La Corte Suprema avala la política de Trump sobre pasaportes con sexo biológico

En una decisión considerada una victoria legal significativa para el presidente Donald Trump, la Corte Suprema de Estados Unidos autorizó este jueves que el Departamento de Estado mantenga en vigor la política que impide a los ciudadanos transgénero modificar el marcador de sexo en sus pasaportes para reflejar su «identidad de género».

El fallo, adoptado por una mayoría de 6 votos contra 3, permite que continúe aplicándose la norma impulsada por la actual administración, en tanto se resuelven los litigios pendientes en tribunales inferiores. Con esta resolución, el máximo tribunal suspendió decisiones previas que habían bloqueado la medida por considerarla basada en “prejuicios irracionales”.

Argumentos del fallo

En una decisión, la mayoría de la Corte sostuvo que mantener el sexo biológico en los pasaportes “no vulnera los principios de igualdad ante la ley más que indicar el país de nacimiento”, señalando que el documento “refleja un hecho histórico y verificable, sin implicar trato discriminatorio”.

Si bien los votos individuales no fueron detallados, la división 6-3 siguió las líneas ideológicas habituales del tribunal, con los jueces conservadores respaldando la posición del Gobierno y los tres magistrados liberales en disidencia.

Las juezas Ketanji Brown Jackson, Elena Kagan y Sonia Sotomayor expresaron su desacuerdo en una opinión conjunta. Jackson calificó el fallo como “una perversión inútil pero dolorosa” y sostuvo que el tribunal “evadió una resolución equitativa evidente” al permitir que el Gobierno mantenga una política que, en su opinión, “carece de justificación racional”.

Argumentos del Gobierno

El procurador general D. John Sauer defendió la decisión del Ejecutivo, alegando que las cortes inferiores “invadieron la autoridad constitucional del presidente en materia de política exterior” al intervenir en la regulación de los pasaportes.

Sauer argumentó que el retorno al marcador basado en el sexo de nacimiento es una medida administrativa legítima, destinada a mantener la consistencia de los documentos oficiales y evitar controversias diplomáticas. Según explicó, la norma “no discrimina ni vulnera derechos”, sino que busca establecer criterios uniformes para la identificación internacional de los ciudadanos estadounidenses.

Con esta política, los pasaportes estadounidenses volverán a reflejar únicamente el sexo asignado al nacer, eliminando la opción “X” que había sido incorporada durante la administración de Joe Biden.