​La historia de Laozi, el fundador del Daoísmo

Laozi (o Lao Tzu) es el fundador del Daoísmo y respetado autor del Dao De Jing (Tao Te Ching). Basándose en los registros históricos disponibles, la filosofía de Laozi está estrechamente relacionada con tres libros antiguos, a saber, Lian Shan escrito en la Dinastía Xia, Gui Cang en la Dinastía Yin y el Libro de los Cambios en la Dinastía Zhou.

El apellido de Laozi es Li. Su nombre de pila es Er, y su nombre de cortesía es Boyang. Se dice que sirvió como Guardián de los Archivos en la corte de Zhou, y era conocido como por ser solitario, así como también un caballero de alta moral.

Se cree que Laozi vivió entre el 600 y el 470 A.C., durante el período de los Estados Guerreros. Se dice que su padre era un general de los Song que fue engañado y asesinado en acción en el verano del 573 A.C. durante una guerra contra los Chu. El padre de Laozi dejó atrás a su esposa, dos criadas y un guardia familiar, que tuvieron que huir por sus vidas.

Cuando llegaron a Xiangyi del estado de Chen, la esposa del difunto general sintió un dolor agudo en su área abdominal. Resultó que estaba a punto de dar a luz. El guardia de la familia detuvo el carruaje al lado de la carretera, corrió a una aldea cercana y fue a buscar a una anciana para que le ayudara.

No mucho después, nació un niño, que se convertiría en el prominente Laozi muchos años después.

Según los registros históricos, cuando Laozi nació, era un pequeño bebé con una gran cabeza, cejas anchas y grandes orejas. Sus ojos eran profundos, con pupilas claras, y su nariz era alta y ancha. Se le dio el nombre de «Dan» debido a sus grandes lóbulos de las orejas.

Laozi era muy inteligente de niño. Estaba ansioso por aprender y siempre le pedía a la vieja guardia de la familia historias sobre el ascenso y descenso de un estado, de batallas entre estados, de sacrificios y adivinaciones, de observaciones astrológicas y mucho más.

Viendo la precocidad de su hijo, su madre invitó a Shang Rong a ser su maestro, que era experto en los rituales y la música de las dinastías Yin y Shang. Shang Rong era muy respetado en la familia de Laozi.

Un día, Shang Rong le dijo a Laozi: «Los seres humanos son lo más precioso entre el Cielo y la Tierra, y la humanidad está centrada alrededor de su rey».

«¿Qué es el Cielo?», preguntó Laozi.

«El Cielo es un ser puro en lo alto», respondió su maestro.

«¿Qué dosis significa ser un ser puro?».

«Un ser puro es el firmamento».

«¿Qué hay sobre el firmamento?», Laozi preguntó de nuevo.

«Un ser más puro existe allí, incluso más puro que los seres puros».

«¿Qué está por encima del ser más puro?».

«No me atrevo a hacer ninguna suposición, ya que nada ha sido transmitido por los sabios anteriores y no ha habido ningún registro de esto en los libros antiguos», dijo su maestro humildemente.

Esa noche, Laozi le hizo la misma pregunta a su madre y al viejo guardia de la familia, y ninguno de los dos pudo darle una respuesta.

Miró a la luna y a las estrellas en el cielo, perdido en sus pensamientos sobre el cielo y el cosmos. Estuvo despierto toda la noche.

Shang Rong le dijo más tarde a Laozi: «El cielo, la tierra, los humanos y una multitud de otras cosas existen en el universo. El cielo tiene sus principios y la tierra sus leyes; los seres humanos tienen una ética humana y los objetos tienen sus propiedades físicas. Por lo tanto, en el cielo, existen el sol, la luna y las estrellas en movimiento; en la tierra, existen montañas, ríos y océanos; entre los seres humanos, hay superiores e inferiores, los ancianos y los jóvenes; entre los objetos físicos, algunos son largos, otros cortos, algunos son fuertes y otros frágiles».

«¿Quién puso el sol, la luna y las estrellas en movimiento entonces?», Laozi preguntó: «¿Quién creó las montañas, los ríos y los océanos? ¿Quién clasifica a los seres humanos en esas categorías, y quién otorga a los objetos físicos sus atributos?».

«Todo está hecho por los dioses», respondió su maestro.

«¿Cómo pueden los dioses hacer todo esto?».

«Los dioses tienen el poder del cambio y el poder de la creación, por lo que pueden hacer todas estas cosas», respondió su maestro.

«¿Pero de dónde vino ese poder, y cuándo empezaron a tener estos poderes?».

«No me atrevo a hacer ninguna suposición, ya que los maestros de antes no transmitían nada al respecto y no había ningún registro sobre esto en los libros antiguos».

Por la noche, Laozi hizo la misma pregunta a su madre y al viejo guardia de la familia, pero ninguno de los dos pudo dar una respuesta.

Laozi pensó en lo que el maestro le dijo día y noche. Su mente estaba tan concentrada en el tema que se dice que no pudo saborear la comida que estaba comiendo durante tres días.

Otro día, Shang Rong le dijo: «Un monarca es aquel que actúa en nombre del Cielo; los súbditos son aquellos gobernados por el monarca. Si el monarca va en contra de la voluntad del Cielo, entonces debe ser destituido; si los súbditos se niegan a seguir al monarca, estarían cometiendo un pecado. Este es el camino del gobernante».

«Como los subditos no nacieron monarcas, puedo entender el principio para ellos. Sin embargo, si un monarca nació por voluntad del Cielo, ¿por qué iría en contra de la voluntad del Cielo?», Laozi le preguntó a su maestro.

