Las últimas víctimas del Estado de vigilancia chino

La omnipresente vigilancia estatal ha facilitado la detención de más de 50 practicantes de Falun Gong desde noviembre de 2022.

El pasado diciembre, la empresa de investigación sobre vigilancia IPVM descubrió alarmas en el software policial inteligente chino de Hikvision que alerta a las fuerzas de seguridad de la presencia de practicantes de Falun Gong, manifestantes y otros creyentes religiosos en una zona determinada. 

Esta tecnología no es nueva. Al menos desde 2008, los practicantes de esta disciplina espiritual han sido introducidos en bases de datos como el Sistema de Trabajo de Gestión de la Información del Personal de Seguridad Pública de Hongda Software. Según los investigadores Emile Dirks y Sarah Cook, «la policía pudo registrar quién introdujo a los practicantes en el movimiento, dónde y con quién practicaban, y su nivel de dedicación espiritual -criterios que se asemejan a los precursores de las evaluaciones policiales más recientes de los uigures, catalogándolos como ‘seguros’, ‘promedio’ e ‘inseguros'».

Pero, ¿con qué frecuencia se utiliza realmente esta tecnología para detectar, detener y castigar a pacíficos creyentes religiosos y ciudadanos activistas? 

Los informes de Minghui, un sitio web de Falun Gong en el extranjero que publica relatos de primera mano de ciudadanos periodistas de toda China, muestran que la videovigilancia desempeñó un papel importante en la detención y condena de docenas de practicantes de Falun Gong durante el año pasado.

Vigilancia de una nación

La vigilancia de alta tecnología se ha multiplicado en China durante las dos últimas décadas, pero su expansión se aceleró a un ritmo aún mayor durante la pandemia de COVID-19. 

«No estamos hablando de ‘duplicar la vigilancia’. Puedo decirte ahora que hay al menos cuatro veces más cámaras que antes de la pandemia», dijo al Centro de Información de Falun Dafa un practicante de Falun Gong que abandonó la provincia de Shaanxi en 2023.  «En las comunidades más pequeñas, han añadido vigilancia a zonas que antes no la tenían. En un poste en cualquier cruce de calles, tiene que haber una cámara para cada esquina».

Esta vigilancia generalizada en toda China está facilitando la capacidad del PCCh para reprimir la práctica religiosa y la disidencia. Entre noviembre de 2022 y noviembre de 2023, 54 practicantes de Falun Gong fueron detenidos tras ser captados por las cámaras practicando pacíficamente su creencia o difundiendo información. Los casos se produjeron en 25 ciudades de 15 provincias y municipios.

Mapa de casos denunciados de detenciones de Falun Gong con cámaras de vigilancia entre noviembre de 2022 y noviembre de 2023. (Imagen: Nick Haley)

El análisis de los casos reveló que la edad de estos practicantes de Falun Gong oscila entre los 49 y los 87 años, y que la gran mayoría son mujeres (45 de los 54). Ejercen profesiones en áreas como educación, la función pública, contabilidad, derecho y trabajo en fábricas.

Los 54 creyentes fueron detenidos tras ser vigilados mientras participaban en actividades como hablar con la gente a la salida de los supermercados, colgar carteles en espacios públicos o dejar folletos en la puerta de las casas. 39 de los 54 siguen detenidos, 2 en libertad bajo fianza y 13 solo de manera temporal. Hasta ahora, 16 de los 39 han sido condenados a penas de entre 10 meses y 5,5 años de prisión y se les han impuesto multas de hasta 50.000 yuanes (6.860 dólares). Al menos siete de estos procesamientos se denunciaron también a través de Weiquanwang, red de abogados y defensores de derechos humanos.

En algunos casos, la vigilancia que desencadenó las detenciones tuvo consecuencias trágicas. En la ciudad nororiental de Yushu, en la provincia de Jilin, un hombre de 70 años fue condenado a cuatro años de prisión después de que la policía lo detectara en las cámaras de vigilancia colgando un cartel. El hombre, el Sr. Ma Changqing, murió bajo custodia el 18 de septiembre de 2023.

