La ONU busca ingresar en el debate sobre la Ley Ómnibus: ¿Una respuesta a las advertencias de Javier Milei en Davos?
El reciente discurso del presidente argentino Javier Milei en el Foro Económico Mundial en Davos, donde cuestionó fuertemente el globalismo y la Agenda 2030 propuesta por Naciones Unidas, ha desencadenado una nueva dimensión en el debate sobre la Ley Ómnibus impulsada por el gobierno que busca obtener media sanción en la Cámara baja esta semana. Días después de estas declaraciones contundentes, la Organización de Naciones Unidas (ONU) envió una carta expresando su interés en participar activamente en las discusiones sobre la legislación argentina.
La ONU, a través de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, manifestó su deseo de disertar “virtualmente” en las exposiciones de los legisladores, citando su mandato de promover y proteger el pleno goce de los derechos humanos según la Carta de las Naciones Unidas y los tratados internacionales. Sin embargo, la temporalidad de esta solicitud ha llevado a algunos a cuestionar si la intervención de la ONU está relacionada con las críticas de Milei al globalismo y su advertencia de que «occidente está en peligro».
En el escrito, firmado por Jan Jarab, la ONU dijo realizar este pedido «de acuerdo con el mandato otorgado por la Asamblea General en su resolución 48/141″ en el que se “promueve y protege el goce y plena realización, para todas las personas, de todos los derechos contemplados en la Carta de las Naciones Unidas y en las leyes y tratados internacionales en materia de derechos humanos”.
“El objeto de la presente comunicación es plantear a sus despachos y comisiones la posibilidad de realizar una exposición virtual en las audiencias públicas en el marco de la revisión de la ‘Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos’”, indicó el texto.
La oposición defiende la intervención de la ONU
La coalición política opositora Unión por la Patria, que representa el kirchnerismo y defiende la agenda progresista de la ONU, ha respaldado activamente esta intervención externa.
El presidente del bloque de diputados de UxP, Germán Martínez, ha exigido que se permita que la voz de Naciones Unidas influya en las decisiones internas del Congreso, especialmente en un momento en que la agenda legislativa se ve influenciada por el cambio de rumbo propuesto por el Gobierno de Milei.
«Exigimos formalmente que se conceda esa posibilidad cuando las comisiones retomen el debate. Es inadmisible que se impida que la voz de Naciones Unidas se exprese», expresó Martínez en una nota que envió a Gabriel Bornoroni, titular de la Comisión General de Legislación General y cabecera del plenario que analiza el texto enviado por el Ejecutivo.
Estas presiones externas, sin embargo, generan preocupaciones sobre la soberanía argentina, ya que la influencia de organismos internacionales en las decisiones legislativas podría amenazar la autonomía del país en asuntos internos.
El Gobierno, que ha aceptado ciertos cambios en la Ley Ómnibus en respuesta a las demandas de la oposición, ahora enfrenta la tarea de gestionar la presión internacional de las Naciones Unidas mientras preserva la soberanía de Argentina en sus asuntos internos.
Qué es la Agenda 2030
El 25 de septiembre de 2015, líderes de todo el mundo se reunieron en Nueva York para participar en la Cumbre de las Naciones Unidas (ONU) donde avalaron la Agenda para el Desarrollo Sostenible.
Un total de 193 estados miembros de la ONU se comprometieron a adoptar el documento llamado: “Transformar Nuestro Mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”, que integra 17 objetivos que son presentados con romanticismo, pero que en realidad muchos analistas denuncian que se trata de una imposición ideológica que obliga a vivir de una cierta manera y que -para lograr esto- primero hay que subvertir los valores milenarios de occidente, por ejemplo la religión, la familia, el pensamiento libre, etc.
El nuevo «estilo de vida» que proponen -indirectamente- implica tener una familia pequeña o no tener hijos, ser veganos o vegetarianos (o comer insectos), asumir como un “derecho de salud reproductiva” al aborto, el adoctrinamiento en la ideología de género y pro LGBT, impulsar el supremacismo feminista, no usar auto (o compartirlo) sino bicicletas, no usar combustibles, aumento de salarios mínimos (aparejados con más impuestos), y promocionar el ambientalismo, por ejemplo fomentando el uso de ‘energías verdes’ en detrimento de las otras energías que consideran más contaminantes para el medio ambiente.
Por: Cecilia Borrelli – Mundo Libre Diario