«Los dioses confían a un monarca el cuidado de los asuntos del mundo humano en su nombre. Cuando un monarca nace, es como enviar a un general a un campo de batalla lejano, por lo que no está obligado directamente por las órdenes de su soberano. Así, un monarca a veces va en contra de la voluntad del Cielo».

«Los dioses tienen el poder del cambio y el poder de la creación. ¿Por qué no crean monarcas que actúen según su voluntad?».

«No me atrevo a hacer ninguna suposición, ya que los sabios de antaño no transmitieron nada al respecto y no había ningún registro sobre esto en los libros antiguos».

Por la noche, Laozi le hizo a su madre y al viejo guardia de la familia la misma pregunta, y de nuevo, ninguno de los dos pudo darle una respuesta.

Visitó a todos los distinguidos eruditos de Xiangyi para buscar conocimientos. Estaba tan concentrado en su búsqueda que se dice que no podía sentir la humedad de la lluvia o la sequedad del viento.

En otra ocasión, su maestro le dijo: «En cuanto a todas las cosas bajo el cielo, la armonía es la mejor opción. Sin armonía, habría guerra. En la guerra, ambos bandos sufrirían y ninguno se beneficiaría. Por lo tanto, beneficiar a otros es de hecho beneficiarse a uno mismo, y dañar a otros es equivalente a dañarse a uno mismo».

«Perder la armonía causa un gran daño a la gente. Así que, ¿por qué el monarca no hace algo al respecto?», Preguntó Laozi.

«Cuando la gente se pelea entre sí, solo trastorna un poco la armonía; el desastre es insignificante, y el monarca puede ocuparse de ello. Si la lucha es entre estados, entonces la armonía se derrumba, y el desastre es enorme. Si es el monarca quien tiene la culpa, ¿cómo puede resolverlo?», respondió su maestro.

«Si el monarca no puede manejarlo, ¿por qué no se ocupan los dioses de ello?».

«No me atrevo a hacer ninguna suposición, ya que los sabios de antaño no transmitieron nada al respecto y no había ningún registro sobre esto en los libros antiguos».

Por la noche, Laozi le hizo a su madre y al viejo guardia de la familia la misma pregunta, y tal como en veces pasadas, ninguno de los dos pudo darle una respuesta.

De nuevo, fue a visitar a todos los distinguidos eruditos de la zona y leyó todos los libros disponibles en Xiangyi para buscar una respuesta. Estaba tan obsesionado que se decía que no podía distinguir el calor o el frío de la temperatura exterior.

Pasaron tres años. Un día, Shang Rong fue a ver a la madre de Laozi y le dijo: «Mi conocimiento es demasiado superficial para seguir enseñando a su hijo, que es muy inteligente. Estoy aquí para despedirme, no porque no quiera enseñarle más o porque su hijo no sea lo suficientemente diligente, sino porque ya le he enseñado todo lo que sé, y aun así no es suficiente para satisfacer su interminable sed de conocimiento».

«Me resulta muy difícil continuar», continuó el profesor. «Su hijo es un chico con aspiraciones de largo alcance. Xiangyi es solo una región remota. Si usted quiere pulir su extraordinario potencial, debe enviarlo a la capital, Zhou, donde hay abundancia de libros y una gran cantidad de eruditos. Es una tierra sagrada bajo el cielo; no podrá lograr gran éxito sin ir allí».

La madre de Laozi se preocupó al oír estas palabras y pensó: «Laozi solo tiene 13 años. Es un desafío para nosotros incluso volver a la capital de Song, ni hablar de ir a la capital de Zhou. Además, es mi único hijo. ¿Cómo puedo dejarle llegar tan lejos solo?».

Notando su preocupación, Shang Rong dijo: «En realidad, un amigo mío es un erudito que trabaja en el colegio imperial de la corte de Zhou. Es muy conocedor y de mente abierta. Aprecia a la gente con talento y respeta a los que tienen virtud. Pasa su vida educando a los jóvenes y se complace en ayudar a la gente; siempre recomienda gente talentosa a la corte».

«Ha tomado un número de prodigios bajo su ala, niños con talento seleccionados de hogares comunes, proporcionándoles pensión completa y tratándolos como sus propios hijos», continuó el maestro.

«Mi amigo ha oído hablar de su hijo y hace tiempo que quiere conocerlo. Algunos de sus sirvientes vinieron el otro día y me transmitieron un mensaje, diciendo que podían llevar a su hijo a la capital de Zhou. Esta es una oportunidad muy valiosa. Por favor no la pierda».

La madre de Laozi se sintió abrumada por la noticia, y tuvo sentimientos encontrados. Se sentía feliz de que su hijo tuviera la oportunidad de ir a Zhou por recomendación de su maestro, pero al mismo tiempo, también se sentía triste de tener que separarse de su joven hijo.

Tres días después, la madre de Laozi y su maestro lo despidieron cuando se fue a Zhou con los sirvientes del erudito.

Después de que Laozi llegó a Zhou, fue admitido en el colegio imperial y estudió todas las disciplinas del conocimiento, incluyendo astronomía, geografía y ética. Leyó una amplia gama de libros, como el Libro de las Canciones, el Libro de la Historia, el Libro de los Cambios, el Clásico de los Ritos y el Libro de la Música. También estudió reliquias culturales, varios decretos, reglamentos y libros de historia.

Laozi hizo grandes progresos y se convirtió en secretario de la Cámara de Archivos de la corte de Zhou tres años más tarde, por recomendación del erudito que lo acogió.

Este puesto le permitió acceder a una enorme colección de clásicos, ensayos y libros. Laozi no podría estar más feliz, se enterraba cada día en un mar de libros, rituales y música, así como la esencia de los principios morales y éticos.

Tres años después, fue promovido al puesto de Guardián de los Archivos de la corte real de Zhou.

Artículo publicado originalmente en Minghui.org

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