Las diferentes visiones de Trump y Harris sobre el futuro de la economía estadounidense
A medida que se intensifican las elecciones de 2024, las plataformas económicas del expresidente Donald Trump y la vicepresidente Kamala Harris revelan visiones muy diferentes para el futuro de la economía estadounidense.
Mientras que Trump enfatiza la desregulación, los recortes de impuestos y las políticas que favorecen el crecimiento empresarial y la independencia energética, Harris aboga por reformas más progresistas centradas en la redistribución de la riqueza, la equidad social y las inversiones conscientes del clima.
La política fiscal de cada candidato es muy diferente.
Harris está a favor de aumentar los impuestos a las corporaciones y a las personas con mayores ingresos del país, en línea con el presupuesto de Biden. Sin embargo, discrepó con Biden en cuanto al aumento del impuesto a las ganancias de capital, al decir que apoya una tasa del 28 por ciento para quienes ganan más de un millón de dólares, en comparación con el 44,6 por ciento de Biden. Actualmente, la tasa es del 23,6 por ciento.
Trump, por otro lado, está promoviendo un plan fiscal muy similar a sus políticas de 2017, donde la tasa impositiva máxima para las personas se reduciría del 39,6 por ciento al 37 por ciento y la tasa impositiva máxima para las corporaciones se reduciría del 35 por ciento al 21 por ciento.
Una de las propuestas más controvertidas de Harris es aplicar un impuesto mínimo del 25 por ciento sobre las ganancias de capital no realizadas para las personas con un patrimonio neto de más de 100 millones de dólares.
Margaret Qu, una youtuber y contadora pública certificada (CPA) oriunda del Área de la Bahía de San Francisco, calificó la política de “radical” y argumentó que, si se implementara, provocaría la quiebra de muchas personas.
También afirmó que la política equivale a una “extorsión” y tiene connotaciones comunistas.
“Este tipo de política es más que una política liberal o de izquierdas. Tiene algo de comunismo porque el gobierno puede quedarse con grandes cantidades de tu riqueza o dejarte casi en la ruina si acumulas grandes cantidades”, argumentó, y agregó que “si eres rico, el gobierno puede quedarse con una gran parte de tu riqueza sin ningún control”.
Trump, por su parte, rechaza la idea, pero ha presentado sus propias políticas controvertidas, entre ellas la propuesta de imponer aranceles a un gran número de importaciones.
El candidato republicano ha propuesto un arancel mínimo del 10 por ciento sobre todos los bienes importados a Estados Unidos y un asombroso arancel del 60 por ciento sobre todos los bienes procedentes de China.
Algunos argumentan que este régimen arancelario perjudicaría tanto a los consumidores como a las empresas estadounidenses al aumentar el costo de los bienes y muy probablemente conduciría a medidas de represalia por parte de los socios comerciales, lo que a su vez podría causar que el precio de los bienes se dispare aún más.
Para estimular una mayor producción interna de bienes, Trump está proponiendo reducir la tasa de impuestos corporativos al 15 por ciento para las compañías que fabrican en Estados Unidos, parte de la agresiva propuesta de Trump “Estados Unidos Primero” para traer empleos manufactureros de regreso a Estados Unidos.
Gasto en infraestructura
A lo largo de su carrera política, Trump ha enfatizado la importancia del gasto en infraestructura. Durante su presidencia, propuso importantes inversiones para reconstruir las carreteras, puentes, aeropuertos y otras infraestructuras críticas del país.
Pidió un plan de infraestructura de un billón de dólares, pero nunca se aprobó un proyecto de ley integral durante su mandato.
Quizás esta sea una área en la que Trump y Harris tienen algunas coincidencias en cuanto a políticas, pero con intenciones muy diferentes.
Harris también aboga por una fuerte inversión en infraestructura, pero lo hace con el objetivo de mejorar la recuperación económica del país, adoptar medidas en materia climática y trabajar para alcanzar sus objetivos de equidad social.
Trump vincula el gasto en infraestructura a la creación de empleo y al crecimiento económico y favorece las asociaciones público-privadas y la reducción de la burocracia regulatoria para agilizar los proyectos.
Harris parece haber tenido más éxito en su mandato actual en esta cuestión que Trump.
En noviembre de 2021, la administración Biden firmó la Ley de Infraestructura Bipartidista y, desde entonces, según la Casa Blanca, la administración “ha anunciado casi 454 mil millones de dólares en fondos de la Ley de Infraestructura Bipartidista, incluidos más de 56.000 proyectos y premios específicos en más de 4.500 comunidades”.
Políticas financieras clave
Cada candidato tiene una larga lista de políticas financieras clave que a veces se superponen (como su promesa de eliminar los impuestos a las propinas) mientras que otras veces contrastan marcadamente entre sí.
La campaña actual de Donald Trump se centra en políticas financieras y económicas que se basan en su presidencia anterior y al mismo tiempo abordan los desafíos económicos actuales.
Sus políticas incluyen recortes de impuestos para la clase media, incluida una extensión permanente de los recortes de impuestos promulgados durante su administración. Algunas de estas disposiciones expirarán en los próximos años.
Aboga por la desregulación y promete reducir la burocracia, en particular en los sectores financiero y energético. También propone derogar una serie de normas medioambientales que, según él, resultan onerosas para las empresas y aumentan los costos.
La expansión de la producción de petróleo, gas y carbón también es un foco importante de la campaña de Trump, con los objetivos de lograr la independencia energética de Estados Unidos y reducir la dependencia de fuentes de energía extranjeras.
Trump también quiere recortar el gasto federal, en particular en áreas que considera derrochadoras o innecesarias. Incluso ha dicho que contrataría a Elon Musk para dirigir una nueva rama del gobierno dedicada a identificar y eliminar el gasto innecesario.
Harris, por otro lado, se basa en una plataforma económica que refleja en gran medida la agenda Build Back Better de Biden.
Como parte de la inversión de su administración en infraestructura, Harris aboga por una infraestructura que sea resiliente al cambio climático, con inversiones en energía limpia y prácticas de construcción sustentables.
Es una firme defensora de la transición hacia una economía “verde” que, según ella, crearía millones de empleos bien remunerados en las industrias de energía renovable, vehículos eléctricos y sustentables.
Harris también aboga por una mayor intervención estatal en el ámbito de los trabajadores, incluyendo apoyo a sindicatos y salarios mínimos más altos. Asimismo, promueve políticas dirigidas a cerrar brechas de riqueza raciales y de género, incluyendo inversiones específicas en empresas y comunidades propiedad de minorías.
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