La lucha por el poder del PCCh se profundiza mientras Xi Jinping empuja a China al borde del abismo
Mientras China endurece las restricciones a las exportaciones de tierras raras, el presidente estadounidense Donald Trump contraatacó con un arancel del 100 % a las importaciones chinas. Sin embargo, el 12 de octubre, Trump adoptó un tono inesperadamente personal, afirmando que creía que el líder chino Xi Jinping simplemente estaba «de mal humor» y que no quería que China cayera en recesión.
Sin embargo, los analistas afirman que el comentario de Trump revela mucho más que diplomacia. Argumentan que la prohibición de las tierras raras refleja una creciente división en las altas esferas del Partido Comunista Chino (PCCh), y que el comportamiento impredecible de Xi podría ser síntoma de una creciente lucha de poder dentro de Zhongnanhai. Algunos incluso sugieren que Xi está provocando deliberadamente inestabilidad antes de la Cuarta Sesión Plenaria en un último intento por consolidar el poder y mantenerse al mando.
La prohibición de tierras raras en China provoca indignación mundial y la furia de Trump
El 9 de octubre, el PCCh anunció controles radicales sobre las exportaciones de tierras raras, ampliando las restricciones para incluir materiales avanzados, equipos de fabricación y cinco elementos pesados de tierras raras, como el holmio. También afectó a los componentes de baterías de litio y a los ánodos de grafito sintético, componentes clave en la cadena de suministro global de energía limpia.
Simultáneamente, Beijing añadió a dos empresas occidentales —Dedrone (propiedad de Axon) y TechInsights de Canadá— a su «Lista de Entidades No Confiables». La medida citó su presunta cooperación con la industria de defensa de Taiwán y su «facilitación de la presión de gobiernos extranjeros sobre empresas chinas».
La decisión sacudió los mercados occidentales. Estados Unidos, con una gran dependencia de las tierras raras chinas, respondió con rapidez. El 10 de octubre, Trump condenó a Beijing por «secuestrar al mundo», calificando la medida de «sin precedentes y hostil». En represalia, Washington anunció planes para duplicar los aranceles sobre los productos chinos, con efecto a más tardar el 1 de noviembre.
Cuando el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes republicó la declaración de Trump en X (anteriormente conocido como Twitter), añadió: «Xi está jugando con fuego y se está quemando. El presidente Trump siempre ha sido sincero en cuanto a la negociación. Queremos paridad comercial, no dominio. Estados Unidos no permitirá que China tome como rehenes las cadenas de suministro globales».
Divisiones faccionales dentro del PCCh
El comentarista Tang Jingyuan dijo que la represión a las tierras raras expone una división en la cúpula del PCCh.
Un grupo, señaló, favorece la reconciliación con Estados Unidos, con la esperanza de aliviar las tensiones mediante un acuerdo. El otro aboga por la confrontación, incluso a costa de la economía, una clásica estrategia de «policía bueno/policía malo» en la política del PCCh. Tang describió tres posibles escenarios:
- El propio Xi está desempeñando ambos papeles, alternando entre posiciones conciliadoras y combativas.
- Los ancianos del Partido actúan como moderados, mientras Xi los desafía con movimientos de línea dura.
- Los ancianos orquestan ambos lados, permitiendo que Xi cargue con la culpa mientras ellos cosechan los beneficios.
Tang se inclina por el segundo escenario, sugiriendo que Xi y sus leales están sembrando el caos antes del Cuarto Pleno, con la esperanza de aprovechar el desorden y recuperar su dominio. A pesar del debilitamiento de su influencia, Xi aún cuenta con personal leal en ministerios clave, lo suficiente como para perturbar la formulación de políticas.
Movimientos inusuales antes del Cuarto Pleno
El comentarista Yang Wei observó que Zhongnanhai suele buscar la estabilidad antes de las grandes reuniones políticas. Sin embargo, esta vez, la agresiva política exterior de Beijing desafía las convenciones.
