La Gran Muralla: El mayor símbolo de grandeza de la cultura tradicional china

La Gran Muralla China, no es una simple pared que divide una frontera. Además de estar catalogada como una de las más importantes obras de ingeniería de la historia, la mega estructura carga con un poder simbólico enorme sobre lo que significó la cultura tradicional china.

La construcción de la enorme muralla comenzó oficialmente en el año 221 a.C. durante la dinastía Qin, bajo las órdenes del emperador Qin Shi Huang, quien mandó a construir un muro en la frontera Norte del territorio hoy conocido como China.

Contando sus ramificaciones y construcciones secundarias, se calcula que tiene unos 21.200 km de largo, en promedio mide entre 6 y 7 metros de alto y de 4 a 5 de ancho.

Desde su surgimiento y hasta la actualidad, la Gran Muralla además de funcionar durante siglos como una implacable estrategia de defensa que impidió el ingreso ilegal de extranjeros al territorio, representa una gran demostración de poder y de unidad contra los foráneos. 

En esa unidad se concentra la sabiduría ancestral de la tradición China que, a pesar de estar compuesta originalmente por un sinnúmero de feudos y gobiernos marcados por grandes diferencias, supieron convivir y desarrollarse mutuamente alimentándose de sus raíces y puntos en común, formando una enorme nación protegida por ejércitos nobles y fuertes que utilizaron la Gran Muralla para marcar sus límites contra el enemigo.

Entre los siglos XVIII y XX, la Gran Muralla se popularizó como el emblema más común de China para el mundo occidental, y se estableció como símbolo de manifestación de fuerza y poder contra las influencias y amenazas extranjeras.

Historia de la Muralla

La Gran Muralla China es una antigua serie de muros y fortificaciones, que en total suman más de 20 mil kilómetros de largo. Sin duda es uno de los símbolos más reconocidos de la antigua China y su larga y vívida historia. 

La mega obra fue concebida originalmente por el emperador Qin Shi Huang en el siglo III a.C. con el objetivo de prevenir las incursiones de los nómadas bárbaros Xiongnu y otros que abundaban en la región.

Pero la sección más conocida y mejor conservada de la Gran Muralla se construyó entre los siglos XIV y XVII d. C., durante la dinastía Ming. 

En más de 2 mil años de historia, solo en contadas ocasiones, la Gran Muralla no logró impedir completamente el ingreso de los invasores en territorio chino. Por lo que se afirma que en términos generales cumplió su objetivo como estrategia militar y poderoso símbolo de fuerza de la civilización china.

Durante los años 1000 y 250 a.C, China estuvo dominada por un sistema de feudos o estados dirigidos por príncipes, todos reunidos bajo los reyes de la dinastía Zhou.

Muchos de estos feudos se desarrollaron y adquirieron relativa independencia provocando algunos conflictos entre sí, dando origen al llamado período de los Reinos Combatientes.

Los pueblos nómades de Mongolia y Manchuria, aprovechando la debilidad del imperio chino provocada por la fragmentación de sus reinos, no perdieron oportunidad para atacar y avanzar en territorio chino.

En consecuencia, varios reinos en el norte de la región levantaron importantes muros fronterizos para mantener protegida a su población, generando pequeñas fortalezas aisladas entre sí.

En el 221 a.C., Qin Shi Huang conquistó todos los estados que se le oponían logrando unificar nuevamente a China y dando origen a la dinastía Qin

Rápidamente ordenó destruir las murallas que dividían su imperio y ordenó la construcción de una gran muralla que conectaría las fortificaciones existentes a lo largo de la frontera norte.

La construcción del “Wan Li Chang Cheng”, o Muro de 10 mil Li de longitud, fue uno de los proyectos de construcción más ambiciosos jamás emprendidos por ninguna civilización. El famoso general chino Meng Tian fue el director original del proyecto y según los registros históricos utilizó un ejército masivo de soldados, convictos y plebeyos como trabajadores.

Historiadores de la época aseguran que cerca de 400 mil trabajadores murieron durante la construcción y muchos de estos fueron sepultados dentro del propio muro.

Las dinastías posteriores llevaron adelante diversas políticas hacia la defensa de la frontera norte. Los Han (202 a.C. – 220 d.C.), los Qi del Norte (550–574), los Jin (1115-1234) y, en particular, los Ming (1369–1644) fueron los que activamente reconstruyeron y expandieron los muros.

