La inmigración ilegal cayó un 64% en Italia
Las estadísticas publicadas a finales de agosto por el Ministerio del Interior italiano muestran que 41.530 inmigrantes ilegales desembarcaron en las costas del país desde principios de año.
Esta cifra representa una disminución del 64% con respecto al mismo período del año pasado, cuando se registró que 114.513 personas llegaron a las playas italianas en medio de una ola masiva de inmigrantes ilegales que cruzaban el Mediterráneo desde el norte de África, en particular Túnez. Las cifras también muestran una caída en comparación con 2022, cuando la migración ilegal todavía se veía obstaculizada por la pandemia.
También hubo una marcada diferencia en el número de llegadas de menores no acompañados, con 5.044 registrados en lo que va de año, en comparación con 18.820 en 2023.
La estrategia migratoria de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, trabajando en estrecha colaboración con la jefa de la UE, Ursula von der Leyen, para negociar acuerdos con países como Túnez y Egipto, que han colaborado para acabar con las redes de tráfico de personas a cambio de ayuda europea, ha comenzado a dar sus frutos: las cifras muestran una reducción de casi dos tercios de las llegadas ilegales respecto del año pasado.
Los acuerdos con Túnez y Libia también han dado resultados en la repatriación de inmigrantes ilegales: 5.000 de ellos ya han sido enviados de vuelta a Libia este año y 4.000 a Túnez desde enero.
Meloni también ha negociado un acuerdo bilateral con Albania, para abrir centros de tramitación de asilo y evaluar sus solicitudes manteniendo allí los solicitantes, en lugar de permitirles permanecer en Italia a la espera de una decisión.
El gobierno italiano también ha buscado fortalecer las leyes en el país, con la aplicación de mayores penalidades para los traficantes de personas y capitanes de barcos de inmigrantes, con la restricción del derecho a trabajar para algunos solicitantes de asilo y con una vehemente ofensiva contra las ONG pro fronteras abiertas, a quienes el gobierno acusa de ayudar a los traficantes de personas a transportar inmigrantes hacia Europa.
El ministro del Interior, Matteo Piantedosi, ha descrito el enfoque del gobierno como una “estrategia a 360 grados” para reducir la inmigración ilegal.
Piantedosi dijo a principios de este mes que la próxima prioridad del gobierno será lanzar “investigaciones financieras para combatir las organizaciones criminales que gestionan el tráfico de migrantes”.
Aunque la estrategia de Meloni parece estar dando resultados para Italia, éstos han coincidido con un aumento de la migración ilegal hacia otros países mediterráneos de la UE, ya que han incrementado los desembarcos en los últimos 12 meses del 155% en la España socialista de Sánchez y del 222% en Grecia, según el diario francés Le Figaro.
Marion Maréchal, eurodiputada del partido Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) de Meloni y sobrina de la política francesa Marine Le Pen, escribió en X sobre el éxito de la lucha contra la inmigración ilegal: “El método Meloni funciona. Contra la inmigración no hay nada inevitable, podemos actuar para detener la llegada de inmigrantes a las costas europeas”.
Al éxito de la política migratoria se le suma el éxito de la política económica. La desocupación en Italia ha caído al 6,5%, la más baja desde el 2008 y menor que Francia (7,5%), Suecia (8,3%) y Finlandia (8,4%), por ejemplo. Actualmente, existen más de 24 millones de puestos de trabajo, algo nunca antes visto en la historia del país italiano, y sólo en el último año los mismos han aumentado casi un millón. Se destaca el aumento del empleo para las mujeres y los jóvenes y la disminución del empleo precario, con una evidente caída de los contratos de duración determinada y un aumento similar de aquellos a tiempo indeterminado.
El aumento del empleo se debe a una medida fundamental, tomada en la Ley de Presupuesto 2024: el recorte del “cuneo fiscale”, como los italianos llaman a los impuestos que el empleador paga por cada empleado. El mismo fue reducido en un 7% para los salarios de hasta 25 mil euros anuales y 6% para aquellos de hasta 35 mil euros anuales, divididos en partes iguales entre trabajador, que vio aumentar sus ingresos, y empleador, que festejó la disminución de sus costos.
En agregado, el beneficio para los trabajadores también derivó de la reducción en la cantidad de categorías de ganancias, que pasaron de cuatro a tres, lo cual significó un importante alivio, sobre todo para los sectores de ingresos más bajos.
La reducción de impuestos creó el escenario propicio para estimular a que los empleadores tomen nuevos empleados o utilicen el dinero en inversión pura, como por ejemplo renovar maquinarias o comprar nuevos insumos, todos elementos que estimulan y ayudan al crecimiento de la economía. En otras palabras, se creó un “círculo virtuoso”.
En cuanto al PBI, sólo en el primer semestre creció un 0,9%, alcanzando el ya excelente resultado anual del 2023. Asimismo, en septiembre comienza el debate sobre la Ley de Presupuesto 2025, en la que se pretende profundizar el camino iniciado con aun más recortes de impuestos.
Vale la pena subrayar que la recaudación impositiva, debido justamente al aumento superior a las previsiones de la actividad y de la ocupación, también se incrementó por encima de lo estimado, lo cual le regala al gobierno algún recurso extra (se habla de 20 mil millones de euros) para profundizar sus políticas económicas.
El éxito de Giorgia Meloni se ve reflejado también en las encuestas: de acuerdo a SWG, Fratelli d’Italia consigue un 30,3% de intención de voto, superando el 26% que le permitió ganar las elecciones parlamentarias del 2022.
Por Candela Sol Silva para Mundo Libre Diario