La FDA admite que la vacuna COVID conduce a un riesgo «significativamente elevado» de convulsiones en niños pequeños

La más reciente investigación de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) señala un aumento significativo en el riesgo de convulsiones febriles en niños pequeños después de recibir la vacuna COVID-19.

Según el estudio, los niños experimentaron un incremento de 2.5 veces en este tipo de convulsiones dentro de las 24 horas posteriores a la inoculación con la vacuna de Moderna, en comparación con el mismo grupo de niños entre ocho y 63 días después de la vacunación. Asimismo, se reportaron 88 casos de convulsiones febriles después de la vacuna de Pfizer en el grupo de estudio.

El informe destaca que, en una serie de casos autocontrolados que incluyó a niños de 2 a 5 años provenientes de tres bases de datos de seguros comerciales, la incidencia de convulsiones febriles se elevó significativamente en el día posterior a la administración de la vacuna mRNA-1273 de Moderna. Sin embargo, se enfatiza que el riesgo absoluto de este efecto secundario es pequeño y que el perfil de seguridad de las vacunas de ARNm sigue siendo favorable para su uso en niños pequeños.

Estos hallazgos generan inquietudes adicionales sobre la seguridad de las vacunas, especialmente considerando los diversos efectos secundarios graves que han sido reportados, a pesar de la promoción del establishment médico sobre su seguridad y eficacia.

El año pasado, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) incluyeron la vacuna COVID-19 en el calendario de vacunación de rutina para niños y adolescentes, lo que implica su administración a millones de niños y jóvenes. Aunque se reconoce comúnmente que el COVID-19 no representa una amenaza significativa para los jóvenes, la decisión de integrar la vacuna en el calendario de vacunación ha sido cuestionada.

A diferencia de la mayoría de las vacunas, las inyecciones de COVID-19 no han demostrado prevenir la transmisión del virus, lo que significa que el virus ha continuado propagándose a pesar de la vacunación. A pesar de ello, las empresas farmacéuticas como Pfizer y Moderna han defendido su eficacia para prevenir enfermedades graves.

Recientemente, los CDC han equiparado la gravedad de la COVID-19 con la gripe y han llamado a un enfoque unificado para abordar ambas enfermedades. Sin embargo, continúan instando al público a vacunarse y recibir refuerzos para -según ellos- prevenir casos graves, hospitalizaciones y muertes.

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Redacción Mundo Libre
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