Movilizando a millones de trabajadores durante siglos, las dinastías mencionadas reconstruyeron y avanzaron la Gran Muralla también hacia el oeste logrando una mayor defensa contra los pueblos invasores.

Por el contrario, las dinastías Tang (618–907), Song (960–1279), Yuan (1271–1368) y Qing (1644-1912) no construyeron muros fronterizos, sino que optaron por otras soluciones como campañas militares y la diplomacia para enfrentar las amenazas provenientes desde el interior de Asia.

La Gran Muralla tal como se conoce hoy, es principalmente el producto del trabajo realizado durante la dinastía Ming, particularmente desde que se decidió, a partir de 1474, reconstruir la mayor parte de los muros modificando su revestimiento original con piedras y ladrillos.

Los gobernantes Ming adoptaron una postura mayoritariamente defensiva, y su reforma y ampliación de la Gran Muralla fue clave para esta estrategia.

La Gran Muralla se dividió en líneas sur y norte, denominadas respectivamente Muros Interior y Exterior. Se colocaron “pasos” estratégicos tipo fortalezas y puertas a lo largo del muro; los pasos de Juyong, Daoma y Zijing, más cercanos a Beijing, se denominaron los Tres Pasos Interiores, mientras que más al oeste estaban Yanmen, Ningwu y Piantou, los Tres Pasos Exteriores.

¿De dónde surge la necesidad de crear una muralla?

Básicamente la necesidad de establecer un muro surge de los conflictos surgidos a raíz de los constantes intentos de los pueblos nómadas de Asia Central por penetrar en el territorio hoy llamado China. 

Chinos y nómades a pesar de su cercanía e incluso ciertas similitudes físicas, estaban divididos por una línea geográfica que marca una gran diferencia topográfica y de clima que dio origen a distintos modos de desarrollo y costumbres sociales.

Las condiciones climáticas y los suelos fértiles permitieron que los chinos desarrollaran la agricultura desde tiempos remotos, incluso con complejos sistemas de riego que les permitieron expandirse siguiendo el rumbo de los ríos. Esto requería mano de obra colectiva y organizada que debía depender de un aceitado sistema burocrático que conectaba el poder entre las ciudades feudales, según se reporta en los análisis realizados por el especialista en China Karl August Wittfogel.

Estas ciudades se fueron combinando para convertirse en estados y feudos, que eventualmente se unieron para pasar a ser parte de los diversos imperios que dominaron en China.

Siguiendo este modelo, los muros no solo envolvieron las ciudades, sino que también bordearon las fronteras de los estados feudales y, finalmente, todo el imperio chino, buscando protegerse de los intentos de avance de las sociedades nómadas del norte.

Del otro lado de la división geográfica la realidad climática y topográfica es muy diversa. Una gran estepa dificultó la producción de cultivos y favoreció el desarrollo de una economía pastoril.

Los rebaños de animales son migratorios por naturaleza, por lo tanto, el mismo camino debían seguir aquellos que pretendían vivir de su producción. Así surgieron los famosos pueblos nómades de Asia Central, incompatibles con el modelo económico agricultor de la antigua china.

Pero a medida que la población de la estepa crecía, la economía pastoril por sí sola no podía mantener a la población y resultaba imprescindible desarrollar alianzas tribales mediante recompensas materiales con los pueblos ligados a la agricultura y al desarrollo de otras tecnologías como el hierro y la madera. 

Las relaciones que comenzaron como alianzas estratégicas, muchas veces finalizaban en conquistas y usurpaciones, generando grandes pérdidas y preocupaciones a los imperios chinos por sus vecinos del norte.

Mongolia, allí donde se concentra el enemigo

La principal preocupación de la China antigua fue la región hoy conocida como Mongolia, ubicada entre el sur de Rusia y el norte de China. Allí se concentraron las tribus nómades enemigas más feroces de la región. Entre las que se destacan los xiongnu, los xianbei, los khitan y los mongoles.

Desde la creación de la Muralla, China ha logrado mantener controlados a los diversos pueblos mongoles que se organizaban parcialmente para intentar avanzar sobre China.

