La cuestión de la fe desempeña un importante papel en las culturas
La fe, o xin yang en chino, tiene una larga historia. También desempeña un importante papel en la formación de la cultura de la sociedad actual.
Santo Tomás de Aquino (1225 – 1274), un gran sacerdote de Italia, dijo que Dios era la fuente de la razón natural y de la fe. «La fe es una cualidad, dado que es una virtud, es decir, una cualidad buena de la mente», escribió. «…la fe es un hábito de la mente por la que la vida eterna empieza en nosotros, un hábito que hace que el intelecto acceda a las cosas que no son aparentes».
William James, conocido como el padre de la Psicología estadounidense, creía que la fe forma parte de nuestra sociedad. «Un organismo social de cualquier tipo, grande o pequeño, es lo que es porque cada miembro procede a su propio deber con la confianza de que los demás miembros harán simultáneamente el suyo», escribió en un artículo de 1896 titulado, La voluntad de creer. «Siempre que un resultado deseado se logra por la cooperación de muchas personas independientes, su existencia como un hecho, es una consecuencia pura, de la fe precursora entre unos y otros, de aquellos inmediatamente interesados».
En China, el término xin yang (fe) procede originalmente del sánscrito en el Budismo. Se refiere a «la creencia y la admiración de Buda, dharma (Ley) y sangha (la comunidad budista) sin ninguna duda». De hecho, China tiene una rica historia de fe. Además del budismo, cuenta con el taoísmo, el confucianismo y otros sistemas de creencias. Durante miles de años, estos sistemas de creencias han proporcionado una guía espiritual y una base moral a personas de cualquier ámbito social.
Confluencia de culturas
Quiénes somos, ha sido una pregunta eterna que se ha planteado la humanidad. «El alma del hombre es inmortal e imperecedera», señaló Platón. «Para que el hombre tenga éxito en la vida, Dios le proporcionó dos medios: la educación y la actividad física. No van separados -uno para el alma y otro para el cuerpo- sino van los dos a la vez. Con estos medios, el hombre puede alcanzar la perfección», explicó.
En Oriente, los antiguos sabios no solo fomentaron la cultura china, sino que también influyeron en otras civilizaciones. Un ejemplo fue el Tao Te Qing por Lao Zi (también conocido como Lao Tzu). «Para mí, es una guía tan importante en términos de ética moral personal, como lo es la obra de Platón», escribió en 2017 el escritor y productor estadounidense Viggo Mortensen en una reseña para el New York Times. «Otra cara de la misma moneda. Las lecciones atemporales que se pueden tener de Platón y Lao Tzu se refuerzan mutuamente en muchos aspectos».
De hecho, el Tao Te Qing era muy conocido en Alemania en el siglo XVI. Tras la primera traducción al alemán en 1870, hubo hasta 102 traducciones solo en alemán. El filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770 – 1831), por ejemplo, estuvo muy influenciado por Lao Zi. Con cientos de versiones de traducción combinadas, el Tao Te Qing se convirtió en una de las obras literarias más traducidas en la historia de la humanidad.
Gottfried Wilhelm Leibniz (1646 – 1716), el matemático alemán que desarrolló el cálculo, independientemente de Isaac Newton, tenía un gran interés por la cultura china. Al ver la traducción al latín de Hetu (Carta del Río Amarillo) y de Luoshu (Inscripción del Río Luo), quedó maravillado y exclamó que se trataba de un profundo misterio del universo. Inspirado por el I Ching, avanzó en la dialéctica e inventó el sistema numérico binario que se utiliza en el sistema informático actual.
De hecho, personas de todas las culturas han buscado el sentido de la vida y la felicidad eterna. Los sistemas de creencias rectos no solo conducen a las personas en la dirección correcta, sino que también las guían con valores morales más altos y una mejor conducta en la sociedad.
Escasez de fe bajo el comunismo
Según las estadísticas publicadas en 2018, había unos 2.300 millones de seguidores del cristianismo, lo que suponía alrededor del 32% de la población mundial. Cuatrocientos millones de personas, el 7% de la población mundial, creían en el budismo. Los datos actualizados en 2022 indicaban que el 80% de la población mundial sigue algún sistema de fe. Entre ellos, los cristianos, los budistas, los judíos y los taoístas representan aproximadamente la mitad de la población mundial. Cada vez más personas de todo el mundo han encontrado el sentido de la vida a través de sus sistemas de fe.
Pero no todos los países son iguales. En la China comunista, por ejemplo, solo el 7% de la población tiene sistemas de creencias. Como dijo Confucio: «Los que no tienen una visión a largo plazo se enfrentan a preocupaciones a corto plazo». Los filósofos occidentales también se dieron cuenta de esta situación. «En primer lugar, nadie es feliz, sino que todo el mundo se esfuerza a lo largo de su vida por una supuesta felicidad que rara vez se alcanza, y aun si se alcanza, es solo para decepcionarse», escribió el filósofo alemán Arthur Schopenhauer.
Como resultado, muchas personas en China moderna no tienen fe y en su lugar persiguen el dinero y la lujuria, con frecuencia a costa de perjudicar a los demás. Esto no solo ha socavado a China, sino que también ha puesto en peligro al mundo.
Siguiendo las tradiciones
En el 7% de la población china que tiene sistemas de fe, se encuentran los practicantes de Falun Dafa, un sistema de meditación también conocido como Falun Gong, que se basa en los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Fue presentado al público en 1992 por el Sr. Li Hongzhi, y desde entonces la práctica ha atraído a unos 100 millones de practicantes de todos los ámbitos de la sociedad. Los practicantes de Falun Gong se esfuerzan por ser buenos ciudadanos siguiendo los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Incluso después de que el Partido Comunista Chino (PCCh) lanzara una campaña nacional contra Falun Gong debido a su popularidad, los practicantes han permanecido serenos y determinados a seguir su fe recta.
Uno de los artículos de la serie «Celebrando el Día Mundial de Falun Dafa» de este año, describe cómo Falun Dafa cambió a una mujer rebelde y esposa fiera, a alguien siempre considerada con los demás. Como era compasiva con todo el mundo, incluidos sus familiares, los compañeros de trabajo, los vecinos, y la gente que la rodeaba, todos ellos estaban profundamente conmovidos por los cambios que veían en ella. Su sobrino le dijo al marido de ella: «Estoy orgulloso de mi tía (refiriéndose a la practicante) como practicante de Falun Gong. Trata bien a todo el mundo. Los practicantes de Falun Gong son lo mejor».
La fe es la que nos hace vivir, decía Antoine Augustin Cournot, filósofo, matemático y economista francés, quien creía que nuestra curiosidad por lo sobrenatural y lo milagroso es lo que da vida. Es decir, es por lo que en verdad deseamos vivir.
Eso explica por qué los practicantes de Falun Gong se mantienen firmes en su fe a pesar de 25 años de brutal persecución por parte del PCCh. Después de todo, nuestro mundo necesita Verdad-Benevolencia-Tolerancia.