Las empresas extranjeras en China se retiran ante el fracaso de su modelo de crecimiento

Una creciente ola de empresas extranjeras está reduciendo su presencia en China o incluso abandonándola por completo, lo que aumenta el temor de que el ciclo de crecimiento de tres décadas del país impulsado por el capital extranjero pueda estar llegando a su fin.
Durante el último año, un flujo constante de anuncios —desde cierres de fábricas hasta ventas de activos— ha apuntado a un rápido deterioro del entorno empresarial para las empresas multinacionales. Si bien algunos observadores celebran estas salidas como victorias para el capital nacional, los analistas advierten que la señal más profunda es mucho más preocupante: China se está convirtiendo en un mercado donde incluso los gigantes globales luchan por sobrevivir.
Las empresas manufactureras y tecnológicas lideran la retirada
Los casos recientes abarcan múltiples industrias. Canon confirmó el cierre de su planta de fabricación de impresoras en Zhongshan, Guangdong, poniendo fin a 24 años de operaciones iniciadas en 2001. El cierre afectó a aproximadamente 1400 empleados. Canon anunció que reorientaría su enfoque estratégico hacia equipos de diagnóstico por imágenes y semiconductores, y que los trabajadores afectados recibirían compensación y apoyo para su inserción laboral.
Los fabricantes de automóviles japoneses también han acelerado su retirada. Honda anunció el cierre de varias plantas de vehículos de gasolina en Guangzhou y Wuhan, al tiempo que implementó despidos y reasignó recursos hacia los vehículos eléctricos. Mitsubishi Motors abandonó el negocio de producción de vehículos en China el año pasado y se dispone a retirarse por completo del mercado. Toyota cerró plantas en Guangzhou y Wuhan, mientras que Volkswagen cerró su planta de Changsha.
En el sector tecnológico, Samsung suspendió las operaciones en su fábrica de Huizhou. IBM disolvió su empresa de inversión en China y cerró un centro de investigación, mientras que Microsoft cerró su laboratorio de inteligencia artificial en Shanghái. Sony ha abandonado oficialmente el mercado continental de teléfonos inteligentes, lo que supone una retirada total de ese segmento.

Las marcas de consumo siguen el ritmo de la contracción del comercio minorista y los cosméticos
El sector de consumo muestra un patrón similar. La marca alemana de lencería Triumph anunció el cierre de todas sus tiendas en China a finales de año, poniendo fin a más de tres décadas de operaciones. La marca francesa de ropa Etam también se retiró, mientras que la japonesa Wacoal redujo drásticamente su presencia en China, cerrando casi el 10 % de sus tiendas y anticipando nuevos recortes.
La minorista estadounidense Victoria’s Secret cerró su tienda insignia en Beijing en 2023. La industria cosmética ha sufrido una contracción especialmente pronunciada, con cientos de fábricas cerrando, docenas de empresas entrando en procedimientos de quiebra y más de 30 marcas saliendo del mercado, muchas de ellas vinculadas a importantes grupos europeos, japoneses y surcoreanos.
Al mismo tiempo, varias marcas extranjeras han reportado un renovado crecimiento fuera de China. Los informes financieros muestran que las principales firmas surcoreanas de cosméticos están recuperando impulso en Europa y Estados Unidos, y las ventas internacionales representan ahora una parte creciente de sus ingresos totales.

Las guerras de precios y la reducción de los márgenes están transformando el mercado
Los analistas apuntan a presiones estructurales más que a decisiones corporativas aisladas. La intensificación de la competencia de precios ha llevado los márgenes a niveles insostenibles. Las empresas nacionales suelen aceptar márgenes reducidos o incluso pérdidas para ganar cuota de mercado, mientras que las multinacionales suelen requerir márgenes más altos para operar con rentabilidad.
Starbucks ofrece un ejemplo frecuentemente citado. Los descuentos agresivos de sus rivales nacionales, amplificados por los subsidios a las plataformas de entrega a domicilio, han impulsado los precios de las bebidas hacia niveles de costo. Una dinámica similar se ha observado en el sector farmacéutico, donde la centralización de las compras ha reducido drásticamente los precios a niveles que han excluido a los proveedores extranjeros del mercado hospitalario.
Los críticos advierten que esta forma de hipercompetencia corre el riesgo de expulsar no solo a los actores extranjeros, sino también a los productores nacionales de mayor calidad. Si bien algunos sectores se han beneficiado de auténticos avances tecnológicos y reducciones de costos, otros han experimentado un repunte de precios tras la salida de competidores extranjeros, lo que plantea dudas sobre los beneficios a largo plazo para el consumidor.
Una advertencia estructural, no una recesión temporal
La presión ya no se limita a las empresas extranjeras. Un número creciente de empresas nacionales también se están retirando. El fabricante de pantallas Sulang Technology, con sede en Shenzhen, anunció recientemente su retirada del mercado nacional, alegando la feroz competencia de precios y el aumento de los costes del servicio posventa.
Los analistas del sector destacan que estas salidas reflejan condiciones estructurales más amplias que fracasos empresariales individuales. El aumento del riesgo geopolítico, la reducción de los márgenes, los costos regulatorios y un entorno operativo cada vez más impredecible están impulsando una reevaluación fundamental del papel de China como destino de inversión a largo plazo.
En conjunto, la retirada acelerada del capital extranjero se percibe cada vez más como una advertencia sistémica. Lo que se está gestando no es una fluctuación a corto plazo, según los analistas, sino un cambio profundo en el modelo económico que impulsó el crecimiento de China durante más de tres décadas.