Pero todo cambió a partir del siglo VIII. Hasta ese entonces se hallaban divididos en muchas tribus, con una intensa lucha interior por mantener su reinado y la dominación de una tribu sobre otra.

La organización entre los diversos pueblos fue creciendo hasta que surgió la figura de un destacado líder tribal, Temujin (1167-1227), hijo de Esugey Baatar, quien sucedió a su padre a los trece años como jefe tribal y logró una consolidada unificación de todos los mongoles proponiendo lanzarse a la conquista de todo el mundo, formando en 1206 el estado mongol y proclamándose como el autentico gran rey del imperio mongol bajo el nombre de Gengis Kan.

En contra de la costumbre, Temujin puso aliados competentes en lugar de parientes en puestos clave y ejecutó a los líderes de las tribus enemigas mientras incorporaba a los miembros restantes a su clan. 

Gracias a sus aptitudes como guerrero y sus dotes para ganarse fieles aliados, supo disciplinar a su gente y unificar bajo su mando a todos los mongoles. 

Así fue como Gengis Kan y sus sucesores más inmediatos conquistaron prácticamente la totalidad de Asia y la Rusia europea, enviando ejércitos incluso a sitios tan lejanos como la Europa Central o el sureste asiático. 

El nieto de Gengis Kan, Kublai Kan, fue quien por primera vez logró sortear la Gran Muralla y penetrar en lo profundo del territorio chino hasta lograr tomar el poder y conquistar la gran China fundando la dinastía Yuan (1279-1368). 

Durante este período China ganó un gran reconocimiento en Europa debido a los escritos de Marco Polo y otros viajeros que transitaban por el enorme país en el comercio desarrollado por la ruta de la seda.

La dinastía Yuan fue la primera dinastía en la que toda China estuvo controlada por un pueblo no Han, los mongoles. La Gran Muralla había hecho un buen trabajo al preservar el territorio durante 1500 años. Pero como era de esperar, dejó de cumplir su función durante la dinastía Yuan, ya que China y Mongolia se convirtieron en parte de un solo territorio. 

Cabe destacar que la Muralla no falló en sus funciones en el avance mongol sobre China, sino más bien fue la astucia utilizada por Gengis Kan quien supo negociar con los pueblos gobernantes que custodiaban los ingresos de la Muralla, aprovechándose de los conflictos internos que vivía en ese entonces la dinastía Song, lo que le permitió atravesar la muralla casi sin utilizar la fuerza para luego invadir toda China.

La obra de ingeniería más grande de la historia

No es casual que la Gran Muralla China haya logrado detener el avance de poderosos ejércitos y haya servido de escudo para mantener el poder de las distintas dinastías que se desarrollaron en China bajo la amenaza constante de las fuerzas externas. 

Además de su imponente tamaño en alto, ancho y desde luego, en largo, la poderosa estructura que mantiene en pie a semejante patrimonio es producto de una obra de ingeniería envidiable aún hoy, con el desarrollo tecnológico con que se cuenta en el siglo XXI.

Si bien es cierto que muchos sectores fueron bien mantenidos por las diversas dinastías, hay otros que prácticamente no tuvieron más intervenciones desde su creación y sin embargo continúan perfectamente sólidos habiendo pasado más de 2 mil años en algunos casos. 

Una sección sobreviviente de un muro tan antiguo, en la provincia de Shandong, está hecha de tierra compactada llamada «tierra apisonada» y se estima que tiene 2500 años. Esta mezcla utilizada no es otra cosa que la mezcla de tierra, arcilla y rocas empaquetadas como material de construcción en sus justas proporciones, sumado al trabajo humano que con mucho sacrificio la colocó y comprimió para garantizar la adherencia y dureza del material.

Las primeras partes del muro utilizaron en mayor proporción esta tierra apisonada y madera del lugar. Con el paso del tiempo estas primeras tiradas de muros fueron unificándose y en algunos tramos fueron fortificadas utilizando ladrillos, granito de cantera o incluso bloques de mármol. A lo largo del muro se puede visualizar cómo, a medida que transcurrió el tiempo y se descubrieron nuevas tecnologías constructivas y nuevos materiales, se fueron incorporando y adaptando a lo ya construido.

Zhu Yuanzhang, quien se convirtió en el emperador Hongwu, tomó el poder en 1368 d.C. dando origen a la dinastía Ming, famosa por sus destacados avances en las artes de la cerámica y la pintura. 

