde el gobierno sostienen que es necesario realizar auditorías para garantizar la transparencia y conocer el destino de los fondos, porque la decadencia de las universidades en parte puede deberse a la malversación de los fondos de los que hoy se dispone en las instituciones, que están completamente politizadas y que actualmente no están sujetas a control por parte del Ejecutivo.
“Hay que entender también que solo es sostenible una educación pública de calidad en el camino que estamos transitando: el equilibrio de las cuentas y las auditorías que creamos convenientes en pos de entender un poco los fondos que se están utilizando y los que no”, comentó Adorni.
A pesar de todo, el vocero presidencial celebró a todo aquel que se manifestó, por haberlo hecho “en paz, sin violencia” y “sin ningún tipo de desorden público, más allá de lo propios de una movilización de esta cantidad de gente”.
Cabe destacar que a la manifestación en Buenos Aires asistieron partidos políticos opositores, sindicatos y organizaciones sociales, incluidos líderes y altos cargos de las mismas.
La respuesta del presidente y vice
Tras la marcha, Javier Milei escribió una reflexión apuntando a “la casta” a través de su cuenta de X a la que tituló: “CAUSAS NOBLES. MOTIVOS OSCUROS”.
El presidente criticó la manipulación política en torno a la educación superior en Argentina señalando que, a pesar de que el gobierno no había propuesto cerrar las universidades nacionales y ya se habían asignado recursos para su funcionamiento, la clase política aprovechó la situación para promover sus intereses de una minoría.
En este sentido, el presidente libertario identificó a figuras políticas como Massa, Cristina, Lousteau, Yacobitti, la CGT y la CTA, así como al radicalismo, como los responsables de defender privilegios en lugar de la educación. Afirmó que han utilizado banderas justas para enriquecerse a expensas de los argentinos, como lo hicieron con Aerolíneas, los jubilados, YPF y la obra pública.
Sin embargo, destacó que la mayoría de los argentinos eligieron un presidente para terminar con estos privilegios.
Milei enfatizó la importancia de garantizar los fondos para las universidades públicas y auditar su uso, asegurando que el dinero proviene del esfuerzo de la mayoría de los argentinos y no debe enriquecer a unos pocos.
El mandatario cerró el posteo diciendo: “Lejos de doblegarnos, cada vez que todos esos dirigentes, que son la cara del fracaso argentino, se juntan detrás de una bandera, lo único que hacen es reafirmar nuestra convicción de que estamos dando las batallas para las que nos eligieron la mayoría de los argentinos. VIVA LA LIBERTAD CARAJO…!!!”
Por su parte, Victoria Villarruel también escribió su descargo tras la marcha en el mismo sentido que el presidente.
Como graduada de dos universidades nacionales, reconoce el esfuerzo de millones de argentinos que permitió a muchos como ella obtener educación superior en instituciones públicas.
Pero critica la instrumentalización política de la universidad pública, denunciando la falta de calidad, libertad y pluralismo ideológico. Se opone a la presencia de símbolos ideológicos como Che Guevara y Marx, así como a la justificación del uso de fondos públicos para financiar la educación de extranjeros.
Villarruel lamenta el abandono escolar y la falta de aprendizaje durante el gobierno anterior, culpando a la demagogia política. Aboga por una universidad pública que sea motivo de orgullo, no manipulada por ideologías de izquierda, y exige transparencia en el uso de fondos públicos para evitar el despilfarro y el favoritismo político.
“Yo quiero una Universidad Pública que sea orgullo, no un tongo de estudiantes y adultos de izquierda, quiero una UBA donde puedas hablar y pensar como quieras sin que te impongan la policía del pensamiento”.
Para ella, “La educación pública es un derecho, pero auditar y garantizar transparencia es una obligación”.