Persecución a la difusión de información

Jia Ying comenzó a practicar Falun Gong en 2007 a pesar de la brutal represión del PCCh. Esta residente de Xi’an, en la provincia de Shaanxi, atribuye a Falun Gong la mejora de su salud y el haberle enseñado a ser una buena persona. Desde entonces se ha sumado a los esfuerzos para concientizar sobre la persecución.

El 5 de mayo de 2023, agentes de policía irrumpieron en su domicilio, la detuvieron y confiscaron sus libros de Falun Gong. Según Minghui, varios guardias la llevaron a una pequeña habitación y la golpearon antes de dejarla esposada durante una semana. ¿Qué condujo a la detención de Jia? Las cámaras de vigilancia la habían detectado distribuyendo folletos por Xi’an, la antigua capital de China, con una población de más de 8 millones de habitantes.

Los folletos por los que la Sra. Jia fue detenida, forman parte de una campaña de información más amplia de los practicantes de Falun Gong. Esta campaña de concientización se centra generalmente en cuatro áreas clave: desmentir la propaganda demonizadora del PCCh sobre Falun Gong, exponer los abusos contra los derechos perpetrados contra los practicantes, contextualizar la persecución dentro de la historia de atrocidades del Partido y animar a la gente a abandonar el PCCh, distanciándose de sus crímenes.

Los practicantes de Falun Gong también han desarrollado y distribuido software para que los chinos puedan atravesar el Gran Cortafuegos [de internet]. Con el acceso a la información exterior, los practicantes esperan que otros obtengan una descripción exacta del PCCh y de Falun Gong que no puede ser encontrada en los medios de comunicación estatales. La Sra. Yang Yuzhen, de Qingdao, 87 años, fue perseguida después de que las imágenes de vigilancia la mostraran sacando una memoria flash de su bolsillo. La policía pensó que podía contener software VPN, ya que era conocida como practicante de Falun Gong. En septiembre, Yang fue condenada a un año de prisión.

Se calcula que entre 20 y 40 millones de practicantes de Falun Gong siguen esforzándose por difundir información sobre su fe y la persecución del PCCh, pero el riesgo de ser detectados aumenta a medida que el Partido refuerza y mejora sus métodos de vigilancia.

«Hay muchos practicantes que salen a la calle a repartir folletos», dice un practicante que abandonó Beijing a finales de 2022. «Si te graban con una cámara repartiendo volanes, la policía confirmará a través de la cinta de vigilancia y te detendrá. La intensidad aumenta cada año».

Vigilancia pública y privada utilizada

Además de las cámaras de vigilancia públicas utilizadas por el aparato de seguridad chino, algunos ciudadanos chinos han denunciado a practicantes por distribuir material informativo en sus zonas después de detectar a los activistas en sus propias cámaras de vigilancia.

En octubre de 2021, un hombre de un complejo de apartamentos de la provincia de Fujian vio ejemplares de Los Nueve Comentarios, una crítica en nueve capítulos del PCCh que expone sus abusos a lo largo de la historia, que habían sido dejados en las puertas de los apartamentos. Fue a la vivienda de un vecino que tenía una cámara de vigilancia para ver quién había dejado los libros y afirmó que era la señora Chen Xue, profesora del Instituto de Ingeniería de la Información de Fujian y la denunció a la policía. La Sra. Chen fue juzgada en febrero de 2023 y posteriormente condenada a tres años de prisión.

En otro caso, un residente de la provincia de Liaoning denunció la grabación en vídeo de un hombre que colgaba material de Falun Gong en el picaporte de su puerta. La policía acusó a Wang Lin de ser el hombre del vídeo, cargo que él niega. No obstante, en junio fue condenado a cuatro años y multado con 8.000 yuanes (1.100 dólares).

Estos casos ilustran la difusa vigilancia social y estatal. Los ciudadanos adoctrinados con la propaganda del PCCh son inducidos a llevar a cabo las iniciativas de Beijing, sin darse cuenta de que están condenando a personas inocentes a la cárcel y la tortura.

Mientras tanto, aún prevalecen formas de vigilancia de baja tecnología contra los practicantes de Falun Gong.

«Las autoridades solían seguirme en mis quehaceres diarios», afirma el practicante de la provincia de Shaanxi. «Tienen mi foto y mis datos, así que saben dónde encontrarme. No hay diferencia si hay cámaras o no».

Por: Nick Haley – Vision Times

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Redacción Mundo Libre
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