Los emperadores Ming levantaron torres de vigilancia y plataformas aportando su propia impronta a la muralla. La mayoría de las imágenes del muro conocidas popularmente muestran construcciones en piedra realizadas durante la dinastía Ming.

La Gran Muralla es una obra única en el mundo principalmente debido a que conserva íntegramente todos los elementos materiales, espirituales y la información histórica y cultural que conllevan su destacado valor universal. Se ha conservado hasta nuestros días el recorrido completo a lo largo de sus más de 20 mil kilómetros. 

También es destacable que los elementos utilizados, así como sus métodos de construcción de diferentes épocas y lugares se han mantenido hasta la actualidad.

Reconocimiento de la UNESCO como patrimonio de la humanidad 

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura, conocida abreviadamente como UNESCO por sus siglas en inglés,​ es un organismo especializado de las Naciones Unidas con el supuesto objetivo de orientar a las naciones hacia una mayor modernización y desarrollo productivo manteniendo la identidad y diversidad cultural de los pueblos. 

Si bien ha recibido muchas críticas durante los últimos años por su dudosa neutralidad a la hora de emitir informes y valorar culturas y tradiciones, continúa siendo una opinión con cierto prestigio internacional a la hora de evaluar monumentos históricos.

Así es como desde 1987 la UNESCO ha decretado a la Gran Muralla China como Patrimonio de la Humanidad, destacando en ella el reflejo de la colisión y los intercambios entre civilizaciones agrícolas y civilizaciones nómadas de la antigua China.

Además, el informe asegura que la Muralla proporciona evidencia física significativa del pensamiento político estratégico con visión de futuro y las poderosas fuerzas militares y de defensa nacional de los imperios centrales en la antigua China, demostrando un ejemplo sobresaliente de la arquitectura militar, la tecnología y el arte soberbio de la antigua China. Encarnando un significado sin precedentes como símbolo nacional para salvaguardar la seguridad del país y su gente.

La Gran Muralla tiene un significado simbólico incomparable en la historia de China. Su propósito era proteger a China de la agresión exterior, pero también preservar su cultura de las costumbres de los bárbaros extranjeros y sin duda la Muralla ha logrado cumplir con sus cometidos durante siglos. 

El PCCh y la Muralla en la actualidad

La Gran Muralla ha demostrado ser un verdadero escudo físico para mantener viva la tradición del pueblo chino, impidiendo el avance de ejércitos invasores y bárbaros malhechores. 

Sin embargo, nada pudo hacer contra el espectro comunista que ingresó de forma invisible utilizando la maldad de ciertas personas y se diseminó como un virus a través de la fuerza y la opresión durante el siglo XX.

El espectro comunista se filtró dentro de China y tomó su forma murallas adentro, bajo el nombre del Partido Comunista Chino (PCCh). Lejos de preservar la tradición del pueblo más antiguo del mundo, tal como lo ha hecho la muralla durante más de dos mil años, el PCCh se ha empeñado en destruir cada signo que refleje culturas y creencias ancestrales.

Sin embargo, como una más de sus tantas contradicciones, el PCCh continúa utilizando la Gran Muralla como un símbolo de grandeza para amedrentar a sus enemigos y demostrar su poder.

A modo de ejemplo, en febrero de 2021 las acusaciones de ciertos sectores de la comunidad internacional al destacar la responsabilidad del régimen chino en la pandemia provocada por el coronavirus de Wuhan, despertaron la ira del líder Xi Jinping quien declaró que las fuerzas extranjeras nunca “nos coaccionarán y esclavizarán”, y agregó: “Cualquiera que se atreva a tratar de hacerlo tendrá sus cabezas golpeadas sangrientamente contra la Gran Muralla de acero forjada por más de 1.400 millones de chinos”.

Hoy, el régimen chino se presenta al mundo como un estandarte de grandor, fortaleza y protección de su pueblo, tal como lo ha hecho la Gran Muralla China. Sin embargo, lejos de ser un faro de protección, es la mayor fuente de opresión, persecución y totalitarismo de la historia, además de ser el responsable de destruir en pocas décadas las tradiciones que la Muralla protegió durante más de dos mil años.

Por Andrés Vacca

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