«¡Algo muy extraño está sucediendo en China!», señaló Trump en Truth Social. Yang especula que el momento de la prohibición de las exportaciones podría formar parte de una estrategia interna más amplia. Si los cambios de liderazgo son inminentes, estas drásticas acciones podrían servir como moneda de cambio en las negociaciones posteriores al Pleno con Washington, o como sabotaje por parte de facciones rivales que buscan socavar a Xi.
“Ya sea una apuesta o una trampa”, escribió Yang, “es profundamente sospechoso”.
De igual manera, el analista Zhou Xiaohui calificó la confrontación con EE. UU. como una «señal de alerta» antes del Pleno. Sugirió que la facción vacilante de Xi podría estar actuando por desesperación, provocando que Washington presione a los líderes del Partido para que conserven los títulos de Xi en aras de la «estabilidad». Otros, añadió, podrían simplemente calcular mal, aferrándose a la obsoleta creencia de que «luchar y negociar» aún puede generar concesiones por parte de EE. UU.
Un diagnóstico, no un desliz diplomático
Cuando Trump publicó en Truth Social que Xi estaba «de mal humor» y «no quiere que su país caiga en una depresión», muchos lo interpretaron como un comentario casual. Pero los analistas chinos lo interpretaron como un acto calculado de guerra psicológica. El comentarista XiaoShuoJia afirmó que las palabras de Trump causaron una «onda sísmica de choque en Zhongnanhai».
“No fue casual”, escribió Xiao. “Fue un diagnóstico, una declaración pública de que Xi es política y psicológicamente inestable”.
Según Xiao, la familiaridad de Trump con Xi —forjada a través de más de 20 intercambios directos durante su presidencia— refuerza sus palabras. «Cuando un dictador pierde el control interno», dijo Xiao, «sus decisiones se vuelven emotivas y erráticas. Trump está indicando que Xi ya no es un adversario estable, sino un hombre que se desmorona bajo presión».
Evitando el Politburó
XiaoShuoJia también señaló que, según informes, Xi omitió el procedimiento habitual al emitir la prohibición de las tierras raras. La decisión debería haber sido revisada tanto por el Comité Ejecutivo del Consejo de Estado como por el Comité Permanente del Politburó.
En cambio, Xi supuestamente lo ordenó unilateralmente, informando al primer ministro Li Qiang, al viceprimer ministro ejecutivo Ding Xuexiang y al secretario del Partido Cai Qi solo después del hecho. La medida, argumentó Xiao, subraya el aislamiento y la impulsividad de Xi: un líder que actúa movido por la emoción en lugar de por la estrategia.
«No fue una decisión política», dijo Xiao. «Fue un acto reflejo: una reacción desesperada ante los enemigos internos y el colapso de la autoridad». Añadió que el comentario de Trump sirvió como una sutil advertencia: Washington ve las fracturas internas del PCCh y apoyará la estabilidad por encima de la dictadura.
“Una vez que los líderes extranjeros te describen como alguien ‘de mal humor’”, concluyó Xiao, “pasas de ser un adversario temido a un gobernante compadecido”.
Una nueva fase de decadencia
Varias fuentes en Beijing informaron a Xiao que Xi ahora rara vez se reúne con miembros individuales del Politburó, recurriendo en cambio a intermediarios a través de la Oficina General, lo que indica un creciente desapego emocional y paranoia. «Cuando líderes extranjeros comentan públicamente sobre el estado de ánimo de un dictador», escribió Xiao, «no es una burla. Es una señal de que ha perdido el control».
A medida que se acerca el Cuarto Pleno, la incertidumbre acecha sobre si Xi presidirá abiertamente. Según informes, los líderes del partido están divididos: si Xi asiste, se arriesga a una disrupción; si se abstiene, cede el poder. Las declaraciones de Trump, según Xiao, sirven tanto como una rama de olivo para las facciones reformistas como un golpe psicológico para el círculo íntimo de Xi.
“La batalla de las tierras raras es un teatro. ‘Xi está de mal humor’ es el mensaje”, señaló Xiao, y añadió: “Y el Cuarto Pleno podría ser el enfrentamiento final de un gobernante cuyo régimen se derrumba por su propio peso”.
Por Li Jingyao
